DÍA 11. 12 DE SEPTIEMBRE. EL NEPAL RURAL
Hoy tenemos planificada una excursión a la zona rural del avalle de Katmandú para ver cómo se vive en los pueblos hoy en día. Salimos a las 9 de la mañana rumbo a Bungamati, cuyas calles están llenas de animales por todos los sitios: cabras, patos, gallinas... La vida está en la calle, ya que hay muchos cortes de electricidad en las casas. Por lo que dicen, se vive de alguna forma como en la España de la posguerra aunque con cocacola, motos y móviles. También tenemos la oportunidad de ver cómo los estudiantes más jóvenes se ordenan en el patio antes de entrar a las clases, muy curioso.
Desde allí llegamos al cercano, esta tocando, pueblo de Khokana. La entradas a cada pueblo cuesta 50 rupias, menos de 50 céntimos. Lo más interesante de este pueblo son quizá los arrozales por sus vistas (aunque nada que ver con Bali) y ver cómo elaboran el aceite de mostaza, que se usa mucho aquí (el de oliva es muy caro).
El siguiente sitio que visitamos es la garganta de Katmandú en Chobhar, donde el río deja una bonita estampa. Lástima que arrastre tanta suciedad. Cerca de allí hay un curioso templó también. Para acabar la excursión (prescindible) vamos a Kirtipur, un pueblo más grande, con bonitos templos budistas e hindúes y buenas vistas de todo el valle. Pero poco más. Acaban de empezar a cobrar entrada, 100 rupias.
Para la una y media ya estamos de vuelta en el hotel y decidimos comer algo antes de descansar (aquí se puede comer bien la pareja por 10/12€ con postre o cerveza). Echamos un poco de siesta y nos vamos hasta Durbar Square andando, unos 25 minutos. Es la fiesta de Kumari, y la plaza está llenísima de gente.
Es curioso ver cómo la pasean en un carro enorme (hay tres) y como la gente grita de felicidad. Hay danzas, la guardia pasea al ritmo de la música... Para nosotros no es fácil entender la pasión con la que se vive aquí, esperábamos que sería más espectacular, pero supongo que será cuestión de costumbres. A la que volvemos para el hotel vemos que la siguen paseando en un carro grande más o menos como hacemos en España con las procesiones, pero en vez de portar una talla, aquí se lleva a la niña elegida, Kumari, acompañada por varios hombres.
Por cierto que hay una enorme seguridad en la plaza, incluso los militares, ya que se esperaba que acudiera el presidente de la República a recibir la tika (bendición) de manos de la propia niña.
De vuelta al hotel vuelvo a ver como Katmandú es un caos de tráfico, y más en día como hoy, de fiesta. Hay muchísima polución de los coches, tanta que mucha gente lleva en el día a día máscaras como las de los médicos para taparse la boca y la nariz. A la que llegamos empieza a llover con ganas, así que esperamos a que pare un poco y saldremos a cenar. Queremos volver pronto ya que mañana salimos a las ocho para hacer un trekking a una hora de camino de unos catorce kilómetros.
Hoy tenemos planificada una excursión a la zona rural del avalle de Katmandú para ver cómo se vive en los pueblos hoy en día. Salimos a las 9 de la mañana rumbo a Bungamati, cuyas calles están llenas de animales por todos los sitios: cabras, patos, gallinas... La vida está en la calle, ya que hay muchos cortes de electricidad en las casas. Por lo que dicen, se vive de alguna forma como en la España de la posguerra aunque con cocacola, motos y móviles. También tenemos la oportunidad de ver cómo los estudiantes más jóvenes se ordenan en el patio antes de entrar a las clases, muy curioso.
Desde allí llegamos al cercano, esta tocando, pueblo de Khokana. La entradas a cada pueblo cuesta 50 rupias, menos de 50 céntimos. Lo más interesante de este pueblo son quizá los arrozales por sus vistas (aunque nada que ver con Bali) y ver cómo elaboran el aceite de mostaza, que se usa mucho aquí (el de oliva es muy caro).
El siguiente sitio que visitamos es la garganta de Katmandú en Chobhar, donde el río deja una bonita estampa. Lástima que arrastre tanta suciedad. Cerca de allí hay un curioso templó también. Para acabar la excursión (prescindible) vamos a Kirtipur, un pueblo más grande, con bonitos templos budistas e hindúes y buenas vistas de todo el valle. Pero poco más. Acaban de empezar a cobrar entrada, 100 rupias.
Para la una y media ya estamos de vuelta en el hotel y decidimos comer algo antes de descansar (aquí se puede comer bien la pareja por 10/12€ con postre o cerveza). Echamos un poco de siesta y nos vamos hasta Durbar Square andando, unos 25 minutos. Es la fiesta de Kumari, y la plaza está llenísima de gente.
Es curioso ver cómo la pasean en un carro enorme (hay tres) y como la gente grita de felicidad. Hay danzas, la guardia pasea al ritmo de la música... Para nosotros no es fácil entender la pasión con la que se vive aquí, esperábamos que sería más espectacular, pero supongo que será cuestión de costumbres. A la que volvemos para el hotel vemos que la siguen paseando en un carro grande más o menos como hacemos en España con las procesiones, pero en vez de portar una talla, aquí se lleva a la niña elegida, Kumari, acompañada por varios hombres.
Por cierto que hay una enorme seguridad en la plaza, incluso los militares, ya que se esperaba que acudiera el presidente de la República a recibir la tika (bendición) de manos de la propia niña.
De vuelta al hotel vuelvo a ver como Katmandú es un caos de tráfico, y más en día como hoy, de fiesta. Hay muchísima polución de los coches, tanta que mucha gente lleva en el día a día máscaras como las de los médicos para taparse la boca y la nariz. A la que llegamos empieza a llover con ganas, así que esperamos a que pare un poco y saldremos a cenar. Queremos volver pronto ya que mañana salimos a las ocho para hacer un trekking a una hora de camino de unos catorce kilómetros.
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