miércoles, 17 de marzo de 2010

MÉXICO 2009 (PRÓLOGO)

Viajar a México era una de esas cosas que siempre había querido hacer en la vida. Es un país que, desde fuera, tiene muchos encantos: la alegría callejera, la comida, las ruinas mayas, las playas, esas canciones que todos hemos entonado medio cocidos en las fiestas del pueblo... Así pues, en febrero de 2009 me lancé a una librería a comprarme la guía de Lonely Planet. La estudié minuciosamente durante un par de semanas y enseguida me di cuenta que de que conocer un país tan extenso (es como ocho veces España y tiene 100 millones de habitantes) iba a suponernos, a mí y a mi novia, como tres meses de viaje.

El tema laboral no está como para cogerse permisos, así que la opción más viable era decidir qué queríamos conocer exactamente y pedir al menos un mes seguido de vacaciones. Después de mucho insistirle a mi chica, logramos cuatro semanitas de vacaciones. Lo que teníamos claro es que había que volar al DF, entre otras cosas porque desde Europa o vas allí o a la Riviera Maya, y queríamos conocer el verdadero México.

Tras mucho investigar por Internet encontramos una muy buena oferta, nada comparable con los vuelos desde España: Londres-México DF 505 euros. Lo siguiente fue comprar el de Bilbao a Londres (vivimos en Navarra), y ahí empezó la primera complicación, había que pasar una noche en Gran Bretaña. El vuelo era baratillo (110 euros cada uno), pero cambiar el Caribe por Londres...

Lo siguiente fue organizar el recorrido sabedor de que las distancias en México son enormes y que habría que tirar mucho de autobús (eso sí, comodísimos y muy baratos). Podríamos haber ido hacia el norte (Guanajuato, San Miguel de Allende...), pero optamos por el sur para finalizar en la Riviera Maya y poder descansar los últimos días. En un par de días ya tenía la ruta: México DF-Puebla-Oaxaca-Chiapas-Campeche-Yucatán y Quintana Roo (estado más conocido como Riviera Maya por su zona costera).


Si tenéis curiosidad, a continuación os narro las peripecias vividas durante 26 días inolvidables, porque la verdad es que, volviendo al inicio del relato, México es su comida, su música, su ambiente callejero, sus restos arqueológicos, pero sobre todo es su gente. Aquí nadie invita a su casa a alguien que acaba de conocer dos horas antes; allá está a la orden del día y, para que no se te olvide, te dan sus señas. Increíble. Como dice la canción: ¡Viva México!


PD: Incluyo en el diario los precios de servicios como las comidas, los hoteles o las excursiones. Es un poco peñazo para el lector, pero seguramente lo más importante para quienes se animen a viajar. Se podrán hacer una idea del presupuesto. (Nosotros nos gastamos alrededor de 2.000 euros cada uno incluido todo y sin apretarnos para nada el cinturón).

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