domingo, 16 de septiembre de 2012

EEUU 2012 (5ª PARTE)

DÍA 5. 15 DE SEPTIEMBRE. DE MIAMI A KEY WEST

A las 5 de la mañana nos suena el despertador, pero ninguno de los dos nos quejamos, porque vamos a pasar un gran día al sur de Florida, a los Cayos. Desayunamos fuerte y para las 6 ya estamos en el bus. Vamos recogiendo gente por los hoteles y a eso de las 8 paramos en una especie de área de servicio a tomar algo. Optamos por un Donkin Donuts, donde hay unos donuts espectaculares, de todos los colores y sabores.

Regresamos al bus, porque todavía nos quedan algo más de dos horas de camino. Son 260 kilómetros, pero la carretera es una general de un solo carril y no se puede correr mucho. Eso sí, las vistas son espectaculares. Vamos atravesando los cayos, que no son otra cosa que islas, alguna más de veinte, unidas por puentes. Espectacular el denominado puente de las 7 millas, donde vas por una estructura por encima de agua sin ver tierra firme, solo el puente, y el agua del Atlántico y del Golfo de México.

De camino a Key West, que es el último y más famoso, por personajes como Hemingway y leyendas de piratas, decidimos sumarnos a la excursión en catamarán con barra libre y una hora de esnorke. Buena idea. Tiene un precio de 45 dólares pero merece la pena, ya que vamos a estar siete horas en Key West o Cayo Hueso, y nos va a sobrar mucho tiempo.




Nada más llegar picamos algo en Subway y nos dirigimos hacia el bote para hacer la excursiòn. En el catamarán vamos unas 50 personas, y después de alejarnos unas millas del puerto, nos ponemos a hacer esnorkel en un lugar donde apenas el mar tiene tres metros de profundidad. No es tan espectacular como el que hicimos en México o en Tailandia, pero poco a poco a parecen peces de colores muy raros y llamativos



Lo mejor es la vuelta. La gente se empieza a soltar con el alcohol, el día se pone más bonito con el sol y las vistas son, sencillamente, espectaculares. Solo por eso ya merecía la pena la excursión.

De vuelta a Key West, la calle principal está llena de moteros, ya que hay una concentración de Harley Davidson con modelos tuneados de mil formas y colores. Una pasada. Y el ambiente motero por los bares y  por la calle es de película, toda una suerte haberlo podido ver. Como aún nos queda tiempo, pateamos un poco más la isla, pintoresca donde las haya con unas casas de madera muy logradas.



Para cuando nos damos cuenta ya son casi las seis de la tarde, hora de regresar al bus. Nos esperan casi cuatro horas de trayecto en bus hasta Miami Beach, y la verdad es que se hacen pesadas, porque en algunos sitios hay muchísimo tráfico. Una cosa que nos ha llamado la atención estos días es que aquí todo el mundo conduce hablando por el móvil, no sé si será legal o no. Y casi ningún motero lleva casco. En fin...


Son las diez de la noche cuando llegamos al hotel, reventados y con ganas de descansar. Mañana, además, nos vamos a Orlando, y me tocará conducir cuatro horitas nuestro coche de alquiler, del que a partir de ahora y hasta ir a Nueva York no nos despegaremos. Ahora toca decidir si empezamos mañana la ruta de parques de atracciones o lo dejamos para el lunes.


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