DÍA 13. 23 DE SEPTIEMBRE. ORLANDO
Como habíamos previsto, hoy nos
levantamos más tarde que otros días, a las 9.00, y sin necesidad de
despertador. Además, Orlando nos enseña que también tiene sol, el día perfecto
para el plan perfecto, visitar el parque acuático de Blizzard Beach, también
enclavado en el macrocomplejo de Disney World.
Llegamos al parque sobre las
10.30 de la mañana, poco después de abrir, de nuevo en nuestro Nissan Versa,
que nos ha hecho un servicio espectacular estos días, nos ha permitido movernos
por aquí con mucha comodidad, una gozada. Igual que conducir un automático, me
va a dar pena volver a tener que coger el mío con marchas.
La primera sorpresa del día es
positiva, en este parking no se paga. Además, se ven pocos coches, no tiene el
meneo de otros parques, por suerte. Eso sí, hay que abonar 13 dólares (5 te los
devuelven) para alquilar una taquilla donde dejar las cosas de valor. Merece la
pena.
Este parque está ambientado como
si fuese una estación de esquí. Hay telesilla y todo y suena música navideña…
Lo mejor de todo son sus toboganes, especialmente uno en el que hemos pasado
miedo, con una caída vertical de unos 30 metros que pone los pelos de punta.
Luego hay otros dos que te tiras de cabeza, otro con un flotador muy bueno, una
piscina de olas enormes, un río con corriente que te arrastra con el flotador…
Eso sí, también hay que hacer bastantes colas, para variar. Ah, aquí sí se
puede traer comida, pero como no lo sabíamos, pues hemos comido caliente jeje
Tampoco te revisan las mochilas, como otros días. Hemos aprovechado el día a
tope, pero para las 5, cuando el sol ya se empezaba a esconder, han cerrado.
Como teníamos tiempo por delante,
hemos decidido ir al Downtown Disney. Sí, el complejo también tiene una mini
ciudad, donde se aparca gratis, con restaurantes temáticos muy chulos, cines,
un Planet Hollywood, tiendas, incluso un espacio donde actúa periódicamente el
Circo del Sol y una tienda de Lego con figuras superlogradas. Compramos algún recuerdo y nos volvemos para el hotel, que hay
que hacer las maletas, mañana salimos para NY. Nos da muchísima pena dejar
atrás Orlando, ha sido seguramente la semana más divertida de nuestras vidas,
así que no descartamos volver en unos años. Es totalmente recomendable como
destino de vacaciones, y para desconectar del día a día.
Sacamos dinero en un cajero y la
dependienta del hotel, un sol de mujer, se presta a imprimirnos las tarjetas de
embarque desde su correo personal, un detallazo que hace que aún nos dé más
pena dejar la ciudad y este hotel, el Rodeway Inn. Ya solo nos queda echar
gasolina para entregar mañana el coche temprano con el depósito lleno. Es
increíble, en estos días hemos andado 130 millas, más de 200 kilómetros, y no
llega a 10 euros de gasto de gasolina. EEUU es una maravilla para conducir…
Eso sí, no entendemos bien cómo
funciona aquí lo del repostaje. El otro día calculamos echarle 40 dólares tras
venir de Miami, pero solo nos cupieron 37, el resto lo perdimos, porque pagas
antes lo que calculas y si luego no te entra, ahí se queda… Hoy le ha pasado
delante nuestra eso a un tío de aquí, y ha perdido pasta. Nosotros, como lo
sabíamos del otro día, hemos calculado 10 dólares, y aún se ha quedado algún
céntimo en el limbo. En otros lugares del país sí que puedes decir que te lo
llenen y luego te cobran, según tengo entendido y como pasa en España, pero en
esta gasolinera al menos, no te dejan.
Con los deberes, incluidas las
maletas, hechos, vamos a cenar nuestra última noche al Ihop, al que hemos ido
en total cuatro días, ya que está a 50 metros del hotel. Se cena muy bien, la
atención es excelente y el precio también. Solemos cenar los dos por unos 16-18
euros, y sales lleno, además de que no es comida basura. En resumen, un diez
para Orlando, un destino más que recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario