DÍA 7. PUEBLA. 31 DE AGOSTO
Madrugamos, a las 7.50, para hacer las maletas y salir hacia Puebla, una de las grandes desconocidas del país azteca. Está muy cerca del DF, a unos 70 kilómetros, y tiene como un millón de habitantes y una extraordinaria arquitectura colonial.
Madrugamos, a las 7.50, para hacer las maletas y salir hacia Puebla, una de las grandes desconocidas del país azteca. Está muy cerca del DF, a unos 70 kilómetros, y tiene como un millón de habitantes y una extraordinaria arquitectura colonial.
Cogemos un taxi en el hotel para ir hasta la terminal de autobuses TAPO. Vale 130 pesos (le damos 150 porque no tiene cambio). Nos indica un lugar seguro para bajar, cogemos los billetes (112 pesos cada uno) y a los dos minutos arranca el bus. Es super cómodo, con asientos gigantes y nos ponen una película y todo, Ironman. En una hora y cuarenta minutos, tras divisar el volcán Popocatepetl desde un Estrella Roja de primera clase, estamos en Puebla.
Allí cogemos un taxi seguro en una ventanilla (47 pesos, el precio varía según las zonas de la ciudad) y nos lleva hasta el Hotel Puebla Plaza (31 euros por noche). El taxista nos dice que la ciudad es mucho más segura que México DF, pero aunque se ve más pequeña, hay mucho tráfico también y mucha gente por la calle.
Llegamos al hotel, situado junto a la catedral, y nos sorprende que la entrada es preciosa, muy rústica, con balconcillos… la habitación también está bien pero no hay ni secador ni toallas. En fin, esto es México. A las 14.00 salimos a comer y conocer la ciudad. Puebla tiene un gran encanto, al menos el centro histórico.
Compramos por fin un secador en una especie de bazar (234 pesos) y echamos la siesta para recuperar fuerzas del madrugón. Ya por la noche vamos a cenar cerca del hotel, a una cantina que se llama La Matraca. Fue la sede del Correo de Puebla hasta el año 1822 dando servicio a la Corona de España y de la ciudad de La Habana. Ya funcionaba en 1580, según nos dijeron. Yo como una tartera de queso fundido con chorizo y tortas, y una cerveza Sol con tan buena suerte que en bebida hay dos por uno. Mi novia toma una ensalada mixta. Para postre, compartimos una cajeta de galletas, que están de dos en dos como rellenas de mermelada. Sin más (158 pesos la cena).
Ameniza la cena un músico, Arturo Zenemig, que canta muy bien. También se suben a cantar un par de espontáneos y también lo hacen bien (parecen todos profesionales). Cantan composiciones de Serrat, la de Antonio Banderas de la película de mariachis… En definitiva, pasamos un rato muy agradable antes de dormir.
DÍA 8. PUEBLA. 1 DE SEPTIEMBRE
Nos levantamos para las 9.00 y salimos a desayunar a un sitio que se llama The Italian Coffee (después descubrimos que era una franquicia que bien se podría importar a España). Yo como un pastel de chocolate y flan, y ella otro de queso. Además, yo bebo un frappé capuchino frío que estaba buenísimo, y ella un capuchino de medio litro por lo menos.
Hacemos tiempo para coger el bus al Africam Safari (208 pesos) en la oficina de turismo del zócalo. Lo cogemos a las 11.30 y nos lleva hasta allá, a 15 kilómetros de Puebla. Allí cogemos otro autobús para recorrer, con un guía, todo el parque, que está muy bien porque hay de todo tipo de animales: elefantes, monos, tigres, leones y así hasta 300 especies en total.
Comemos en el Mc Donald's (90 pesos) y a las 20.00 salimos a dar una vuelta, que hace buena noche. Mi chica se compra una sudadera (200 pesos) y hacemos fotos nocturnas del centro histórico de Puebla. Llama la atención que no se puede fumar ni en los porches de muchos bares y que Internet, por fin, es gratis en algún sitio: en la oficina de turismo del zócalo.
Decidimos volver a cenar a La Matraca tras el buen sabor de boca del primer día. Hay un gran ambiente y un tío que canta genial, se llama Lukas. Se lanza con "Bailar pegados", "Y nos dieron las diez...", también se suben espontáneos que quieren conquistar a sus chicas y hay, otra vez, dos por uno en cerveza. Yo como (tomo) ensalada de nopales y chicharrón, y ella queso con chistorra y tortas. Está todo muy bueno y cenamos por 195 pesos (apenas unos 10 euros). Nos vamos a dormir, que mañana cambiamos de ciudad. Nos vamos con la sensación de que un día en Puebla, si se aprovecha bien, es suficiente. Es una ciudad con un encanto especial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario