viernes, 8 de abril de 2011

VENECIA 2011 (3ª PARTE)

DÍA 3. 3 DE ABRIL. VENECIA (ITALIA)

Hoy es nuestro último día en Italia, pero la mañana va a ser larga y queremos aprovecharla. Desayunamos en el hotel y nos vamos para Venecia ya con las maletas para el regreso a casa. Las dejamos en la consigna de la estación de tren de Venecia, en Santa Lucía (4 euros cada bulto por 5 horas) y volvemos a recorrer la isla en vaporetto.


Como tampoco nos sobra el tiempo y para las 2 tenemos que coger el bus de vuelta al aeropuerto de Venecia, damos una última vuelta por la zona de San Marcos, sacando fotos y disfrutando de las vistas mágicas que sólo tiene esta ciudad. Lo pero que tiene Venecia es que somos tantos turistas que pierde un poco su idiosincrasia, pero es que es un lugar tan espectacular que no me extraña que tanta gente quiera visitarlo. Comemos alguna que otra especialidad italiana, como un rissotto de marisco que está buenísimo, y cogemos el autobús hacia el aeropuerto, cogemos el vuelo y llegamos a Madrid, aunque con más de una hora de retraso por varias razones: unas obras en Barajas y una pasajera a la que acaban bajando del avión porque se niega a que su maleta vaya en la bodega. ¡Todo un show!


Como a esa hora ya no hay bus a casa, pasamos la noche en Madrid, en todo un hotelazo, el NH Ribera de Manzanares. Se nota que lleva apenas tres meses abierto, es un lujazo a 5 minutos en coche o autobús de la Puerta del Sol o la Plaza Mayor de Madrid. A la mañana siguiente, tras un espectacular desayuno buffet en el hotel, recorremos el centro de Madrid, y de ahí nos vamos a la Avenida América para coger el autobús que nos llevará a Logroño y de ahí en coche a casa. De nuevo mi hermano es el chófer sacrificado (jeje). Un viaje más que, a pesar de ser muy breve, ha merecido la pena. De todos modos, Venecia tampoco requiere muchos días más.

VENECIA 2011 (2ª PARTE)

DÍA 2. 2 DE ABRIL. VENECIA (ITALIA)

A las 8 de la mañana, aunque es sábado, ya estamos despiertos después de haber dormido de maravilla, a pierna suelta. Desayunamos en el propio hotel un café, bollería, zumo, algo de pan... Enseguida volvemos a poner rumbo a Venecia, unos 15 minutos en autobús desde Mestre. Por suerte, tenemos la parada a 150 metros del hotel.

De vuelta a Venecia cogemos un vaporetto debajo del puente de Calatrava que nos da toda la vuelta alrededor de la isla, por el puerto, y nos deja muy cerca de la plaza de San Marcos. Vemos la iglesia por dentro, increíbles los techos dorados que iluminan a las 11.30 todos los días salvo los domingos, y luego subimos al campanile, la torre naranja que está al lado y que tiene un altura de 95 metros. Vale 8 euros la entrada, pero merece la pena por las increíbles vistas que hay de Venecia y de las islas cercanas. Hay que hacer unos 20 minutos de cola y luego subir 10 pisos en ascensor.

Ya abajo vemos un rato el trajín de góndolas y el Palacio Ducal, y cogemos un vaporetto rumbo a Murano, la isla de la que es típica el famoso cristal. La isla es como una prolongación de Venecia y en todas las tiendas hay obras de arte hechas con cristal, claro que como toda obra de arte tienen un precio desorbitado... pero merece la pena ver lo que son capaces de hacer, increíble. Ahí va un ejemplo.



Decidimos comer también en Murano al lado de la parada de vaporetto, muy bien la verdad, y de ahí cogemos otro barco hacia la isla de Burano. Lo más llamativo son las casas de colorines que hay en todas las direcciones y su reflejo en el agua. Parece un lugar de cuento, muy tranquilo y con canales que también atraviesan la isla. En una hora, o poco más, la recorrer prácticamente entera, así que volvemos para Venecia que se está echando la tarde y hay que coger un par de barcos, unos 45 minutos de viaje hasta la ciudad de los canales.

El atardecer es muy bonito en Venecia, aunque lo mejor sin duda es perderse por calles que no tienen salida y ver cómo juega la luz en el agua, con sus reflejos. Hacemos alguna compra (lo de las máscaras es un mundo, las hay desde 10 euros las malas a 200 o 300 euros las hechas con papel maché), nos comemos otro helado (qué buenos son) y cenamos cerca de Rialto en un restaurante con varios menús: carne, pescado, menú turístico...


Tras hacer alguna foto cogemos otro vaporetto para ir para casa a través del Gran Canal. Ha sido otro día de no parar, aunque lo hemos disfrutado mucho, sobre todo mis padres.

VENECIA 2011 (1ª PARTE)

DÍA 1. 1 DE ABRIL. VENECIA (ITALIA)

A las 6 de la mañana suena el despertador. ¡Qué distinto es madrugar para irse de viaje que para trabajar! A los dos minutos ya estamos desayunando y enseguida nos vestimos, que vienen a recogernos mi hermano y mis padres para ir a la estación de autobuses de Logroño. Nos vamos los 4 a Venecia para tres días, y mi hermano se vuelve a casa con el coche.

A los diez minutos ya estamos en el bus, que por 22 euros nos lleva hasta el mismísimo aeropuerto de Barajas, a la T4. El autobús es una buena opción para ir al aeropuerto, es cómodo, tiene wi-fi y en 3 horas y media estás en Barajas. Lo único que esta vez volamos con Easyjet y tenemos que desplazarnos hasta la T1.

Con bastante puntualidad nos montamos en el avión y a las 2 horas y diez aterrizamos en el aeropuerto Marco Polo de Venecia. No tenemos suerte porque hay huelga de transporte, pero podemos pillar un autobús hasta la estación de tren de Mestre, población que linda con Venecia, aunque en la península, y donde nos alojamos. Cogemos un taxi por 13 euros hasta el hotel, Villa Crispi, un hospedaje tipo villa con apenas seis habitaciones y muy tranquilo.


Como son casi las seis de la tarde, decidimos darnos prisa para aprovechar lo que queda del día viendo Venecia. Aunque es nuestra tercera estancia allí, es la primera para mis padres, a los que les regalamos el viaje como obsequio navideño. Como vamos a estar dos días más en la ciudad, compramos la tarjeta de abono de 48 horas por 28 euros, que incluye todos los transportes: bus a Venecia, al aeropuerto, los vaporetos (barcos que se mueven por la ciudad y las islas...).

Aunque pronto se hará de noche, nos da tiempo de comernos un sabroso helado italiano, callejear un poco y ver el puente de Rialto, la plaza de San Marcos, el puente de Los Suspiros o el Gran Canal. Cenamos a cinco minutos de San Marcos, en el barrio del Arsenal, típica comida italiana: pizza y calzone... De regreso, sobre las once de la noche, volvemos andando hasta la piazzale Roma, donde paran los autobuses que llegan  a Venecia. En media hora llegamos al hotel, eso sí, reventados por un largo y emocionante día de viaje.