viernes, 27 de agosto de 2010

ASIA 2010 (4ª PARTE)

DIA 4. 25 DE AGOSTO. BANGKOK

La noche ha sido dura, no hay forma de aclimatarse al horario, y eso nos impide dormir bien. Después de dar una vuelta por la mochilera calle de Khaosan, que está al lado del hotel, y ver los puestos de comida callejera, incluidos escorpiones fritos, nos fuimos a la cama para las doce de la noche. Eso sí, calculo que nos dormiríamos sobre las 4.00, y eso gracias a que tenemos aire acondicionado en la habitación. Y es que, aunque no brilla mucho el sol, la temperatura y la humedad son difíciles de soportar. Además del cambio horario, a las 3.00 me he tenido que levantar de la cama porque me sentía acribillado por los mosquitos. En efecto, tenía un picotazo gigante en el antebrazo y un par más por el resto del brazo derecho, el único que estaba por encima de la sábana. Por eso, decido rociarme de antimosquitos, Goibi, que funciona de maravilla, porque me levanto con los picotazos muy minimizados y sin ninguno más. Se me olvidaba, es una alegría poder ver Televisión Española, aunque sea la internacional, en el hotel.


Al trasnochar tanto, aunque obligados, no nos levantamos hasta las 11.30 de la mañana. No tiene perdón en vacaciones, pero es que el cuerpo lo pedía. Hoy decidimos tomarnos la mañana con mucho relax, y lo primero bajamos a desayunar a un bar cercano al hotel. Pedimos un Iced coffee muy bueno, y MJ dos tostadas con mermelada de toda la vida. Yo decido jugármela con un Pudding Black (mi hermano dice que en Inglaterra pudding es postre, ya hablaremos…) y me han sacado dos trozos de morcilla. Cuñaaauuuu, así que hemos tenido que compartir las tostadas.

Mientras desayunábamos hemos visto a un chico que entraba a la recepción con la funda de un traje en la mano, me ha parecido leer el nombre de la tienda donde me lo compré ayer, y cuando vamos a recepción resulta que sí, que es mi traje, muy bien enfundado. Subo a la habitación y me lo pruebo, y la verdad es que me está como un guante, me queda perfecto. Además, tiene bolsillos interiores muy bien hechos, las costuras perfectas…, vamos que aunque era un poco escéptico, me parece que estos tailandeses son unos excelentes costureros. Me pena no haberme comprado alguno más, aunque tampoco uso mucho traje. Éste será para la boda de Jaime, que ya queda poco, aunque me parece que no llevaré la corbata que me han metido con el traje de regalo, ya que es rosa, rosa…, eso sí, tiene como aguas, y tampoco es horrible, sólo fea.

Tras la prueba del traje, subimos a la azotea, donde está la piscina. Pasamos un par de horas bañándonos y tomando el sol hasta hacer un poco de hambre. Hoy la idea que tenemos por la tarde es ir a ver una sesión de muay-tai (lucha-boxeo tailandesa) y para mañana queremos reservar una excursión a Ayutthaya. Veremos qué hacemos al final.

Hemos vuelto a comer en un restaurante cercano, esta vez comida occidental: solomillo de cerdo a la pimienta y pizza, además de dos batidos de yoghourt, todo ello por 725 baths, menos de 20 euros. Después hemos comprado las entradas para el muay-tai, en primera fila, aunque son un poco caras, 1.800 baths. Hay de tres tipos, 1.000 (arriba con los tailandeses, que están vallados como si fueran hooligans, ya que se vuelven locos con las apuestas; no nos la recomiendas), intermedias a 1.500 y las de abajo, a dos metros del ring, por 2.000. A nosotros nos cuestan 1.800, creo que porque también cogemos la excursión para mañana Ayutthaya, por 600 cada uno y que sale del hotel a las 7.00 de la mañana.

Así pues, aprovechamos para hacer alguna compra por la zona de Khaosan Road y cogemos un tuk-tuk por 60 baths hasta el estadio donde compiten los luchadores, Ratchadamnoen (depende del día de la semana hay en este o en otro). En la agencia nos dicen que al llegar busquemos a chicos con una chaqueta roja, y eso hacemos, logrando que nos lleve hasta nuestro asiento. Son las 18.30 y al llegar nos dan el programa, y resulta que son diez combates. Cada uno tiene cinco asaltos de tres minutos, con dos minutos de descanso y recuperación entre medio. Es decir, que 25 minutos por combate, por diez combates, 250 minutos, más de cuatro horas.
Empiezan peleando niños, y para el cuarto combate ya estamos un poco cansados, aunque todo hay que decirlo, va subiendo en espectacularidad conforme los luchadores tienen más años y kilos, por decir algo, porque están todos sin un gramo de grasa. Cuando los combates se ponen ardientes, los hooligans no paran quietos, gritan al unísono y parece el Circo romano cuando alentaban a los luchadores, se te pone la piel de gallina.

Ya nos habían avisado que el mejor combate era el séptimo, y en efecto. Empieza a llenarse cada vez más el estadio, y lástima que las cuerdas del ring impidan hacer fotos buenas (aunque he hecho bastantes). Las patadas en la cara, los rodillazos en el higadillo, los puñetazos…, es espectacular, y sobre todo a partir del sexto combate. El séptimo lo presentan como el estelar, pero la verdad es que el luchador azul, que lleva la bandera de Estados Unidos, le ha dado una buena tunda al otro, tanto que al tercer asalto lo ha dejado tumbado de una patada en la zona del hígado. Han tenido que sacar al otro en camilla, con eso digo todo. Después, como un auténtico Friki, me he hecho una foto con el ganador poniendo “puños”. Creo que tengo futuro en esto…jeje

Por cierto, el personal no hace más que ofrecerte comida, bebida (refrescos 25 baths, cervezas 80) y para fumar hay que salirse a una especie de patio que hay donde los vestuarios, ahí es donde van los tais y donde he ido yo. He flipado con una cosa, y es que cuando he salido la primera vez había un tío venga repartir dinero entre todos los que alentaban desde el cuadrilátero al luchador que ha ganado el segundo combate, parecía una especie de mafia allí repartiéndose las ganancias del chaval. Vamos, todo unos abrazafarolas. Todos le daban consejos al chaval, pero seguro que la mitad no ha subido al ring en su vida. Además, gritaban todos a la vez, así que no creo que el luchador entendiese mucho. En fin.

Después del octavo combate, y después de casi cuatro horas de patadas, nos hemos largado, aunque ya se veía que empezaban luchas más flojas. Los asaltos eran ya de 2 minutos y eran bastante más canijos los luchadores. A la salida había una tienda donde vendían guantes y calzones de luchador, pero ya valía de hace el friki. Lo peor es que llovía a cántaros (es temporada de lluvias y hay una hora al día en la que diluvia, pero va cambiando), aunque ha empezado a parar y nos hemos atrevido a ir andando al hotel. Está a cinco minutos en coche, pero a la ida nos hemos quedado un poco con la copla y hemos llegado a la primera. Como hemos comido bastantes marranadas en el muay-tai, nos vamos a la cama sin cenar, que son casi las 23.00 y en siete horas hay que levantarse para la excursión. Será nuestro último día en Bangkok y alrededores, a ver si por la tarde tenemos tiempo de acabar con las compras.

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