viernes, 26 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (23ª)

DÍA 23. 24 y 25 DE SEPTIEMBRE. VUELTA A CASA

Bueno, hoy ya si toca emprender el camino de vuelta a casa. Pero como el vuelo de Malé no sale hasta las 7:20 de la tarde, aún aprovechamos un poco la mañana para darnos el último baño aquí y sacar las últimas fotos de Maldivas, además de intentar retener en las retinas semejantes paisajes.

Tras darnos un baño después de desayunar, vamos a la habitación a pegarnos una ducha y acabar de recoger todo. Nos vamos con pena, este es uno de esos sitios a los que nos gustaría volver alguna vez. Esta vez el traslado a la capital desde aquí lo haremos en el Ferry, que sale por 2 dólares por persona, cuando la lancha rápida cuesta 178 dólares entre los que vayan. El personal del hotel nos acompaña hasta la parada y nos dicen que andemos listos en la cola, que viene cargado y así podemos sentarnos. Nos llevan las maletas, la verdad que el trato es excelente.

El Ferry viene en efecto bastante lleno, ya que viene de otra isla y para aquí antes de llegar a Malé. Es un barco con capacidad para apenas 90 personas, de madera, antiguo y lleno de colorido. Hay asientos en los lados y en el centro se acumulan todos los equipajes. Es curioso cuando menos, aunque sí hablamos de seguridad, mejor no pensarlo mucho.
En dos horas llegamos a la terminal de Malé, con un poco de retraso, y el siguiente paso es coger un taxi hasta otra terminal, para ir al aeropuerto. Cuesta cuatro dólares ir y allí, otros dos por persona la lancha rápida que te lleva al aeropuerto en apenas cinco minutos.

Una vez en el aeropuerto, que es bastante pequeño, comemos algo en el Burger King de turno, por cierto, el más caro que han visto estos ojos. Pasamos los controles y vemos en el duty free precios interesantes de tabaco y alcohol. Allí toca esperar hasta coger el vuelo a Doha con Qatar Airways. Sale puntual y en menos de cuatro horas recorremos los 3.700 kilómetros que nos separan viendo un par de películas.

En Qatar, un aeropuerto muy completo, con todo tipo de servicios, hay que esperar otras tres horas, así que cenamos algo y nos conectamos al wifi que tienen gratuito para que pase el tiempo. Salimos también puntuales, y esta vez el vuelo, de noche, va lleno. Hay niños llorones, algún que otro pasajero para darle de comer aparte, pero bien. Y el desayuno espectacular, pancakes calientes, croissant, zumo, yogur... La única pega es que nos lo dan a las 4:30 de la madrugada. No entiendo por qué sí llegamos a las 7:15 a Barcelona... ¿Alguien desayuna a las 4:30 de normal? Y otra duda que tengo es por qué sí estás dormido las azafatas te despiertan para ofrecerte cosas, vamos, es que no lo acabo de entender, te desvelan siempre.

Puntuales llegamos a Barcelona, pero las maletas tardan en salir como 40 minutos, como siempre España es donde más lento funciona esto, y eso que venimos de países en teoría menos avanzados, como pueden ser India o Nepal. Cogemos un taxi, y después ya el tren en Sants para volver a casa. En total, algo así como 30 horas de viaje desde que salimos de Maafushi, casi 9.000 kilómetros, pero es el peaje que toca pagar si uno quiere descubrir esos otros mundos.

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (22ª)

DÍA 22. 23 DE SEPTIEMBRE. MALDIVAS

Hoy, lamentablemente, es ya el último día de nuestras vacaciones aquí en las islas Maldivas. El único plan del día es disfrutar de la playa todo lo que podamos y acabar de cargar las pilas para el largo año que espera por delante. No va a ser fácil irse de aquí después de tantos días de disfrute pero bueno..., todo tiene un final.

Nos levantamos con tranquilidad, desayunamos más o menos lo de todos los días, y vamos a sumergirnos en esas preciosas aguas turquesas antes de irnos a comer al restaurante que está tocando al hotel. Aquí el servir la comida se lo toman con bastante tranquilidad así que nos dan más de las tres de la tarde.
Acabamos y volvemos un ratillo más a la playa a darnos otro chapuzón antes de tomar unos refrescos y jugar unas partidas de billar. Pasan las horas y aquí ya enseguida es de noche, así que cenamos, dejamos el equipaje más o menos cuadrado y nos vamos a dormir con una sensación de cierta pena por tener que irnos de este espectacular paraíso. 

lunes, 22 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (21ª)

DÍA 21. 22 DE SEPTIEMBRE. MALDIVAS

Hoy es el primer día que se nos han pegado las sábanas en todo el viaje, bueno, más bien que nos ha dado pereza levantarnos, y es que a las 8 ha tocado diana. Había que prepararse y desayunar para salir a las 9.30 en excursión a una de las cientos de islas que hay por aquí, se llama Vaagali. Allí íbamos a pasar todo el día en una excursión a con picnic incluido.

A las 9.30 unas veinte personas, todos turistas, salíamos en dos barcas rumbo a la isla. Hemos tardado unos veinte minutos en llegar así que calculo que estará a unos 15-20 kilómetros de donde estamos, Maafushi. La isla es una preciosidad, con unas dimensiones de apenas 40 metros de achura por 200 de larga, limpísima, con agua clara, arena limpia y un montón de corales a pocos metros de la orilla. Hay alguna casa de madera por allí, por lo que suponemos que alguna familia la habita, pero vamos, se puede decir que es casi desierta. Lo que si tiene pinta es de que van a montar ahí un resort ocupando toda la isla porque estaban trabajando maderas y ya había alguna casa con pinta de futuro hotel.
Con esa agua es imposible no zambullirse de lleno. Además, en nuestro hotel nos han dejado prestadas alegas y gafas con tubo para hacer esnorkel, y es espectacular lo que hay bajo el agua a apenas quince metros de la orilla. Miles de peces de todos los colores: azules y amarillos, negros, transparentes, grises y verdes fósforitos..., vamos casi de cualquier color que te puedas imaginar.

Pero quizá lo más curioso es esos peces que tienen el color adecuado para camuflarse en el entorno y que es casi imposible de ver. Había unos que eran iguales que la arena del fondo, otros más igual que los corales..., y por supuesto había miles de corales. El tiempo se nos ha pasado volando buceando y observando la fauna submarina, una pasada.
Enseguida nos han llamado a comer, una comida suculentas a base de barbacoa de carne y pescado, ensalada, espaguetis, arroz, fruta..., muy rico todo. Y nada más acabar hemos vuelto a sumergirnos. En ese momento uno de los chicos que llevaba el barco nos ha llamado a todos para avisarnos de que veía delfines cerca y ha tenido el detalle incluso de montarnos y llevarnos donde estaban. Los hemos visto más cerca que el otro día, todo un lujo. Así que aunque la excursión tiene un precio de unos 50€ por persona con todo incluido, ha merecido muchísimo la pena.

No ha podido ser más completa, esnorkel, comida, una isla paradisíaca para muy poca gente y encima la oportunidad de ver delfines. Un diez. Pasadas las tres de la tarde hemos emprendido el camino a casa otra vez en la lancha rápida y después de cambiar nos y ver el espectacular atardecer mientras disfrutábamos de un batido de galletas Oreo, nos hemos ido a cenar a un restaurante que hay en la playa cercana.

Allí hemos podido probar también gambas y calamares pescados hoy, todo acompañado con un montón de cosas más. Una cena de lujo a tres metros de la orilla, escuchando el mar de fondo y rodeados de velas y antorchas. Ha sido un día perfecto, aunque ya es inevitable empezar a pensar en el final del viaje. Nos quedan dos días aquí, más bien día y medio, pero nos llevamos un grato recuerdo de todo lo que hemos podido ver y conocer en estas tres semanas largas que hace que salimos de casa. Todos los destinos son recomendables pero Maldivas deja en nuestras retinas imágenes que jamás podremos olvidar, además de gente muy amable tanto en el hotel como en las excursiones o en los restaurantes. 

domingo, 21 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (20ª)

DÍA 20. 21 DE SEPTIEMBRE. MALDIVAS

Hoy no madrugamos tanto como en días anteriores, ya que nuestro único plan del día es disfrutar de este paraíso. Bajamos a desayunar pasadas las 9, tampoco hay prisa por tomar el sol después del atracón de ayer, nos arde medio cuerpo por no tener suficiente cuidado con la crema. Aquí parece que el sol no calienta mucho, pero doy fe de que no es así.

Tras el desayuno y coger la toallas y la crema nos vamos de nuevo a la playa, que está tocando al hotel. Eso si, hoy montamos el campamento base debajo de una palmera, a la sombra, malo será que nos caiga algún coco... Pasamos allí la mañana tumbados y dándonos unos cuantos chapuzones antes de ir a comer en el restaurante que está a pocos metros. Todo después de la correspondiente ducha para quitamos la arena, que es tan fina que se pega por todo el cuerpo.

Yo hoy apuesto por la siesta antes de volver a la playa a tomarnos un par de batidos de frutas buenísimos mientras contemplamos la belleza de la puesta de sol. Increíble. Hacemos tiempo dando una vuelta y jugando un par de partidas de billar antes de salir a cenar. Para las 6:30 ya había gente sentada en los restaurantes cercanos, pero nosotros no tenemos hambre, así que tardamos en bajar. Además, como el servicio no es muy rápido, nos da tiempo incluso de que entre el hambre mientras esperamos.
Así qué el día aquí en esta isla en la que nadie parece tener prisa, es de lo más tranquilo, no nos podemos quejar. Eso si, para mañana ya nos hemos apuntado a una excursión a uns isla desierta cercana que debe ser muy bonita y comeremos allí, echando todo el día con más huéspedes del hotel. A ver si el tiempo acompaña porque parece que por estas fechas es un poco inestable.

sábado, 20 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (19ª)

DÍA 19. 20 DE SEPTIEMBRE. MALDIVAS.

Hoy en las Maldivas amanece con un sol espléndido, lo que hace que este paraíso sea todavía más espectacular que ayer. Bajamos temprano a desayunar, una pena que no haya variedad, y para las 9.00 ya estamos con la toalla contemplando la maravilla que tenemos delante: un agua azul transparente y una arena fina y blanca.
Pasamos allí la mañana tomando el sol y bañándonos y a la 1 nos vamos para el hotel a darnos una ducha antes de comer. Comemos pasta y pollo, y enseguida cogemos las mochilas para realizar una excursión para ver delfines. Salimos en una lancha rápida pero apenas podemos ver cuatro o cinco ejemplares, y eso que hemos estado más de una hora buscando por la zona, pero hoy no era el día. Ya nos habían dicho que hoy las probabilidades de ver eran del 50%. No sé en que se basarán, pero parece que están en lo cierto.

Volvemos un poco descontentos al hotel, aunque por lo menos hemos podido ver desde la lancha impresionantes resorts que hay por la zona, de esos con cabañas sobre el agua no aptos para todos los bolillos. Tras contemplar el increíble atardecer, toca ya enseguida ir a cenar, para las 6 es de noche, y pronto a la cama.

viernes, 19 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (18ª)

DÍA 18. 19 DE SEPTIEMBRE. LLEGADA A MALDIVAS

Hoy, a primera hora, hemos llegado por fin a las Islas Maldivas, un paraíso como el que se ve en las fotos. Para eso nos hemos pegado toda la noche volando. Tras salir de Dubai, hicimos escala en Omán, un aeropuerto algo caótico a esas horas de la noche, aunque que van a construir uno nuevo espectacular. Por la publicidad que se ve por allí es un país que invita a descubrír. Pero eso será en otra ocasión.

El vuelo de Omán, donde aprovechamos para tomar algo, sale con puntualidad y con una sorpresa mayúscula: sólo vamos ocho pasajeros, así que todos nos quedamos mirándonos como diciendo si es los habitual. Pero es que encima vamos en un avión de los enormes, de los de ocho asientos por fila, con espacio más o menos para unos 280 pasajeros y más azafatas que viajeros.

Ni que decir tiene que el vuelo es el más cómodo que hemos hecho en nuestras vidas, ya que podías ocupar dos o cuatro asientos, ponerte en primer fila para estirar la piernas..., vamos una gozada. Hemos volado con Omán Air, una compañía que no conocíamos pero que nos ha dado un servicio increíble: comida, bebidas y un kit con antifaz, tapones, cepillo y pasta de dientes, y hasta calcetines para hacer más cómodo el viaje.

Salimos a las 2:35 de la noche los ocho y en tres horas y media, a las 7:20, de Maldivas, aterrizamos con gran puntualidad en su capital, Malé. El aeropuerto es pequeño y como encima apenas hay gente pasamos el control de pasaportes en un minuto tras rellenar la correspondiente documentación. La maleta, entre ocho, tampoco es difícil de encontrar.


Cruzamos el control de seguridad y allí esta esperándonos ya el chico de Hotel Kaani Beach, donde nos alojamos, para llevarnos en una lancha rápida hasta el hotel. Es curioso, es un aeropuerto pequeñísimo, sales, cruzas la calle y estás en el embarcadero. El traslado hasta la isla lo hacemos en unos 40 minutos los dos solos, eso si, es carillo, 178 dólares, pero hoy no había otra forma de llegar porque el Ferry no funciona los viernes.

Llegamos al hotel y allí nos recibe el manager, muy simpático, para llevarnos hasta allí. Nos dan un zumo muy bueno de bienvenida y nos invitan a desayunar, a pesar de que no lo tenemos incluido hoy. El personal es todo muy joven, pero enormemente simpático. Y el hotel, que está a apenas 30 metros de la orilla, es muy chulo, nuevo, moderno y muy cómodo. Tiene restaurante, hay varias opciones para hacer actividades, y las habitaciones están genial. Con impuestos incluidos, que son muchos, sale por unos 80€ noche, nada que ver con los resorts, que son espectaculares, pero valen el triple por lo menos.

Nos instalamos y no es echamos un rato a dormir, ya que la noche ha sido larga. Tras un par de horas, decidimos recorrer la isla. Es lo que nos esperábamos, muy pequeña, apenas uno por un kilómetros. Hay pocas cosas, alguna tienda, varios hoteles y poco más. Aquí hasta hace no mucho se vivía sólo de la pesca, hoy día también del turismo. Eso si, lo malo que es la comunidad musulmana no permite en playas privadas llevar bikini y sobre todo, beber alcohol. Ya lo sabíamos, pero no deja de ser chocante.

Tras comer un buen filete, por fin, en un restaurante cercano, vamos a unas tumbonas de la playa a contemplar el paisaje. Lástima que está nublado, pero se está muy a gusto, el paisaje es más que idílico y hay gente que incluso se baña. Otros hacen kitesurf, otros andan con motos acuáticas... Hay una gran oferta de actividades.

En seguida, para las seis, se hace de noche, un momento mágico con ese juego de luces. Así que nos vamos a cambiar, damos una vuelta y cenamos en la terraza del hotel, sobre la arena, entre otras cosas un pescado cogido hoy mismo al horno. Está muy bueno. A estas horas ya no hay mucho que hacer aquí, así que vamos a la zona recreativa a jugar unas partidas de billar amenizadas por unos chavales que están en el karaoke con bastante poco acierto...

Antes de las once ya estamos en la cama ya que aquí se empieza el día temprano. Para las 5:50 de la mañana ya empieza a amanecer y enseguida oscurece. A ver sí mañana podemos madrugar. De momento, el único plan es ir por la tarde a ver una zona donde podemos ver los delfines. 

jueves, 18 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (17ª)

DÍA 17. 18 DE SEPTIEMBRE. ADIÓS A DUBAI

Hoy toca hacer de nuevo las maletas para cambiar de destino, así que no hay prisa para madrugar. Nos levantamos con tranquilidad, desayunamos, cuadramos el equipaje y lo dejamos en recepción para irnos a pasar el día al Dubai Mall. Parece distinto al del otro día, y es que es tan grande que no acabas de recorrerlo nunca.

Vamos en metro, apenas quince minutos del apartamento, y lo recorremos con la idea de hacer alguna compra de última hora, incluido el típico imán de recuerdo, y buscamos un sitio para comer después de estar un rato entretenidos viendo el acuario desde el exterior.

La mañana y la tarde se pasan volando entre pasillo y pasillo,y tienda y tienda, nos tomamos un helado buenísimo y sobre las 6 volvemos también al metro para ir al apartamento. Recogemos el equipaje y volvemos en dos minutos al metro para ir al aeropuerto, ya que hay tiempo de sobra. El precio por persona del billete es de 8,5 dirhams, es decir, 17 para los dos, cuando el taxi son 88 incluido el suplemento de maletas.

Eso si, el metro está hasta la bandera y hasta las dos paradas donde se juntan ambas líneas vamos como sardinas en lata. Pero después nos quedamos prácticamente solos y en 40 minutos llegamos al aeropuerto. Como a la llegada, da gustó el aeropuerto, agentes amables, todo limpio, varios sitios para comer, un duty-free con precios muy interesantes y una sala para fumar comodisima, con sofás y extractores como Dios manda. Esta patrocinada por Winston.

Cenamos algo en el Texas Chicken, y vamos hacia la puerta de embarque. Para llegar a la capital de Maldivas, Malé, hacemos escala en Muscat, Omán. En una hora llegamos allí, ya que esta cerquisima de Dubai, y después de esperar un par de horas nos quedarán otras casi cuatro para llegar al último destino de este espectacular viaje. Si todo va bien, a las 7:30 de la mañana llegaremos allí y habrá una lancha rápida esperándonos para llevarnos en media hora hasta nuestro hotel, en la isla de Maafushi.

No es el típico resort con precios prohibitivos, pero el hotel es de cuatro estrellas y tiene una pinta buenísima, a pocos metros de la orilla del mar. Veremos a ver si se cumplen nuestras expectativas. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (16ª)

DÍA 16. 17 DE SEPTIEMBRE. DUBAI

Hoy nos levantamos pronto de nuevo, ya que también nos vamos pronto a descansar, y no sabemos muy bien qué va a deparar el día. Nos apetece diversión, así que queremos ir a un parque de atracciones. Pero nos sabemos a cual. Tenemos dudas con el Ferrari World, además está en Abu Dhabi, a varias decenas de kilómetros de aquí. La otra opción son los parques acuáticos, pero hay tres, así que hay que decidir.

Al final nos decantamos por el Wild Wadi, que dicen que es el más cañero. La entrada nos sale por 250 dirhams, algo más de 50€, pero merece la pena. El taxi del hotel son apenas cinco kilómetros y cuatro euros, y en diez minutos estamos allí. Además de la entrada, hay que pagar otros 35 dirhams por la taquilla que ya no ves y comer allí, porque no dejan entrar nada.

El parque está genial, aunque también es verdad que tenemos mucha suerte porque no hay apenas gente, y en hora y media podemos usar todos los toboganes cañeros que hay. Pero uno sobre todo es espectacular por lo novedoso. Te meten de pie en una cláusula cerrado y tras hacer la cuenta atrás se abre la trampilla que hay en los pies y caes al vacío. Es una sensación de acojono total mezclada con mucha adrenalina. Dura apenas seis segundos, pero es bestial.
Además, hay varios toboganes muy buenos también, dos simuladores de surf, piscina de olas... Así qué pasamos un día genial cuidándonos mucho de no quemarnos, que aquí el sol calienta y mucho. Podemos montar varias veces en cada atracción, así que acabamos derrotados el día. Merece mucho la pena ir, la verdad, aunque es un poco caro.

En cuanto a comida, hay lo de siempre, pizza, hamburguesa, perrito y dos ensaladas.  Cogemos una, la griega, para cambiar, pero no está demasiado buena. Pasadas las cinco de la tarde volvemos al hotel a darnos una ducha y cuadrar de nuevo las maletas que mañana por la noche sale nuestro vuelo al último destino, las Islas Maldivas. ¡Qué ganas de llegar! Y eso que Dubai es un destino que nos ha encantado para pasar tres o cuatro días. Mañana volveremos al Dubai Mall a hacer alguna compra como despedida.

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (15ª)

DÍA 15. 16 DE SEPTIEMBRE. DUBAI

Hoy nos levantamos pronto, a las 8, para intentar poder hacer hoy el Tour por la ciudad. Lo conseguimos, nos sale a 37€ por persona, con coche particular. Es la forma más cómoda de ver la ciudad, porque debe medir unos 80 kilómetros de punta a punta y las cosas interesantes están muy separadas unas de otras. Andando sería imposible y en metro, muy difícil, porque no llega a todos los sitios y después habría que ir andando a cada lugar. Aún así, nos toca un conductor indio bastante borde y pelma, que sólo intenta vendernos más excursiones. Pero bueno, hay aire acondicionado.

En cuatro horas pasamos por el Burj Khalifa, Dubai Creek, el viejo Dubai y el museo, donde se puede apreciar cómo se vivía aquí antes de petróleo (nada que ver)... Nos hacemos una foto también con el hotel Burj El Arab, el más lujoso del mundo, y pasamos también por la famosa Palmera artificial que está llena de apartamentos y hoteles. Vas por la carretera y no se nota por dónde vas. Allí vemos también el impresionante Hotel Atlantis y después la zona de Dubai Marina. El canso de chofer nos lleva a dos galerías de arte, muy bonitas si, pero no somos millonarios.

Pasadas las dos le decimos que nos lleve al Dubai Mall, ya que de aquí se accede al Burj Khalifa. Y tenemos tickets pare subir al piso 24 por la tarde, a las 5:30. Los cogimos desde casa y más vale porque están agotados (27€). Allí comprendemos por qué este Mall es el más grande del mundo, es imposible orientarse, es enorme.

Tiene un acuario enorme dentro, unas preciosas cascadas, 20-30 restaurantes de comida rápida más otras decenas de todo tipo, cientos de tiendas de ropa y de cualquier cosa que puedas necesitar. Comemos algo, nos tomamos un helado espectacular y vamos hacia el acceso al Burj Khalifa.

En el control de seguridad me vuelven a quitar el mechero, qué manía, y vamos hacia el ascensor, que enseguida nos lleva hasta el piso 124. Estamos a una altura de unos 450 metros pero hasta la punta hay más de 800, increíble esta maravilla de la ingeniería. En el ascensor duelen los oídos de la velocidad a la que subes. Desde arriba las vistas son espectaculares, y eso que tenemos muy mala suerte, se ha levantado una tormenta enorme de arena y hay una nieblilla que estropea bastante el paisaje. Una gran putada. Decidimos aguantar un rato a ver si se va pasando, y se va despejando, pero no del todo. Al menos vemos anochecer y las vistas de la ciudad son muy bonitas.
Tras hora y media bajamos abajo a ver el famoso espectáculo de música y luces que crean con las fuentes, es muy chulo, una de esas cosas que hay que hacer en Dubai. A partir de las 6 hay cada media hora, la pena que dura 4-5 minutos solamente. Volvemos al Mall y decidimos ir hacia el metro para volver al apartamento.

Hay un enlace directo desde el centro comercial pero tardas un rato en llegar andando. El billete nos cuesta 1,5€ más o menos al cambio y el metro es muy chulo porque va por encima de la ciudad y vas viendo todo. Además es muy moderno. Aunque son sólo cinco paradas hasta el apartamento, tarda un rato ya que las distancias son muy grandes. Una cosa curiosa del metro es que mientras esperas es imposible caerse o tirarse a la vía, ya que hay una cristaleras que sólo se abren cuando llega el tren. También nos ha parecido curioso estos días ver las marquesinas para esperar al autobús, son cerradas y con aire acondicionado. Más vale...

Llegamos al apartamento, cenamos algo, y enseguida se nos empiezan a cerrar los ojos. Ha sido un día intenso y hay que recuperar fuerzas.


INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (14ª)

DÍA 14. 15 DE SEPTIEMBRE. DUBAI

A las 8:30 nos levantamos, desayunamos y nos vamos andando al cercano Centro comercial Mall of the Emirates. Está muy cerca del hotel, pero hace tanto calor que llegamos sudando mucho. Es enorme, con tiendas de todo tipo, mucho lujo, pero los precios como en España. Lo más espectacular es la pista de esquí que hay dentro y que se puede ver desde el cristal. Increíble. 40 grados en la calle y 4 bajo cero ahí dentro. Hay varias actividades para hacer dentro, pero no nos acabamos de decidir.


Volvemos al hotel y contratamos en el hall la excursión en 4x4 al desierto, muy recomendada. Cuesta 37€ por persona, pero merece la pena. Decidimos subirnos a comer y a echar una pequeña siesta ya que a las 4 vienen a recogernos al hotel.

La excursión es muy completa. Nos recogen en un 4x4 Toyota Land Cruiser y tras una hora de camino paramos a deshinchar las ruedas para andar por las dunas. Allí hay varios coches como el nuestro haciendo lo mismo. Emprendemos la marcha y empezamos a sortear las dunas con derrapes, acelerones, es muy entretenido, aunque hay que atarse bien el cinturón. Además, una señora mayor inglesa que va con nosotros se marea y le toca coger la bolsa....

Tras media hora sorteando dunas paramos en mitad del desierto a hacer fotos anocheciendo, son unas vistas increíbles, la verdad. Volvemos al coche ya llegamos a una especie de restaurante improvisado donde vamos a cenar. En el precio de la excursión ya está incluido que andes en camello, la cena bufete con las bebidas que quieras, y alguna cosilla más. Estamos muchísimos turistas y pasamos un rato muy agradable que acaba con un bailes árabes típicos de la zona.

Sobre las 20:30 volvemos al coche para llegar a casa. Paramos a echar gasolina y me quedo ojiplático con lo que vale aquí un litro de gasolina especial, que le llaman: 37 céntimos de euro. Casi como en España... No me extraña que hay coches de este calibre.

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (13ª)

DÍA 13. 14 DE SEPTIEMBRE. DE NEPAL A DUBAI

Hoy nos levantamos más tarde de lo normal, ya que no hay nada previsto hasta las 4 de la tarde, que vendrán a recogernos al aeropuerto. Desayunamos con tranquilidad y a eso de las 11 salimos a dar una vuelta por Thamel después de pasar apuros para cuadrar la maleta y hacemos las últimas compras. Tomamos algo, comemos y nos vamos al hall del hotel a hacer tiempo.

A las 4 salimos rumbo al aeropuerto con el guía del día anterior y otro chofer. Hay muchísimo tráfico y tardamos unos 40 minutos en llegar. El aeropuerto es pequeño y muy antiguo, pero hay muchísimos controles de seguridad, cacheos,... Hay zonas de fumadores dentro pero hay que ser valiente para entrar, están muy sucias.

El vuelo sale más o menos con puntualidad a las 19:05, y vamos rodeados de nepaleses que van a trabajar a Qatar haciendo escala en Dubai, una pasada. La compañía con la que volamos, Fly Dubai, es de las más incómodas con las que hemos ido. Aunque el avión es nuevo, los asientos son incomodisimos, y apenas cabemos sentados. Así que el vuelo, de 4 horas y 20 minutos, se nos hace eterno. Al ser de bajo coste, si quieres comer o beber algo, pagas, lo mismo que sí quieres ver la tele. Pero el billete no es tan barato, 189€ por persona.

Llegamos puntuales a Dubai y nada más bajarnos del avión el calor ya empieza a ser asfixiante, qué pasada. El aeropuerto, aunque moderno, no es lujoso como pensábamos, pero está bien. El visado nos lo hacen en medio minuto y los encargados funcionarios son muy simpáticos, incluso chapurrean algo en castellano. La maleta sale enseguida y cogemos un taxi al apartamento, Al Barsha se llama.

El taxista nos sabe dónde está pero llama al hotel y enseguida se lo dicen. Tardamos unos 20 minutos, pero son 30 kilómetros de distancia. Aquí esta todo muy esparcido. Nos cobra unos 20€ al cambio. El apartamento, que cuesta unos 67€ día, es espectacular. Grande, limpio, dos baños, cama enorme, salón, balcón, cocina..., y muy nuevo. Además tiene piscina arriba. Lo único malo es que sólo tienes 150 megas de Internet gratis al día y se los come el móvil.... También hay una parada de metro, Sharaf DG, la número 33, a 200 metros del hotel. Dejamos las cosas, y bajamos a sacar dinero a un cajero cercano y a coger algo para desayunar mañana. El calor a estas horas es horrible, más vale que el aire acondicionado está por todos los sitios. 

sábado, 13 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (12ª)

DÍA 12. 13 DE SEPTIEMBRE. TREKKING POR NEPAL

Hoy sí que ha tocado madrugar de verdad, a las 6:30, ha que a las 8 hemos quedado para hacer un trekking a una hora en coche de Katmandú. Eso si, ha estado toda la noche lloviendo a mares y sigue al levantarnos, así que no sabemos muy bien que vamos a poder hacer. Abajo, con el chofer y el nuevo guía, natural de la región de los Himalayas, nos espera también el jefe de la agencia, que quiere saber que tal han ido las excursiones estos días. Un detallazo que no se suele ver, y menos a estas horas. Además, nos dice que mañana nos pone un coche gratis para al aeropuerto. ¡Genial! Y otros los días nos escribe por whatsapp a ver que tal vamos. Un lujo.

Salimos en coche y en una hora llegamos a Nagarkot, el destino. Sigue lloviendo bastante así que se plantea la idea de reducir el trekking a la mitad, de cuatro a dos horas. Decidimos hacerlo así por sí acaso, no vayamos a coger una pulmonía. Además, hay muchas nubes, y nos impiden ver los Himalayas, toda una pena. Tampoco hemos podido sobrevolar la cordillera en avioneta por el mal tiempo, ya que nos han recomendado que no merece la pena. Y son 150 euros la actividad...

El camino con nuestro guía, que sólo habla en inglés, se hace bastante ameno. Además, nos cuesta algunas de sus aventuras y nos enseña una foto de cuando estuvo en el campo base del Everest. Hay paisajes muy bonitos, unas vistas espectaculares del valle de Katmandu, atravesamos un par de pueblos, y llegamos al final del camino, el templo de Chang Narayan, uno de los más bonitos y mejor cuidados que hemos visto estos días.

Enseguida emprendemos el camino al apartamento, Gaju Suite, muy recomendable, salimos a comer y nos vamos a la siesta, que hoy sí que la necesitamos de verdad. Por la tarde aprovechamos para hacer algunas compras por la ciudad, ya que hasta hoy no hemos mirado nada en serio a pesar de la insistencia de los tenderos. Es una pena que el barrio de Thamel, el más turístico, no sea peatonal, ya que es difícil andar con tanto coche y moto que se meten por esas estrechas callejuelas. Le daría mucho encanto que no hubiera coches, sólo los ciclo ricksaw, y además el asfalto no estaría tan mal. Está hecho unos zorros y cuando llueve es muy incómodo andar por allí.

Acabamos el día cenando en un local en el que ya estuvimos ayer, nos sale por menos de 9 euros para los dos, aunque ha sido una cena bastante ligera. Ya se agota nuestro tiempo en Nepal, un país del que nos llevamos una muy buena imagen por las cosas tan bonitas que ofrece y porque la gente es muy amable, nada que ver con otros destinos. Así que no descartamos volver y conocer mejor su oferta de ocio y aventura. Mañana salimos a las 7 de la tarde rumbo a Dubai, siguiente escala de nuestro viaje. Llegaremos allí a dormir y seguro que cansados ya que hay más de 4 horas de trayecto en avión. 

viernes, 12 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (11ª)

DÍA 11. 12 DE SEPTIEMBRE. EL NEPAL RURAL

Hoy tenemos planificada una excursión a la zona rural del avalle de Katmandú para ver cómo se vive en los pueblos hoy en día. Salimos a las 9 de la mañana rumbo a Bungamati, cuyas calles están llenas de animales por todos los sitios: cabras, patos, gallinas... La vida está en la calle, ya que hay muchos cortes de electricidad en las casas. Por lo que dicen, se vive de alguna forma como en la España de la posguerra aunque con cocacola, motos y móviles. También tenemos la oportunidad de ver cómo los estudiantes más jóvenes se ordenan en el patio antes de entrar a las clases, muy curioso.

Desde allí llegamos al cercano, esta tocando, pueblo de Khokana. La entradas a cada pueblo cuesta 50 rupias, menos de 50 céntimos. Lo más interesante de este pueblo son quizá los arrozales por sus vistas (aunque nada que ver con Bali) y ver cómo elaboran el aceite de mostaza, que se usa mucho aquí (el de oliva es muy caro).

El siguiente sitio que visitamos es la garganta de Katmandú en Chobhar, donde el río deja una bonita estampa. Lástima que arrastre tanta suciedad. Cerca de allí hay un curioso templó también. Para acabar la excursión (prescindible) vamos a Kirtipur, un pueblo más grande, con bonitos templos budistas e hindúes y buenas vistas de todo el valle. Pero poco más. Acaban de empezar a cobrar entrada, 100 rupias.
Para la una y media ya estamos de vuelta en el hotel y decidimos comer algo antes de descansar (aquí se puede comer bien la pareja por 10/12€ con postre o cerveza). Echamos un poco de siesta y nos vamos hasta Durbar Square andando, unos 25 minutos. Es la fiesta de Kumari, y la plaza está llenísima de gente.

Es curioso ver cómo la pasean en un carro enorme (hay tres) y como la gente grita de felicidad. Hay danzas, la guardia pasea al ritmo de la música... Para nosotros no es fácil entender la pasión con la que se vive aquí, esperábamos que sería más espectacular, pero supongo que será cuestión de costumbres. A la que volvemos para el hotel vemos que la siguen paseando en un carro grande más o menos como hacemos en España con las procesiones, pero en vez de portar una talla, aquí se lleva a la niña elegida, Kumari, acompañada por varios hombres.
Por cierto que hay una enorme seguridad en la plaza, incluso los militares, ya que se esperaba que acudiera el presidente de la República a recibir la tika (bendición) de manos de la propia niña.

De vuelta al hotel vuelvo a ver como Katmandú es un caos de tráfico, y más en día como hoy, de fiesta. Hay muchísima polución de los coches, tanta que mucha gente lleva en el día a día máscaras como las de los médicos para taparse la boca y la nariz. A la que llegamos empieza a llover con ganas, así que esperamos a que pare un poco y saldremos a cenar. Queremos volver pronto ya que mañana salimos a las ocho para hacer un trekking a una hora de camino de unos catorce kilómetros. 

jueves, 11 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (10ª)

DÍA 10. 11 DE SEPTIEMBRE. KATMANDU Y ALREDEDORES

Hoy nos toca seguir conociendo los alrededores de Katmandú, la capital de Nepal, y salimos a las 9 de la mañana tras desayunar abundante rumbo a la gran estupa de Boudhanath, el centro religioso budista más importante para varios países de la zona del Himalaya. Está a unos 7 kilómetros de Katmandu, la gran estupa mide casi 43 metros y la entrada cuesta unos 2€ al cambio.

La zona está llena de curiosos templos, monjes, gente orando..., y es Patrimonio de la Humanidad desde 1979. El guía nos cuesta un montón de historias sobre el budismo, que para nosotros, con nuestra concepción, no es fácil de entender, pero resulta muy interesante. Dice que hay una leyenda que cuenta que la construyo un príncipe como ofrenda tras haber asesinado a su padre sin saber que era él. Su antigüedad es mucha, ya que se estima que se construyó en el siglo V antes de Cristo.

Tras recorrer la zona y visitar un par de monasterios, vamos al pueblo de Bhaktapur, a unos pocos kilómetros de la capital. Es un pueblo pintoresco con las casas y calles hechas de un ladrillo especial y se le considera la capital cultural de Nepal. Visitamos tres plazas llenas de curiosos templos hindúes, todos de gran belleza aunque al final todos te parecen similares, al menos a nosotros. La entrada al pueblo además es cara, unos 12€, aunque ese dinero luego se destina a mantener las calles y las casas con un tipo de ladrillo especial.

Aquí nos encontramos por curiosidad con un desfile encabezado por un búfalo pequeño al que van a sacrificar, pero preferimos no ver el final. También con una ceremonia para agasajar a unos niños que han alcanzado cierto nivel tocando un tambor típico.

La última visita del día es a la ciudad de Patán, a una media hora en coche de Katmandú. Recorremos la plaza principal, llena de templos hindúes, y un monasterio budista espectacular a pesar de ser pequeño. Después de ver tantos edificios parecidos, ya no le sacas tanto provecho, pero merece la pena la visita. La entrada aquí cuesta 4€. También esta reconocida por la UNESCO.

Durante el camino, nuestro guía nos cuenta un montón de cosas sobre el país, dedicando un buen rato al alpinismo, las expediciones y el Himalaya. Dice que hoy en día se pagan más de 10.000€ por persona por tener un permiso para escalar el Everest y como curiosidad nos adelanta que aunque siempre se ha dicho que hay 14 ocho miles, es decir, picos de más de 8.000 metros, acaban de descubrirse seis más, todos ellos en Nepal y que aún no tienen nombre. En Occidente al menos yo nunca había oído eso. De los 14, ocho están en este país para su orgullo. También dice que hoy en día, con los adelantos que hay, ya no supone tanto mérito como antiguamente escalar el Everest y que los sherpas guías, que por cierto deben cobrar muchísimo dinero (no los porteadores), lo hace mucho más accesible. No creo que nunca lo llegue a ver en persona.

Tras  una ajetreada mañana, volvemos al hotel y salimos a comer algo antes de visitar el Dreams Garden, Jardín de los Sueños, muy cerca del barrio de Thamel. Cuesta 1,5€ la entrada y merece la pena darse un paseo. En medio de tanto ajetreó de tráfico y gente aquello es un oasis de paz.

Volvemos al hotel a ducharnos, salimos a hacer alguna compra y a cenar. Primer día que probamos comida nepalí, los llamados momos, una especie de empanadas rellenas de pollo o de verduras. No están malas, pero sin más. La cena para dos, con postre incluido, sale a 9€, y eso que es un restaurante con muy buena pinta. Sin duda, comer es lo más barato que hay aquí y la oferta es muy grande en cuanto a restaurantes. 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (9ª)

DÍA 9. 10 DE SEPTIEMBRE. KATMANDU Y ALREDEDORES

El primer día en Nepal no ha podido ser más intenso. Nos levantamos a las 8 para no perder la costumbre y subimos de desayunar a la quinta planta del hotel. El restaurante está muy bien decorado y el desayuno es de lujo: café, zumos, tostadas, bollería, huevos, salchichas... Hasta hartarse vamos.

Después decidimos sondear alguna agencia para organizar un plan para estos días. Como sólo vamos a estar cinco días y medio, las posibilidades no son muchas y se cierran algunas puertas, como desplazarnos a dormir fuera de Katmandu. Tras sondear un par de agencias, acabamos yendo a una en la que el dueño habla un español muy bueno, y contratamos las actividades para cuatro días a 65€ las dos personas, incluyendo guía en español y conductor.

La primera parada es en el templo budista de Swayambhunath o templo de los monos, porque está lleno de ellos. Desde allí, hay que subir un montón de escaleras, hay unas vistas muy buenas de la ciudad y el sitio merece la pena. El lugar de Patrimomio de la humanidad de la UNESCO y hay una gran estupa. La entrada cuesta 200 rupias, 1,6€.


Desde allí la siguiente parada es en la plaza Durbar, el corazón de la ciudad. Los turistas también tenemos que pagar por entrar 750 rupias nepalís (6€) pero da para mucho rato de admiración ya que hay un montón de Palacios y edificios espectaculares. Nuestro guía nos explica un montón de cosas de la historia del país, las dinastías que han reinado, los sucesos políticos de los últimos años, llenos de tensión...y por supuesto la historia de Kumari. Estos días se celebra la fiesta de Indra y el propio presidente acudirá allí. Es la única vez al año que se muestra al pueblo.

Kumari según la leyenda es la reencarnación de una diosa en humano. Es una niña que se elige entre las chicas de una casta concreta del valle de Katmandú y que tiene que cumplir hasta 32 cánones de belleza. Suele elegirse a los 3 o 4 años y ostenta el cargo hasta que se hace mujer. No hay muchas chicas que cumplan esos requisitos y además deben superar una prueba terrible, ya que las dejan en un patio a oscuras con las cabezas de 108 búfalos decapitados y no tiene que demostrar miedo. Un grupo de sacerdotes vela para que sea así. Sí grita o llora, queda descartada.
Si es elegida, lo que es un orgullo para la familia, pasa a vivir en un palacio de la plaza específico, sin su familia, aunque pueden visitarla todos los días. Una vez que se hace mujer, deja de ostentar el cargo y es una chica normal con una especie de paga de por vida que le da el gobierno. Hay creo que trece kumaris en el valle, aunque la de la capital es la más importante, es la kumari real. Y sus condiciones de vida también son las más estrictas.

Después de picar algo, salimos hacia el crematorio de Pashupatinath, un complejo religioso dedicado al Shiva y un lugar sagrado para el hinduismo junto al río Bagmati, afluente del Ganges. Como sucede en Benares, en India, aquí también se realizan cremaciones, una tradición que para el turista es un poco fuerte, y más si oyes los alaridos de dolor de algunos familiares. Hoy se estaban realizando varias y los cadáveres pasan unas seis horas quemándose.


En este lugar también hay un montón de monos, así como los llamados santones, que viven de hacerse fotos con nosotros los visitantes. La entrada al complejo cuesta 1000 rupias, unos 8 euros.

De allí nos vamos directamente hacia el hotel a pegarnos una ducha, que son muchas horas sin parar. Cenamos en un mexicano que está cerca del hotel muy bien y para las 10:30 a la cama, que mañana nos espera otro día intenso.

Por cierto que el guía ya nos ha avisado de que todas las prendas de montaña que se venden por aquí, casi en cada tienda, son falsificaciones, como imaginábamos por los precios. Sólo hay una tienda original, pero los precios son como todos los sitios, así que tampoco merece mucho la pena.




martes, 9 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (8ª)

DÍA 8. 9 DE SEPTIEMBRE. LLEGADA A NEPAL

Hoy madrugamos menos, a las 9.00, ya que hasta las 11:45 no viene nuestro chofer a recogernos para llevarnos al aeropuerto. Así que nos lo tomamos con filosofía. Lástima que el desayuno sea flojisimo, apenas unas tostadas para occidentales. Recogemos todo, pagamos la habitación y con puntualidad viene Pumka a por nosotros. Nos cuesta llegar un rato, unos 40 minutos. Nos despedimos, le damos su merecida propina y al ir a entrar al aeropuerto ya empiezan las medidas de seguridad. Un guardia nos mira pasaportes y billetes antes de dejarnos pasar.

Facturamos rápido con Spicejet (66€ por persona) y el siguiente quebradero de cabeza llega en el control de seguridad. Me quitan los dos mecheros, algo que no había visto en ningún aeropuerto del mundo, y llevo varios. Y eso después de pasar por otro control de pasaportes. Se hace tedioso...

Sin mecheros, me preguntó ahora como voy a fumar, pero andando unos metros veo que hay smoking rooms por allí. Voy por curiosidad y al pedir fuego a un hombre me señala a la pared. Hay una especie de artefactos que pulsas el botón y te lo encadenes. Curiosisimo. La parte buena es que el cartón de Marlboro se vende a 17,5€.

Tras picar algo en el aeropuerto (hay variedad) vamos a esperar a embarcar, y lo hacemos con media hora de retraso. Montamos en el avión y en apenas hora y media estamos aterrizando en Nepal. El paisaje es espectacular, todo verde, todo montañas... Y por suerte no cae ni gota.

Bajamos y vamos mirando dónde hay que hacer el visado. Había leído por ahí que es un trámite engorroso, en el que había que armarse de paciencia, pero nada más lejos de la realidad. Se ve que han instalado unas máquinas en las que escaneas el pasaporte e incluso te saca la foto, así que no hace falta llevar (teníamos por sí acaso). Con el resguardo vas a la ventanilla, pagas 25 dólares (para los que van a estar hasta 15 días) y unos metros más adelante hay otro control en el que te ponen ya el visado en el aeropuerto.

Recogemos enseguida las maletas y a la salida cogemos un taxi prepagado hasta el hotel, que cuesta 8 dólares (6,2€). Aunque no está lejos el aeropuerto de Katmandu, tardamos casi 40 minutos en llegar ya que hay un tráfico terrible. Además, el copiloto empieza a ofrecernos mil excursiones e historias, y promete pasarse mañana por el hotel con un guía español, veremos a ver.

Lo que sí nos llama la atención que esto no es tan caótico como la India. Pensábamos que sí, pero aquí se ve más orden, mejores coches y motos, gente más occidentalizada, móviles de última generación... Algo más parecido a nuestro mundo, aunque con sus enormes diferencias, claro.

Llegamos al hotel, el Gaju Suite Hotel, cerca del centro de la ciudad, y la verdad es que el parlamento está de lujo, con unos 50 metros cuadrados, salón, baño grande, cuarto grandes... Y todo por 45€ noche con desayuno. Decidimos salir a explorar un poco Katmandu, y aunque hay cierto caos, es menor que en la India. Se ve que aquí el montañismo es una gran fuente de ingresos, ya que todo el mundo vende ropa de monte, y a buenos precios, según parece sin mirar a fondo. Eso sí, el 98% son falsificaciones o imitaciones.

Tras pasear media hora, decidimos ir a comer a un italiano, La dolce vita, después de sacar dinero en un cajero. No es barato, pero la comida está de cine: pasta, ensalada caprese y un rissoto con cerveza enorme y agua unos 20€ al cambio. Me da que vamos a repetir más de un día. De momento, ya hemos agotado el día, y ya con ganas de descansar para coger con ganas estos cinco intensos días que nos quedan por este país pequeño pero que nos está apasionando. Además, la ciudad parece segura, hay mucho turismo, y el único pero es que en una hora se han acercado siete u ocho chavales jóvenes a venderme marihuana. Se ve que tienen compradores si no no lo harían.....

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (7ª)

DÍA 7. 8 DE SEPTIEMBRE. VUELTA A DELHI

Hoy ha sido un día de transición y tras dejar el hotel a las 9:30 salimos en coche rumbo a Delhi otra vez. Son apenas 270 kilómetros pero la carretera es un caos, trozos rotos, desvíos cutres, baches, cientos de camiones por todos los sitios, vacas que se cruzan, rebaños de ovejas...

Parece mentira que no haya apenas accidentes de tráfico, y eso se debe sin duda a la destreza de los conductores, que ya están acostumbrados. Además, nadie se enfada, aunque el claxon es el deporte nacional aquí en India.A mitad de camino paramos a tomar un refresco en una especie de bar de carretera, pero enseguida volvemos al coche. La llegada a Delhi parece otro mundo, con edificios de oficinas enormes, lujosos hoteles, nada que ver con la ciudad.


Sobre las 3 de la tarde, cinco horas y pico después, llegamos por fin al hotel. Se llama Krishna, está a 200 metros del que estuvimos el primer día, pero es peor, claro que también más barato (38€ con desayuno). Tras dejar las maletas nos vamos a picar algo por ahí, echamos una buena siesta y salimos a dar una vuelta por las cercanías, ya que no hay nada planeado. Por allí no se ve nada, y hace un calor horrible, como todos los días, con una humedad que casi te asfixia.

Tomamos un café helado, paseamos un rato, cenamos y enseguida a la cama, a descansar, que mañana toca volar a Nepal, segundo destino en esta escapada. Además, por un lado, ya hay ciertas ganas de dejar atrás India, un país en el que cuesta esfuerzo sentirse cómodo.


domingo, 7 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (6ª)

DÍA 6. 7 DE SEPTIEMBRE. JAIPUR

El despertador ha vuelto a sonar temprano hoy, 6:30, pero es que a las 8 habíamos quedado con Pumka para ir a ver el fuerte de Amber. Desayunamos muy bien en el hotel, todo tipo de cosas, y emprendemos el camino parando a sacar unas fotos del Hawa Mahal o Palacio de los Vientos, construido en 1799. Es un ejemplo de arte rajputa levantado para permitir que las mujeres de la casa real pudieran ver desde allí la vida de la ciudad. Justo allí vemos también a un par de hombres que con sus flautas hacen bailar a las cobras, da un poco de respeto.

En unos 15 minutos llegamos, no sin problemas ya que hay mucho tráfico y gente, a las inmediaciones del fuerte. Allí nos montamos en elefante para subir hasta arriba, algo así como un kilómetro (900 rupias, 12€) cuesta la pareja. El vaivén es la leche, pero resulta curioso subir montado en un elefante. Arriba el fuerte es uno mas de los tantos que hemos visto pero en las inmediaciones es una pasada toda la muralla que hay construida por los montes cercanos.

De vuelta a Jaipur paramos a ver el Palacio del Agua, situado en medio de un lago, y visitamos una sastrería por curiosidad. Mari José se prueba incluso un saree (sari) una prenda típica del país. Los precios son muy buenos pero apenas compramos algo, y eso que te hacen una camisa por 20€ a medida en una hora, trajes, chaquetas..., todo lo que te puedas imaginar.

Desde allí vamos a visitar el Palacio de la Ciudad, donde hay varios edificios con exposiciones de armamento, vestimenta de maharajas... Es curiosa también la arquitectura, y el precio es de 400 rupias (5€). Muy cerca de allí acabamos la ruta turística en el Jantar Manjar, un curioso observatorio astronómico lleno de extrañas estructuras que según parece servían para medir la posición de las estrellas, la altitud, pronosticar eclipses... El calor pega mucho a esas horas y tras toda la mañana de visita decidimos que nos lleve el chofer a comer algo y retirarnos al hotel a descansar.

Tras una enorme siesta, nos subimos a hacer algo de deporte al gimnasio, y de allí a la piscina. Nos arreglamos, y vamos a un restaurante de comida de todo tipo recomendado en webs y que está a 200 metros del hotel, se llama Forresta. El plato de pasta con queso está buenísimo, y en el exterior se celebra una fiesta de la escudería de Fórmula 1 Force India y de su patrocinador, la cerveza Kingfisher. Volvemos al hotel y enseguida a descansar, que mañana esperan 5 horas de coche a Delhi, donde haremos noche antes de volar a Nepal. Allí parece que las lluvias no están dando tregua estos días, a ver si al llegar tenemos un poco de suerte.

sábado, 6 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (5ª)

DÍA 5. 6 DE SEPTIEMBRE. DE AGRA A JAIPUR

Suena el despertador a las 6 de la mañana y aunque tenemos ganas de visitar el Taj Mahal, una de las principales razones para visitar esta país, la cama es tan cómoda que cuesta moverse. Desayunamos muy bien en el bufete del hotel, hacemos las maletas y vamos a pagar. Tras un pequeño problema con las tarjetas, a las 8 ya estamos saliendo rumbo a la furgoneta de nuestro chofer, que viene acompañado como prometió por un guía indio que habla español para el Taj Mahal.

En 5 minutos llegamos al parking, y después de comprar las entradas recorremos en unos pequeños vehículos el kilómetro que queda hasta la puerta del monumento. Nos revisan a fondo las mochilas, ya que no se puede meter tabaco, mechero, auriculares, linternas....un montón de cosas. Tras pasarlo, llegamos al recinto, pasando por la puerta principal de acceso. El guía nos cuenta que tiene 22 pequeñas cúpulas, una por cada año que costó construirlo, de 1631 a 1653. Fueron 20.000 los hombres que trabajaron en levantarlo, y 4.000 murieron en el intento.

Como ya es sabido, es un monumento al amor, un mausoleo que el emperador Sha Yahan dedicó a su segunda esposa, su favorita. Conforme te acercas impresiona más el edificio, reflejado con belleza en el agua. Y su simetría es perfecta. Y tiene millones de inscripciones con piedras semipreciosas, por lo que se entiende la gente que se necesitó para su construir. Dentro están las tumbas del emperador y su  esposa, pero en el subsuelo, las que se ven son réplicas. Y dentro su belleza no es comparable con la externa y hace un calor horrible. El Taj esta flanqueado por cuatro columnas a las que ya no dejan subir porque mucha gente se suicidaba desde allí por amor.

Con pena dejamos el Taj, una auténtica maravilla, y el guía nos pide que visitemos una tienda de piedras semipreciosas y un taller de mármol, a ver sí pica algo. Tras dejarle en Agra (su precio es de 500 rupias más una propina) cogemos el coche rumbo a la ciudad de Fathepur Sikri, a 35 km de Agra. Fue la capital de imperio mogol siglos atrás, pero hoy son sólo reliquias monumentales. Llegamos tras coger un bus desde el parking por 10 rupias. Los niños y no tan niños te atosigan para que les compres, les des algo... Lo típico en estos sitios tan turísticos.

Tras visitar las ruinas, cogemos el coche rumbo a Jaipur. Nos quedan unos 200 Km pero con el tráfico de aquí tardamos casi 3 horas y media haciendo una parada para comer. Por cierto que en la autovia se ven coches y camiones en dirección contraria. Como dice nuestro chofer, India is free. Y no digamos nada de las vacas que se ponen a cruzar por donde quieren y obligan a parar todo el tráfico. Todo un show, pero ya se sabe que son sagradas....

Sobre las 5 de la tarde llegamos al hotel, un. 4 estrellas bastante lujoso, quizá un poco menos que el de ayer. Se llama Country Inn and Suites y el precio de la habitación es de 3.000 rupias al día, unos 40 euros. Tras ordenar todo un poco y dar una vuelta por la piscina, decidimos salir a cenar algo a la ciudad. Craso error, cruzar aquí es imposible, encima se está haciendo de noche y se está volviendo una aventura peligrosa. Así qué nos volvemos.

Decidimos comer en un restaurante chino del hotel. Uno de los mejores del país según la prensa de aquí, y la verdad es que es un acierto, al menos mi plato, un filete de cerdo con un montón de adornos y una salsa buenísima. De postre, un brownie con helado para chuparse los dedos. Cuando ya nos vamos sale el chofer a decirnos si puede hacerse una foto con nosotros. Por supuesto. Hoy llevamos ya unas cuantas, no se qué es lo que nos ven de raro....a ver si estos días lo descubrimos.






viernes, 5 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (4ª)

DÍA 4. 5 DE SEPTIEMBRE. LLEGADA A AGRA

Hoy suena el despertador a las 8. Desayunamos, terminamos las maletas y salimos ya para Agra con nuestro chofer, que puntualmente nos espera en la puerta. Nos cuesta al final 3 horas y media llegar, pero paramos un rato en una especie de área de servicio. Salir de Delhi es un caos, pero después cogemos una autopista y prácticamente vamos solos, ya que hay peajes.

La llegada a Agra deja bastante que desear. Mucha suciedad por el suelo, miseria, vacas y búfalos caminando por mitad de la carretera... Parece más pobre aún que Delhi. Lo primero que hacemos, antes de ir al hotel, es parar al otro lado del río Yamuna para ver una de las caras del imponente Taj Mahal, una pasada. El chofer nos dice si queremos visitar el Baby Taj (un mausoleo similar, aunque más pequeño) pero le decimos que preferimos ir a descansar un rato.


Enseguida llegamos al Radisson Blue Agra Taj East Gate, un 5 estrellas espectacular por 44€ noche, sin desayuno. Nos atiende una chica que habla español, y nos da una habitación Bussiness Class por nuestsa cara bonita. El hotel es espectacular, la habitación de las mejores que hemos visto en tantos viajes, y además hay piscina y gimnasio gratuitos.

El hotel cuenta además con dos restaurantes que tienen buena pinta, y comemos allí unos sándwiches y pizzas antes de ir a visitar la ciudad. La primera y única parada es en el Fuerte de Agra. Es enorme y curioso, pero después de ver el de Delhi tampoco hay grandes diferencias. Aún así, es uno de los pocos reclamos que hay en la ciudad. La entrada cuesta 300 rupias (4€) y la gente no para de hacernos fotos y de pedirnos que posemos con ellos.


Tras un ráto allí, decidimos volver al hotel a probar su hermosa piscina, está caliente, y nos encienden el jacuzzi para terminar por todo lo alto un gran día. Como en los alrededores del hotel no hay nada, más que mucha pobreza, decidimos cenar también en el hotel, un lujazo que me temo no volveremos a repetir en muchos días. Y la cama además tiene pinta de ser comodisima. Mañana tocara visita al Taj Mahal, que los viernes cierra. Esperemos que nuestro chofer nos haya podido conseguir un guía en castellano.

jueves, 4 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (3ª)

DÍA 3. 4 DE SEPTIEMBRE. NUEVA DELHI

Hoy hemos dormido como lirones, ya nos estamos aclimatando al horario y ha habido que esperar a que sonara el despertador a eso de las 8 de la mañana. Nos preparamos y subimos desayunar a la azotea del hotel. El desayuno es básico para occidentales pero bueno, hay café, pancakes, algún bollo, zumos... Coincidimos con un hombre de negocios indio de unos 40 años que nos ameniza el desayuno contándonos su vida y preguntado de dónde venimos y esas cosas.

Para las 9 ya tenemos a Pumka, nuestro chofer, esperando en la puerta del hotel para llevarnos a conocer más de Nueva Delhi y alrededores. Visitamos el Memorial de Mahatma Gandhi (un parque enorme) y después nos lleva al espectacular templo que se llama Akshardham. Es lo más bonito que hemos visto hasta ahora, sin duda, la pena que no dejan hacer fotos. La entrada es gratuita, eso si, te cachean a gusto y apenas te dejan entrar con agua, dinero y ni móvil. Tenemos suerte porque hay pocos visitantes a esa hora, antes de las 10.00. Hay más de 20.000 deidades talladas en el complejo, hecho con arenisca y mármol, una pasada. Al menos nos podemos llevar cómo recuerdo una foto que te hacen allí por 130 rupias (1,5€).


Desde allí nos lleva el chofer a visitar la Tumba de Humayun, emperador mogol del siglo XVI. Es curiosa pero nada que ver con lo que ya habíamos visitado antes, así es que nos deja un poco indiferentes. Aquí si hay que pagar, 250 rupias (3€ más o menos).

La siguiente parada antes de comer es a 13 km de la ciudad, al sur, y se llama Qutb Minar, primeros monumentos islámicos que se construyeron en el país. Destaca sobre todo una torre de la victoria de 73 metros de alta y que se empezó a construir en 1.200. Con el paso del tiempo se ha ido inclinando y no dejan subir. La anécdota del día es que un policía de ha ofrecido a hacernos una foto en un sitio concreto para que pareciera que agarrábamos la tore. Había que ver como se retorcía en el suelo para dar con el ángulo, un espectáculo. Quería propina, claro. También aquí unos chavales jóvenes nos han dicho sí podían fotografiarse con nosotros, nos ven muy raros. La entrada también vale 250 rupias.


Hoy por cierto hemos podido seguir disfrutando y padeciendo del tráfico de Delhi. Es increíble que no haya golpes, parece magia ver como se cruzan peatones, carros, tuctucs y coches sin que nadie pegue a nadie. Y también es increíble los perros callejeros que hay por todos los sitios, muchos llenos de sarna y famélicos.

Tras la visita, el coher nos lleva a comer a un sitio decente, aunque al cambio no es barato, unos 15€ por persona. Las gambas no son baratas aquí tampoco. El restaurante tiene buena pinta y la comida no estaba mala, aunque tampoco para chuparse los dedos. Se llama Chicken Inn.

De allí vemos por encima varios sitios en los que no se puede estacionar. La Puerta de la India, la casa del presidente, el Parlamento..., y tras pasar por una tienda de recuerdos, volvemos al hotel a descansar. Dejamos atrás Delhi, pues mañana salimos ya para la ciudad de Agra. Por cierto, me resulta muy curioso que cada vez que salgo del hotel para fumar el hombre de la puerta me saque una silla para sentarme. Se pasa vergüenza.


Tras descansar un rato, decidimos cenar en el restaurante del hotel, en la azotea. Todavía no nos atrevemos con los sabores así que optamos por sándwiches de queso, patatas fritas y agua mineral, no queremos sorpresas estomacales ni de otro tipo. Si innovamos con el postre, una especie de buñuelos calientes de leche condensada espectaculares. Todo sale al cambio por menos de 10€ para los dos, una de las cosas buenas que tiene este país. Ya son casi a las 11 de la noche así que toca descansar que mañana nos espera un viaje de 210 km (unas 3-4 horas) hasta Agra, la ciudad del Taj Mahal.



miércoles, 3 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (2ª)

DÍA 2. 3 DE SEPTIEMBRE. LLEGADA A DELHI

Al final el vuelo es algo más corto de lo que pensábamos, 3 horas y media. Tras ver una peli, echar una cabezada y poco más estamos ya aterrizando en India por fin, y qué ganas. El aeropuerto es bastante moderno y tras rellenar los dos papelitos de aduanas que nos han dado en el avión, pasamos el control de pasaportes. Los guardias son bastante serios, pero sin problemas. Cogemos las maletas y nada más salir ya tenemos a nuestro chofer esperando (nos cobra 240€ por una semana y lo contratamos desde casa).

Amablemente nos lleva hasta la furgoneta, una Toyota nueva con aire acondicionado para nosotros dos solos. Nos da agua, un regalo (libro de recetas indias) y nos colocan unos collares hechos con una flores, que resultan ser caléndulas. Empezamos a hablar de camino el aeropuerto, que son unos 40 minutos. India empieza a sorprender de primeras por su característico olor, su caos circulatorio... Pero es verdad que es bonito, grandes avenidas, mucha zona verde y gente amable.

Llegamos al hotel, hacemos el check in y le decimos al chofer que nos deje descansar un par de horas en el hotel y darnos una ducha antes de salir de turismo, estamos reventados. Caemos tan a gusto en la cama que casi se nos pasa la hora.... Del hotel, que está muy bien viendo lo que hay por ahí fuera, el City Star, nos lleva a ver el Fuerte Rojo. Pero como no dejan entrar en coche, contratamos por dos horas un ricksaw, es un tío en bici que te va llevando como en un carrito a golpe de pedal, todo un palizón para el hombre, que no deja de sudar. Nos cobra 2,5€-200 rupias por dos horas de viaje, aunque le damos una buena propina.


Al Fuerte Rojo cuesta entrar otras 250 rupias y la verdad es que por fuera es más bonito que por dentro, totalmente prescindible.  De allí vamos con el ricksaw por un espectacular mercado. Nos dice que esa es la verdadera India, muy caótica, mucha gente por la calle, venta de algodón, de pájaros... Pero muy curiosa de ver. La vuelta acaba en la gran mezquita, a la que no entramos.

Volvemos a encontrarnos con nuestro chofer y le decimos que queremos ir a comer algo de alguna cadena, aquí los olores son muy fuertes y no nos atrevemos de momento a probar nada. Nos lleva a la zona de Connaught place, arquitectura colonial británica muy bonita y tiendas de grandes cadenas, restaurantes.... Picamos algo y le decimos que no podemos más. Son las 4 de la tarde pero estamos reventados, así que volvemos al hotel. Mañana tendremos más ganas, de momento ya hemos tenido una primera toma de contacto con una país muy diferente donde los chicos van cogidos de la mano en plan amigos, donde se conduce por la izquierda, y donde salir vivo conduciendo es el pequeño milagro de todos los días. Otra cosa, la verdad que de momento hemos visto muy pocos turistas, y es que dicen que Delhi es apenas la puerta de entrada a India.


En este sentido, cabe resaltar la dificultad que entraña sacarse el visado para visitar este país. Aunque sea para viajar como turista, exigen muchísima documentación, y no digo nada si el turista trabaja en un medio de comunicación. El control del visitante es exhaustivo, y no entiendo bien por qué. Además, es carísimo, unos 90 euros incluida la tasa de mandarlo y recibirlo con Seur. Es un monopolio, ya que los visados los tramita una única empresa y a su vez, solo trabajan con una empresa de envío de paquetes. Vamos, que si quieres viajar a India tienes que pasar por el aro sí o sí. 

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (1ª)

DÍA 1. 2 DE SEPTIEMBRE. VIAJE A DELHI CON ESCALA EN QATAR

Tras pasar la noche en Barcelona nos levantamos a las 9:30 aún cansados tras un fin de semana muy intenso. Compramos algunas provisiones y a las 12:45 cogemos un taxi al aeropuerto, a la Terminal 1 (24,8€), que tarda unos 20 minutos. Comemos algo y a las 14:45, una hora antes de salir, empezamos a embarcar ya con Qatar Airways. Empezamos también el preventivo tratamiento contra el paludismo, así que cae la primera pastilla de Malarone. Por suerte, no hay efectos secundarios.

El avión está muy bien, amplio, con tv personales, manta... Y sirven bastantes cosas, hasta lingotazos de alcohol para el que quiera. Lo peor es la comida, y eso que habíamos elegido previamente un plato de fruta para uno de los dos por sí las moscas. El pollo huele a rayos, y eso que pone que es a la catalana. No sé yo....


El vuelo se hace largo, con todo lo que llevamos acumulado, y eso que son justo seis horas hasta Doha. Llegando vemos la ciudad iluminada de noche, muy chula. A las 10 de la noche de España, 11 allí, llegamos al aeropuerto. Hay uno coches espectaculares expuestos por allí, y se ve que se sortean, joyerías de lujo, tiendas de ropa de marca... También salas para fumar, pero dan bastante asco, 40 tíos allí echando humo, y hasta me ofende, qué paradoja.

Compramos algo para beber y comer, y a esperar el vuelo a Delhi, que sale a la 1:15. Son apenas cuatro horas a India, ya que allá son tres horas y media más que en España. A ver si podemos dormir algo.