DÍA 5. 6 DE SEPTIEMBRE. DE AGRA A JAIPUR
Suena el despertador a las 6 de la mañana y aunque tenemos ganas de visitar el Taj Mahal, una de las principales razones para visitar esta país, la cama es tan cómoda que cuesta moverse. Desayunamos muy bien en el bufete del hotel, hacemos las maletas y vamos a pagar. Tras un pequeño problema con las tarjetas, a las 8 ya estamos saliendo rumbo a la furgoneta de nuestro chofer, que viene acompañado como prometió por un guía indio que habla español para el Taj Mahal.
En 5 minutos llegamos al parking, y después de comprar las entradas recorremos en unos pequeños vehículos el kilómetro que queda hasta la puerta del monumento. Nos revisan a fondo las mochilas, ya que no se puede meter tabaco, mechero, auriculares, linternas....un montón de cosas. Tras pasarlo, llegamos al recinto, pasando por la puerta principal de acceso. El guía nos cuenta que tiene 22 pequeñas cúpulas, una por cada año que costó construirlo, de 1631 a 1653. Fueron 20.000 los hombres que trabajaron en levantarlo, y 4.000 murieron en el intento.
Como ya es sabido, es un monumento al amor, un mausoleo que el emperador Sha Yahan dedicó a su segunda esposa, su favorita. Conforme te acercas impresiona más el edificio, reflejado con belleza en el agua. Y su simetría es perfecta. Y tiene millones de inscripciones con piedras semipreciosas, por lo que se entiende la gente que se necesitó para su construir. Dentro están las tumbas del emperador y su esposa, pero en el subsuelo, las que se ven son réplicas. Y dentro su belleza no es comparable con la externa y hace un calor horrible. El Taj esta flanqueado por cuatro columnas a las que ya no dejan subir porque mucha gente se suicidaba desde allí por amor.
Con pena dejamos el Taj, una auténtica maravilla, y el guía nos pide que visitemos una tienda de piedras semipreciosas y un taller de mármol, a ver sí pica algo. Tras dejarle en Agra (su precio es de 500 rupias más una propina) cogemos el coche rumbo a la ciudad de Fathepur Sikri, a 35 km de Agra. Fue la capital de imperio mogol siglos atrás, pero hoy son sólo reliquias monumentales. Llegamos tras coger un bus desde el parking por 10 rupias. Los niños y no tan niños te atosigan para que les compres, les des algo... Lo típico en estos sitios tan turísticos.
Tras visitar las ruinas, cogemos el coche rumbo a Jaipur. Nos quedan unos 200 Km pero con el tráfico de aquí tardamos casi 3 horas y media haciendo una parada para comer. Por cierto que en la autovia se ven coches y camiones en dirección contraria. Como dice nuestro chofer, India is free. Y no digamos nada de las vacas que se ponen a cruzar por donde quieren y obligan a parar todo el tráfico. Todo un show, pero ya se sabe que son sagradas....
Sobre las 5 de la tarde llegamos al hotel, un. 4 estrellas bastante lujoso, quizá un poco menos que el de ayer. Se llama Country Inn and Suites y el precio de la habitación es de 3.000 rupias al día, unos 40 euros. Tras ordenar todo un poco y dar una vuelta por la piscina, decidimos salir a cenar algo a la ciudad. Craso error, cruzar aquí es imposible, encima se está haciendo de noche y se está volviendo una aventura peligrosa. Así qué nos volvemos.
Decidimos comer en un restaurante chino del hotel. Uno de los mejores del país según la prensa de aquí, y la verdad es que es un acierto, al menos mi plato, un filete de cerdo con un montón de adornos y una salsa buenísima. De postre, un brownie con helado para chuparse los dedos. Cuando ya nos vamos sale el chofer a decirnos si puede hacerse una foto con nosotros. Por supuesto. Hoy llevamos ya unas cuantas, no se qué es lo que nos ven de raro....a ver si estos días lo descubrimos.
Suena el despertador a las 6 de la mañana y aunque tenemos ganas de visitar el Taj Mahal, una de las principales razones para visitar esta país, la cama es tan cómoda que cuesta moverse. Desayunamos muy bien en el bufete del hotel, hacemos las maletas y vamos a pagar. Tras un pequeño problema con las tarjetas, a las 8 ya estamos saliendo rumbo a la furgoneta de nuestro chofer, que viene acompañado como prometió por un guía indio que habla español para el Taj Mahal.
En 5 minutos llegamos al parking, y después de comprar las entradas recorremos en unos pequeños vehículos el kilómetro que queda hasta la puerta del monumento. Nos revisan a fondo las mochilas, ya que no se puede meter tabaco, mechero, auriculares, linternas....un montón de cosas. Tras pasarlo, llegamos al recinto, pasando por la puerta principal de acceso. El guía nos cuenta que tiene 22 pequeñas cúpulas, una por cada año que costó construirlo, de 1631 a 1653. Fueron 20.000 los hombres que trabajaron en levantarlo, y 4.000 murieron en el intento.
Como ya es sabido, es un monumento al amor, un mausoleo que el emperador Sha Yahan dedicó a su segunda esposa, su favorita. Conforme te acercas impresiona más el edificio, reflejado con belleza en el agua. Y su simetría es perfecta. Y tiene millones de inscripciones con piedras semipreciosas, por lo que se entiende la gente que se necesitó para su construir. Dentro están las tumbas del emperador y su esposa, pero en el subsuelo, las que se ven son réplicas. Y dentro su belleza no es comparable con la externa y hace un calor horrible. El Taj esta flanqueado por cuatro columnas a las que ya no dejan subir porque mucha gente se suicidaba desde allí por amor.
Con pena dejamos el Taj, una auténtica maravilla, y el guía nos pide que visitemos una tienda de piedras semipreciosas y un taller de mármol, a ver sí pica algo. Tras dejarle en Agra (su precio es de 500 rupias más una propina) cogemos el coche rumbo a la ciudad de Fathepur Sikri, a 35 km de Agra. Fue la capital de imperio mogol siglos atrás, pero hoy son sólo reliquias monumentales. Llegamos tras coger un bus desde el parking por 10 rupias. Los niños y no tan niños te atosigan para que les compres, les des algo... Lo típico en estos sitios tan turísticos.
Tras visitar las ruinas, cogemos el coche rumbo a Jaipur. Nos quedan unos 200 Km pero con el tráfico de aquí tardamos casi 3 horas y media haciendo una parada para comer. Por cierto que en la autovia se ven coches y camiones en dirección contraria. Como dice nuestro chofer, India is free. Y no digamos nada de las vacas que se ponen a cruzar por donde quieren y obligan a parar todo el tráfico. Todo un show, pero ya se sabe que son sagradas....
Sobre las 5 de la tarde llegamos al hotel, un. 4 estrellas bastante lujoso, quizá un poco menos que el de ayer. Se llama Country Inn and Suites y el precio de la habitación es de 3.000 rupias al día, unos 40 euros. Tras ordenar todo un poco y dar una vuelta por la piscina, decidimos salir a cenar algo a la ciudad. Craso error, cruzar aquí es imposible, encima se está haciendo de noche y se está volviendo una aventura peligrosa. Así qué nos volvemos.
Decidimos comer en un restaurante chino del hotel. Uno de los mejores del país según la prensa de aquí, y la verdad es que es un acierto, al menos mi plato, un filete de cerdo con un montón de adornos y una salsa buenísima. De postre, un brownie con helado para chuparse los dedos. Cuando ya nos vamos sale el chofer a decirnos si puede hacerse una foto con nosotros. Por supuesto. Hoy llevamos ya unas cuantas, no se qué es lo que nos ven de raro....a ver si estos días lo descubrimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario