sábado, 29 de septiembre de 2012

EEUU 2012 (18ª PARTE)


DÍA 18. 28 DE SEPTIEMBRE. NUEVA YORK

Por primera vez en estos días, y a pesar de que había amenazado varias veces, nos levantamos y llueve en Nueva York, aunque no mucho. Por si acaso, cogeremos el chubasquero, la prenda que ya nos ha salvado de más de una en este viaje inolvidable por Estados Unidos.
Cogemos el bus, y en la misma estación de destino pasamos al metro para acercarnos en un voleo hacia al norte, hasta las cercanías del Museo de Historia Natural, sí, el que recrean en las películas de Noche del Museo, aunque no tiene mucho que ver por dentro. Esta mañana yo me he levantado con un resfriado importante, aunque de momento el cuerpo aguanta, eso sí, me noto bastante débil. Aún así, nos pasamos casi tres horas en este espacio enorme situado al oeste de Central Park, y donde de exponen cosas de lo más curiosas.
Sobre todo me quedaría con la exposición de restos de dinosaurios, creo que es la mayor del mundo, y la verdad es que no me extrañaría, es increíble los esqueletos que hay, y el 80% son reales. En cuatro pisos, se recrean los pueblos de todo el mundo, la evolución del hombre, los animales del planeta…, y también una sala con gemas y otros materiales, incluido un espacio reservado a los meteoritos. Impresiona tocar uno, es metal puro. La pena es que estaba cerrada la sala dedicada al mundo marino, ya que dicen que es bastante original y vistosa de ver.
Después de echar la mañana en el museo que, entre otros, ayudó a erigir Roosvelt, nos vamos ya a comer, porque son más de las dos de la tarde y hay hambre. En esos momentos siguen lloviendo, pero tampoco demasiado.
A poco más de un kilómetro de allí, y atravesando Central Park, se encuentra otro museo imperdible de esta ciudad, como es el Guggenheim, así que vamos a visitarlo para ver con qué nos sorprenden. Pero la primera sorpresa viene cuando estamos llegando, ya que a 50 metros nos encontramos paseando por allí a Jorge Valdano, el ex jugador y entrenador de Real Madrid.
A lo que íbamos. Desde luego, el Guggenheim es espectacular por fuera, nos ha encantado el edificio, su forma redondeada y todo blanco. Eso sí, dentro nos hemos llevado una pequeña decepción, la mitad estaba cerrado porque el próximo viernes inaugurar una exposición sobre Picasso, pero aún así, hemos visto obras mundialmente famosas de la colección permanente, de Kandinsky, Pissarro, Cezanne, Van Gogh, Manet, el propio Picasso…, unas joyas para los que amen el arte.
Eso sí, luego había por allí otras exposiciones que nos han dejado flipados, como una pantalla gigante con un tío venga bailar música techno y no sé cuánta gente sentada viéndolo. ¿También será arte? No me atrevo a decir que no después de lo que hemos visto por aquí estos días…

Dejamos atrás el Guggenheim y cogemos el metro hacia el downtown para intentar acceder al Madison Square Garden, estadio de los Knicks, pero hay que pasar por caja, y mi resfriado empieza a pasarme factura de verdad, estoy desfondado. Así que nos comemos unos helados, hacemos unas compras y nos despedimos hasta la próxima de Times Square, que hoy, quizá por ser viernes, es todavía mucho más caótico que en las jornadas anteriores, que estrés.
De allí, seguimos hasta la estación de bus para regresar al hotel, cenar y a dormir, que falta nos hace. De momento, no sabemos si mañana haremos una última escapada a la city, ya que para el mediodía tenemos que estar en el aeropuerto. De momento, no hay muchas ganas, ya hemos visto más de lo que pensábamos. Pero veremos cómo nos levantamos en nuestro último día de vacaciones. 

viernes, 28 de septiembre de 2012

EEUU 2012 (17ª PARTE)


DÍA 17. 27 DE SEPTIEMBRE. NUEVA YORK

El cuarto día en Nueva York también ha dado para mucho, y para las 10.00, siguiendo el ritual de la semana, ya estábamos en la ciudad. Lo primero que hemos visitado es el llamado Museo de Cera, que en realidad se llama museo Madame Tussauds. Ha sido una experiencia muy divertida, la de ir fotografiándonos con las decenas de personajes famosos que hay por ahí, desde estrellas del cine, del deporte, de la música, de la política…Hay algunos que están logradísimos, una pasada, y a otros se les nota más, pero merece la pena pasar por allí.

Justo a pocos metros hay otra especie de museo que se llama Ripley’s, relieve it or not!, que viene a decir, creerlo o no. Es una muestra de objetos curiosos, muchos frikis, pero te pasas un rato divertido callejeando por sus salas. Se puede ver una recreación del hombre más grande del mundo, montarte en un agujero negro…, una colección rara de un hombre excéntrico pero en la que te ríes un rato.

También cerca de allá estaba la exposición de los Guerreros de Terracota, que teníamos muchas ganas de ver. Y digo estaba, porque justo esta semana y la siguiente está cerrada, una gran decepción pero, en fin, quedaban muchas cosas por hacer, como visitar el espectacular Rockefeller Center y subir a sus plataformas, desde las que hay una vistas de la ciudad impresionantes. Tras comer y visitar la catedral de Saint Patrick, nos hemos acercado hasta el Museum of Modern Art, el famoso Moma.


Hay cosas de gran valor, pero ninguno de los dos somos aficionados al arte moderno, así que hay cosas que nos sorprende que se expongan, pero bueno, será que no entendemos. Sí nos han fascinado obras pictóricas de Picasso, como Las Señoritas de Avignon, de Van Gogh, como Noche estrellada, y otros muchos artistas y cuadros conocidos que todos hemos estudiado.

De regreso a Times Square, hemos pasado por la tienda oficial de la NBA a curiosear un poco, y de allí nos hemos dado un paseo de una media hora hasta la zona portuaria de la 38 con la 12 avenida, ya que de ahí salen los cruceros. Teníamos pensado hacer uno, y hemos llegado por los pelos, pero ha estado genial. Durante hora y media hemos rodeado Manhattan, Brooklyn y la Estatua de la Libertad, regresando cuando se hacía de noche y con unas vistas de fotografía. Todas estas actividades, las cinco, las teníamos incluidas en el NY Pass, que ya está más que amortizado, y todavía nos queda mañana y la mañana del sábado. Y todavía se le puede sacar más partido.
Tras cenar algo en la misma estación de Port Authority, hemos cogido a las 20.10 el bus para el hotel. El cansancio cada día es mayor, y nuestros pies están a punto de decir basta, pero esperamos que aguante solo unas horas más. ¡Nadie dijo que patear por Nueva York fuera fácil!

jueves, 27 de septiembre de 2012

EEUU 2012 (16ª PARTE)


DÍA 16. 26 DE SEPTIEMBRE. NUEVA YORK

El día de hoy, para variar, ha sido también agotador. Antes de las 8 ya estábamos en pie, y para las 9:20 callejeando por Manhattan. Nuestra primera visita, rumbo a Central Park, hacia el norte esta vez, ha sido en la juguetería de Fao, donde hemos podido tocar con los pies aquel famoso piano enorme que Tom Hanks tocaba en el clásico Big, big, big, película con la que muchos crecimos. Lo único que te piden es que te descalces, pero hay que hacer cola, sobre todo si te encuentras a algún niño, como nosotros, que no se quiere ir. La juguetería está llena de cosas curiosas, incluso los empleados te hacen demostraciones muy sorprendentes.
Seguidamente hemos ido a conocer el enorme Central Park, con decenas de hectáreas de zona verde e instalaciones deportivas, y con muchísimos neoyorquinos ejercitándose por allá. Nosotros, para adelantar tiempo, lo hemos hecho en bici, ya que el alquiler lo teníamos incluido con el NY Pass para 3 horas, y las bicis se recogen muy cerca. Eso sí, para la hora y media ya nos habíamos cansado, y es que hay cuestas durillas por el camino y también muchas cosas que hacer por la ciudad.
Hemos hecho algunas paradas para fotografiarnos, en la reserva de Jacqueline Kennedy o en el mosaico que hay de homenaje a John Lennon a pocos metros de donde lo mataron, en la puerta del edificio Dakota, su casa. Tras devolver las bicis, hemos seguido andando hacia el norte, en dirección a nuestro siguiente destino, el Museo Metropolitano, el más visitado de Nueva York. Hemos parado a comer algo por el camino, y antes de llegar al museo, sorpresa. Había un montón de fotógrafos y seguridad en la puerta de un hotel, nos hemos quedado mirando, y en ese instante sale hacia su coche Bill Clinton, el ex presidente. ¡Pues si que hay famosos por NY! Mj dice que a la mañana ha visto también al protagonista de Cariño, he encogido a los niños…, yo no me he fijado, así que no lo puedo asegurar.

Enseguida hemos llegado al Metropolitano, cuya fachada ya impresiona. Y por dentro es espectacular, aunque necesitas una semana para poder ver bien todas las colecciones. Nosotros solo hemos estado dos horas, porque estábamos ya fundidos. Pero hay tantas cosas espectaculares que a los 10 minutos ya ni las valoras, joyas de los imperios griego y romano, de Egipto, medievales, armas y armaduras, obras de arte de Europa, Oceanía, y América… y en el segundo piso, un tanto de lo mismo, además de cuadros de algunos de los mejores pintores europeos de los últimos siglos: Rembrandt, Rubens, Goya, Murillo, Zurbarán, esculturas de Giacometti, y tampoco faltaba Picasso por allá.
Lástima no tener más tiempo y no estar más frescos, porque lo que hay allá es digno de admiración. Estábamos tan cansados que ni siquiera hemos ido hacia Harlem a probar suerte en alguna de las iglesias que, además de los domingos, también los miércoles celebran misas de gospel. Así tenemos excusa para volver otra vez…
Con las piernas ya rotas, hemos decidido comprar la tarjeta pay-per-ride del metro, e ir desde la calle 86 hasta la 42 en un voleo (cada viaje cuesta 2,25 dólares y la hemos rellenado con 20). De paso, hemos parado junto a la estación Grand Central, otra obra arquitectónica de NY que merece mucho la pena.
Ya no teníamos ganas de andar nada, así que hemos vuelto a Times Square, ya que hay unas ventanillas, la empresa se llama TKTS, donde todos los días venden entradas de musicales para ese mismo día con descuentos muy grandes. Suele estar llenas de turistas, y recomiendan ir a las 3.00, cuando abren. Pero eran casi las 6.00. Nos hemos acercado a ver lo que había, y hemos tenido suerte, había como 15 obras con descuentos. De las más conocidas estaban El fantasma de la Ópera, Evita, Mamma Mía y Mary Poppins, esta con un descuento del 50% (de 120 a 60 dólares, unos 48 euros), así que la hemos elegido. Aunque había otras con el mismo descuento, esta empezaba a las 7.00 en el teatro Nuevo Amsterdam de Broadway, muy cerca, así que nos venía genial y además nos sabemos la historia jeje
Parecía que la sala no se iba a llenar, pero sí, y el teatro era una joya del diseño. La obras, los artistas, sus bailes y música, han estado genial, nos hemos quedado sin palabras, prendados de nuestro primer musical en Broadway. Suele ser lo habitual entre todos los que vamos por primera vez, pero es que el algo que hay que ver, yo diría que una de las cosas más imprescindibles en las visitas a la ciudad. Un diez por el musical.

Ha durado unas 2 horas y media, con un parón de 15 minutos entre medio, pero nos ha dado el tiempo suficiente para en tres minutos llegar a Port Authority y coger el bus de vuelta al hotel, al que hemos llegado en menos de quince minutos con pocas ganas de nada, solo de echar un bocado y de irnos a dormir. Todavía quedan dos jornadas maratonianas en la sorprendente ciudad que nunca duerme. 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

EEUU 2012 (15ª PARTE)

DÍA 15. 25 DE SEPTIEMBRE. NUEVA YORK


Hoy ha sido otro día más que agotador por Manhattan, y eso que hemos apurado en la cama hasta las 9, estábamos fundidos y la cama es acojonante, igual que el desayuno, con waffles hechos en el momento y todo, así que nos hemos dado un atracón para empezar el día.


Para las 10.20 ya estábamos en la estación de Port Authority, en la 42 con la 8, y como queríamos echar el día en el sur de la isla, hemos decidido, en vez de ir en metro, a pata, eso sí, son unos 7 kilómetros, pero así hemos podido ver barrios como el Soho o Tribeca. Tras más de una hora de caminata agradable, hacía buena temperatura, hemos llegado hasta el World Trace Center, donde están reconstruyendo la zona tras los atentados. Tras reservar hora para ver el Memorial a las víctimas del 11-s (es gratuito, solo se pide donación), hemos podido entrar allí. Donde estaban las dos torres hay ahora unas piscinas enormes y escritos los nombres de todas las víctimas. Es sobrecogedor recordar aquella barbarie, te quedas sin palabras. Ya han inaugurado una torre nueva y están construyendo tres o cuatro más alrededor igual de enormes que las torres gemelas, es espectacular.

Tras pasar por allí, hemos ido hasta el cercano Battery Park a recoger los tickets (incluidos en el NY Pass) para coger el ferry a la isla de la Estatua de la Libertad y Ellis Island. Por razones de tiempo, solo hemos ido a ver la estatua, pero ya en el barco el skyline de Manhattan era una pasada. Allá en la estatua solo dejan subir a gente con cuentagotas, reserva y pago extra, así que apenas hemos pasado una hora por allí tras comer algo en un puesto de la calle, típico hot-dog y cosas por el estilo. Eso sí, nos hemos empapado bien de su historia, sus dimensiones (90 metros), como se costeó el pedestal, quién la hizo y por qué, la historia de los inmigrantes europeos que llegaban por allí a la ciudad…, ha estado interesante.


De regreso a Manhattan, nos hemos acercado a ver Wall Street, la escultura del toro con los huevos enormes (si los tocas dicen que da suerte), la Bolsa…, y ya de paso hemos recorrido el kilómetro que nos separaba del puente de Brooklyn, otro placer para la vista, a pesar de que están de obras. Lo hemos recorrido hasta el otro lado, aunque hay que tener cuidado con los ciclistas, van a toda pastilla.




La siguiente parada ha sido en Chinatown, parece otro mundo, la verdad. Nos ha recordado mucho a cuando estuvimos en Singapur, pero tampoco nos ha gustado demasiado. Y de allí, hemos pasado a la lindante Little Italy, adornada por el día de San Genaro. Se veían banderitas y restaurantes típicos de Italia, pero también decenas de chinos, que les han ido ganando terreno en el barrio.

Para despedir el día, con cerca de 20 kilómetros andados entre pecho y espalda, hemos regresado a ver la magia que tiene el ambiente de Times Square. Allí hemos cenado un par de hamburguesas, y en cuatro minutos ya estábamos en la estación cogiendo de nuevo el bus al hotel. Por cierto, da gusto lo simpáticos que son en esta ciudad los chóferes, una pasada.




Segundo día en NY y ya hemos podido captar la esencia de esta ciudad, llena de mezclas en todos los sentidos, arquitectónicos, culturales, de razas… Eso es lo que tiene de especial esta ciudad que a tanta gente enamora. 

martes, 25 de septiembre de 2012

EEUU 2012 (14ª PARTE)


DÍA 14. 24 DE SEPTIEMBRE. NUEVA YORK

Hoy dejamos Orlando, así que hay que madrugar bastante, a las 6, para coger el vuelo hasta Nueva York. En veinte minutos desayunamos algo en la habitación y cogemos el coche rumbo al aeropuerto internacional de la ciudad para dejarlo allí con pena. Nos ha dado mucha libertad. Vamos hasta la zona de coches de alquiler, pero resulta que la compañía Sixt no aparece por ningún lado.
Al final, descubrimos que su sede está a un par de kilómetros del aeropuerto, pero no ahí mismo, la encontramos a la primera y nos quejamos, porque nadie nos avisó de ese, entre comillas, pequeño detalle. Nos dicen que no somos los primeros a los que les pasa, y en un par de minutos, tras comprobar que todo está bien, nos llevan en una furgoneta hasta la misma puerta donde hay que facturar las maletas.
La segunda sorpresa llega ahí, cuando nos cobran 50 dólares en la compañía United Airlines por facturar las dos maletas, se ve que no estaban incluidas, pero no lo sabíamos. ¡Qué se le va a hacer! Desayunamos un café de medio litro más negro que el tizón al que atiborramos de leche en mini tarros y azúcar, y nos vamos para la puerta de embarque después de pasar por un escáner corporal muy sofisticado, te hacen levantar las manos y estar ahí tres segundos quieto, además de descalzarte. Al menos hay wi-fi gratuito en la terminal.
Salimos puntualmente de Orlando a las 9.26 y para las 11.40, antes de lo previsto, ya hemos aterrizado. Después de estudiar las distintas maneras de llegar al hotel en Carlstatd (new jersey), decidimos, aunque nos saldrá más caro, coger un taxi por comodidad. Cuesta 51 dólares, pero con peajes y propinas, 60 (unos 48 euros). En tren y bus hubiera salido por unos 35 ó 40, pero vamos muy cargados, y encima hubiéramos tardado más de una hora.
Llegamos al hotel, Econo Lodge Meadowlands, cerca de donde se juega el US Open, y el hotel, aunque por fuera no dice nada, tiene habitaciones muy cómodas y grandes, incluida nevera, microondas, wi-fi, parking gratis y desayuno. No llega a 80 euros la noche, y en Manhattan por menos de 180 euros no encuentras nada decente. Además, te plantas en Times Square en 15 minutos cogiendo el bus al lado del hotel, por 4,25 dólares el viaje. Una opción económica, sin duda.
Llegamos a Manhattan, comemos en un italiano, y nos vamos a la calle 47 a recoger el NY Pass, una tarjeta que durante 7 días, por 140 euros, nos permitirá ver los sitios más emblemáticos de la ciudad, además de descuentos y otras cosas (todos los museos, edificios, cruceros por el río Hudson, tours…). Hoy ya hemos amortizado casi 70 dólares, ya que hemos subido al Empire State Building, que vale 25. Se sube al piso 80 y las vistas de toda la isla son espectaculares. Mucho peor es el sky ride, otra atracción que se coge en el mismo Empire y que simula, incluso mueven los asientos, un paseo aéreo por la ciudad. Vale 42 dólares, y sinceramente no merece la pena pagar ni diez. En ambos pasar por un escáner, aquí con el tema de la seguridad no se andan con bobadas.
En Nueva York vivimos lo que transmiten las películas, la gente va corriendo por la calle, con prisa, todo está lleno de gente, vendedores, chiringuitos y taxis amarillos, claro…, se respira otro ambiente distintos a Florida, pero nos gusta también tras la primera impresión. Eso sí, hace bastante más frío. Así que para cerrar el día nos vamos a visitar Times Square, y Broadway, mientras anochece. Es una pasada ver todos los letreros iluminados que hay por ahí, merece mucho la pena, sin duda, y dicen que es uno de los lugares más visitados del mundo.
Como estamos cansados, para las 8 cogemos el bus de vuelta, en el que todos vamos sentados, tras comprar algo en un supermercado para cenar en el hotel. En 14 minutos ya estamos en el destino, cenamos y enseguida nos iremos para la cama, que el día ha sido agotador. Aún nos quedan 5 días por aquí que queremos exprimir a tope, y para eso por la noche es necesario descansar. 

lunes, 24 de septiembre de 2012

EEUU 2012 (13ª PARTE)


DÍA 13. 23 DE SEPTIEMBRE. ORLANDO

Como habíamos previsto, hoy nos levantamos más tarde que otros días, a las 9.00, y sin necesidad de despertador. Además, Orlando nos enseña que también tiene sol, el día perfecto para el plan perfecto, visitar el parque acuático de Blizzard Beach, también enclavado en el macrocomplejo de Disney World.
Llegamos al parque sobre las 10.30 de la mañana, poco después de abrir, de nuevo en nuestro Nissan Versa, que nos ha hecho un servicio espectacular estos días, nos ha permitido movernos por aquí con mucha comodidad, una gozada. Igual que conducir un automático, me va a dar pena volver a tener que coger el mío con marchas.

La primera sorpresa del día es positiva, en este parking no se paga. Además, se ven pocos coches, no tiene el meneo de otros parques, por suerte. Eso sí, hay que abonar 13 dólares (5 te los devuelven) para alquilar una taquilla donde dejar las cosas de valor. Merece la pena.
Este parque está ambientado como si fuese una estación de esquí. Hay telesilla y todo y suena música navideña… Lo mejor de todo son sus toboganes, especialmente uno en el que hemos pasado miedo, con una caída vertical de unos 30 metros que pone los pelos de punta. Luego hay otros dos que te tiras de cabeza, otro con un flotador muy bueno, una piscina de olas enormes, un río con corriente que te arrastra con el flotador… Eso sí, también hay que hacer bastantes colas, para variar. Ah, aquí sí se puede traer comida, pero como no lo sabíamos, pues hemos comido caliente jeje Tampoco te revisan las mochilas, como otros días. Hemos aprovechado el día a tope, pero para las 5, cuando el sol ya se empezaba a esconder, han cerrado.
Como teníamos tiempo por delante, hemos decidido ir al Downtown Disney. Sí, el complejo también tiene una mini ciudad, donde se aparca gratis, con restaurantes temáticos muy chulos, cines, un Planet Hollywood, tiendas, incluso un espacio donde actúa periódicamente el Circo del Sol y una tienda de Lego con figuras superlogradas. Compramos algún recuerdo y nos volvemos para el hotel, que hay que hacer las maletas, mañana salimos para NY. Nos da muchísima pena dejar atrás Orlando, ha sido seguramente la semana más divertida de nuestras vidas, así que no descartamos volver en unos años. Es totalmente recomendable como destino de vacaciones, y para desconectar del día a día.
Sacamos dinero en un cajero y la dependienta del hotel, un sol de mujer, se presta a imprimirnos las tarjetas de embarque desde su correo personal, un detallazo que hace que aún nos dé más pena dejar la ciudad y este hotel, el Rodeway Inn. Ya solo nos queda echar gasolina para entregar mañana el coche temprano con el depósito lleno. Es increíble, en estos días hemos andado 130 millas, más de 200 kilómetros, y no llega a 10 euros de gasto de gasolina. EEUU es una maravilla para conducir…
Eso sí, no entendemos bien cómo funciona aquí lo del repostaje. El otro día calculamos echarle 40 dólares tras venir de Miami, pero solo nos cupieron 37, el resto lo perdimos, porque pagas antes lo que calculas y si luego no te entra, ahí se queda… Hoy le ha pasado delante nuestra eso a un tío de aquí, y ha perdido pasta. Nosotros, como lo sabíamos del otro día, hemos calculado 10 dólares, y aún se ha quedado algún céntimo en el limbo. En otros lugares del país sí que puedes decir que te lo llenen y luego te cobran, según tengo entendido y como pasa en España, pero en esta gasolinera al menos, no te dejan.
Con los deberes, incluidas las maletas, hechos, vamos a cenar nuestra última noche al Ihop, al que hemos ido en total cuatro días, ya que está a 50 metros del hotel. Se cena muy bien, la atención es excelente y el precio también. Solemos cenar los dos por unos 16-18 euros, y sales lleno, además de que no es comida basura. En resumen, un diez para Orlando, un destino más que recomendable. 

domingo, 23 de septiembre de 2012

EEUU 2012 (12ª PARTE)


DIA 12. 22 DE SEPTIEMBRE. ORLANDO

Hoy se nos pegan un poco las sábanas, y hasta las 8.45 no nos levantamos. Y es que, en principio tenemos idea de ir a un parque acuático, que abren a las 10.00, pero consultando el tiempo, vemos que hoy hay nubes y que mañana hará bastante sol, así que cambiamos rápido de planes y decidimos ir a Island of Adventures, el otro parque de Universal, y dejar el Blizzard Beach para mañana.
Lo malo es que como cierra a las 7, tememos que no nos dé tiempo a ver las cosas que queremos, así que desayunamos con rapidez, nos arreglamos y para las 10.00 ya estamos allá aparcados tras conducir durante unos 22 kilómetros. Se ve mucha gente, quizá por ser sábado, pero como el parking es el mismo para los dos parques, parece que al final no habrá tanta.
Aunque llegamos con una hora de retraso, lo primero que hacemos es ir hacia la zona de Harry Potter, la más nueva y la que mayor concentración de gente suele tener. Pero hay suerte, y apenas esperamos entre 10 y 15 minutos en las tres atracciones que nos montamos. El vuelo del Hypogrifo es la peor, una montaña rusa sosilla y donde la espalda se lleva buenos golpes. Pero hay otra montaña rusa, que se llama Dragon Challengue, que está genial. Son dos dragones que van a gran velocidad y dando unos meneos de lo más veloces.
Más original todavía es El viaje prohibido. Entras en el castillo, que está hecho igual que en la película, como todo el pueblo, espectacular, y simulan que vas en una escoba voladora con muchos efectos de agua, fuego, humo…. Parece que vas de verdad.

Salimos de allí encantados, y la verdad es que este parque nos ha resultado el más divertido de los seis en cuanto a atracciones. En la zona del Continente Perdido vemos el show de Poseidon, sin más, y rápidamente vamos hacia la zona de los superhéroes de Marvel. La primera que probamos es la de Hulk, una montaña rusa que apenas dura 1 minuto y medio, pero que da escalofríos, sobre todo en el arranque. Es muy divertida.
Y de allí nos vamos hasta la de Spiderman, otro simulador pero genial, con unos efectos que te sientes parte del espectáculo. Para acabar ahí probamos el Doctor Doom, una caída libre de un minuto de duración pero que al comienzo parece que te hace volar, muy buena.
La siguiente parada, tras comer, es en el Toon Lagoon, la zona acuática. Probamos las dos atracciones de agua, y aunque de ambas salimos calados (rápidos y troncos), coincidimos los dos en que nunca habíamos montado en unas de estas características tan buenas. Y, como colofón, terminamos la ronda en Jurassic Park, otra atracción en la que parece que estás dentro de la película, y con un final buenísimo, aunque también te mojas.
Como nos sobran casi tres horas hasta que cierre el parque vamos a la zona infantil a probar The cat in the hat, que para nada merece la pena, es bastante floja para los adultos. Así que decidimos repetir en las que más nos han gustado: Dragon Challengue, Hulk y Spiderman, y sin apenas hacer cola.

Salimos del parque casi a la hora del cierre con un gran sabor de boca, no esperábamos que Island of Adventures fuera tan, tan bueno. Y al salir nos pasamos a conocer el restaurante-tienda de la NBA y el Hard Rock, bastante curiosos.
De vuelta al hotel, nos animamos a volver a la Old Town de Kissimmee a cenar en un mexicano y comernos un helado buenísimo de Oreo y mantequilla de cacahuete. Eso sí, el empacho es importante, así que a la cama, que mañana cerramos el capítulo de Orlando en el séptimo parque en ocho días, agotador  como se ve en la foto. La verdad es que en los parques no hay ningún pero, merecen todos mucho la pena, solo que, como en todos los sitios por EEUU el agua es más cara que los refrescos (2,75 dólares la botella), impresionante. ¿Será por eso que nadie bebe? Y al hilo de esto, y del tipo de comida que más se consume aquí, me estoy acordando del gran número de gente obesa que estamos viendo estos días, increíble, pero hablo de personas de más de 150 kilos, algunos incluso 200, no de tener unos cuantos kilos de más. Hay quien apenas puede andar, una barbaridad, tanto que hoy a un hombre no le han dejado subirse a una de las atracciones. En eso, en nuestra dieta mediterránea, les ganamos por goleada a los americanos; eso sí, en parques temáticos, nos dan sopas con onda