domingo, 29 de agosto de 2010

ASIA 2010 (8ª PARTE)

DÍA 8. 29 DE AGOSTO. BALI

Hoy hemos amanecido mucho más temprano, y para las 8.30 ya estábamos desayunando en el hotel, pues a las 9.00 habíamos quedado con el guía. Nos esperaba un duro día por delante, ocho horas recorriendo el este y el norte de la isla, numerosos sitios. De Ubud hemos ido a ver una fábrica de plata donde había miles de objetos, también hemos visto cómo recogían flores en una plantación, hemos visto el templo de la ciudad de Klungkung, el templo (pura) de Kehen, el pueblo tradicional de Penglipuran y su bosque de bambú, el volcán y el lago Batur desde Kintamaní, el templo de Gunung Kawi y Sebatu, que es una pasada, y finalmente, hemos visto un arrozal, el de Tegallang llegando al hotel casi a las 5.00 de la tarde. La excursión de todo el día con el chófer para nosotros dos solos nos ha costado 500.000 rupias (45 euros), aunque le hemos pagado la comida, otros 10, y entre entradas a los sitios y demás nos habremos gastado otros 15.


La primera parada, en la factoría de plata, ha sido corta, porque no teníamos intención de comprar nada, y así ha sido. Todo muy bonito, pero en marcha enseguida. Eso sí, la de la tienda nos seguía muy de cerca. En ese momento el guía ha dicho que mejor no ir a Besakith porque es muy parecido a un templo que íbamos a visitar, aunque en realidad está considerado el Templo Madre de Bali. Como pilla un poco a desmano y los templos son todos parecidos, hemos aceptado. De allí hemos ido a Klungkun, a ver el templo que en su día fue del rey y que luego ocuparon los holandese. Para evitar que nos dieran la chapa, nos hemos comprado un par de sarongs por unos 10 euros a una señoras que había a la entrada. De esta forma pensábamos que ya no nos iban a agobiar en más sitios para vendernos, pero qué va. Si tienes te dicen que para tu madre, para tu hermana..., todo el mundo aquí vende algo.



Al entrar, un señor que hablaba medianamente bien español se ha ofrecido a hacernos de guía en el templo por "la voluntad". Ha estado bien, aunque ha sido un cuarto de hora. Nos ha explicado unas pinturas que había en el antiguo palacio de justicia y los distintos castigos que se daban por los pecados como incesto, maltrato de animales, la vagueza..., ha sido cuiroso. Luego, en el edificio ceremonial, nos ha comentado que según su religión los que se portan bien en su vida van el paraíso y los que no, sufren un castigo y luego se reencarnan hasta que son buenos, algo así.También es curioso que en Bali cada año tiene seis meses de 35 días, es decir, 210 días. Así pues, un chico de diez años en España, aquí tendría varios más. Muy curioso. El mal sabor de boca ha llegado cuando le hemos dado 20.000 rupias al señor (2 euros), y nos ha dicho que era, más o menos, una mierda. Nos ha hinchado un poco, porque aquí pagas por todo, te están sangrando continuamente, y aunque es poco dinero, abusan demasiado del turista, como si fuéramos tontos.

Desde allí hemos ido hasta Kehen, donde a la entrada hay otro templo muy chulo. Enseguida ha venido un hombre a pedirnos la voluntad y nos ha puesto una faja rosa, y una mujer nos ha puesto una flor amarilla también pidiendo su parte. En el templo estábamos solos, y se apreciaba una cierta paz, aunque sin guía español, tampoco sabes muy bien lo que estás viendo. Como originalidad, aquí había una especie de torre, acabada en punta, que también hay en otros templos de la isla.


La siguiente parada ha sido en el cercano pueblo tradicional de Penglirupan, donde una familia nos ha enseñado como es su casa. Tenían la cocina separada del resto y con una especie de fuego como hace 50 años en España. También nos han intentado vender souvenirs y hemos visto el pequeño templo privado que hay en cada casa. Llamaba la atención lo limpia que estaba la calle principal y lo ordenadas que estaban todas las casas. Cuando entras, te asignan un número de casa para visitar. Tanmbién hemos visto el templo y el bosque de bambú que hay a pocos metros.

Desde allí, hemos ido al pueblo de Kintamaní a comer en un restaurante con una espectaculares vistas del volcán Batur y del lago con el mismo nombre. Es increíble el paisaje y la comida estaba buenísima. Por 10 euros por persona (no nos han cobrado los impuestos al pagar en euros), teníamos buffet libre y hemos comido allí con el guía de todo: arroz, pinchos morunos de pollo, espinacas rebozadas, carne de cerdo con pimiento rojo, una especie de mini-rollito de primavera, y para postre unas frutas muy raras y un plátano frito que estaba muy bueno, super dulce. Lo curioso es que a nuestro guía le ha encantado la comida, y para demostrárnoslo, como si no se lo viéramos en la cara, ha eructado tres o cuatro veces diciendo "Very good, very good".
Con el estómago lleno cogemos el coche para dirigirnos al famoso templo de Gugung Kawi y Sebatu. la verdad es que llegamos más o menos enseguida, estos desplazamientos no son muy largos, todos de menos de media hora. Allí volvemos a pagar la entrada, nos ponemos los sarongs de flores y para adentro, Este templo se diferencia de los demás en que tiene varias zonas con agua, con chorros cayendo y pequeños estanques con peces. Según nos dicen, en unos se bañan los hombres y en otros las mujeres. Es muy bonito y su visita merece la pena, sobre todo si es con un guía que hable español, eso por supuesto.

La última parada del día es en los arrozales de Tegalalang. Ahí llegamos y está lleno de turistas y de gente, muchos niños, vendiendo souvenirs. Una niña nos ha seguido lo menos cien metros dando la chapa, pero al final, nada, estábamos un poquito hartos ya de abrir el monedero. En cuanto a las vistas de los arrozales, con distintas terrazas para ir drenándolos, son espectaculares, todas verdes desde la lejanía, se asemeja en alguna forma con el Machu Pichu, por las fotos y reportajes que he podido ver. Ahí os dejo una foto para que podáis verlo vosotros mismos.

A las 5.00 de la tarde, el guía nos deja en el hotel después de pagarle lo acordado. Tomamos un refresco y nos vamos para Ubud andando a ver si podemos hacernos con el cuadro que tanto nos gustó ayer y que tan bien pega en el cuarto de estar. Ayer nos pedía la dueña, una señora mayor, 54 euros por él. Es gigante, pero no estamos dispuestos a pagar más de 36. Llegamos al sitio y ella no se acordaba de nosotros, pero empieza pidiendo el mismo precio. Yo, acostrumbrado ya a regatear todo después de ocho días por estas tierras, le digo que le pagamos 18 euros. Ella dice que 36, yo le digo que 20..., vamos, que después de un minuto nos lo acabamos llevando por 24 euros para casa. Eso sí, lógicamente sólo la tela, ya que el armazón de madera no podemos transportarlo y habrá que buscarle uno cuando lleguemos.

Aún es pronto, las 7.30, pero tenemos hambre y encontramos un local con música joven en el que acabamos cenando muy, muy bien y por 10,5 euros. Se llama Bamboo Bar, y cenamos una pizza, unos tacos mexicanos de pollo y terner y tres refrescos por apenas 10,5 euros. Bueno, bonito y barato, muy recomendable. Al acabar, nos regresamos a casa andando recordando anécdotas del día. Por ejemplo, que la gasolina aquí vale 0,40 céntimos de euros el litro (más de 22 litros por 9 euros); que en Bali, para adelantar en la carretera no se usan los intermitentes, sino que tocas el claxon y el de adelante ya sabe que vas a pasarle; también conducen motos niños que no pasarán de los siete u ocho años.

Por último, hemos tenido la suerte de ver desde la distancia un entierro balinés, es decir, una cremación, ya que aquí se quema a los muertos. El guía nos ha dicho que podíamos parar el coche y verlo, pero aunque nos parecía muy curioso, también nos parece un poco irrespetuoso, no sé. Por lo demás, ya hemos visto en las noticias que ha habido una gran erupción volcánica en Sumatra, una isla cerca de aquí, pero tranquilos está a muchísimos kilómetros. Lo que es curioso es que el volcán llevaba 400 años sin actividad. Si es que, somos un poco gafes...

Hoy nos iremos pronto a la cama, que tenemos que hacer las maletas, ya que mañana cambiamos de sede. Ubud está en el centro de la isla, y ahora nos vamos a la zona playera, al sur, a una ciudad que se llama Legian. Por el camino, -nos llevará el guía- veremos otras cosas típicas de aquí, como Taman Ayun, Alas Kedaton, Batiluwih, el templo de Bedugul, las cataratas de Git Git y la puesta de sol en Tanah Lot, que dicen que es espectacular.

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