sábado, 17 de julio de 2010

ALEMANIA-AUSTRIA 2010 (7ª PARTE)

DIA 7. MUNICH (ALEMANIA). 15 DE JULIO

Amanecemos de nuevo en Salzburgo, aunque nos queda poco tiempo en la ciudad. El suficiente como para hacer las maletas, llenar la barriga en el restaurante con buffet del hotel y coger el autobús hasta la estación de trenes. La verdad es que el transporte urbano (y casi siempre el interurbano) funciona de maravilla tanto en Salzburgo como en Munich. Hay un montón de líneas para poder llegar a cualquier sitio y es sencíllísimo con un simple mapa. 

A lo que íbamos. Nada más coger el bayernticket en Salzburgo (28 euros y nos dicen que vale para ir hasta Munich en tren regional) volvemos a quedarnos a las puertas de montarnos. Al menos no hace tanto calor como en los días anteriores, y eso se agradece mientras esperamos en la estación.

Con unos diez minutos de retraso arranca, a las 12.20, nuestro tren, que de nuevo es de los antiguos, nada que ver con el que nos llevó a la ciudad austriaca hace dos días. El viaje es un poco aburrido, a pesar de que son poco más de dos horas, pero es que estamos ya un poco cansados de andar de un sitio para otro. Quizá para un viaje de estas características sea mucho más cómodo alquilar un coche, aunque también es cierto que sale bastante más caro. Lo bueno es que al ser distancias cortas te mueves enseguida en coche y tienes más libertad para hacer alguna excursión que se nos ha quedado pendiente.

Al llegar a la Hauptbahnhof (estación) de Munich, ya nos sabemos el camino hasta el hotel. Un transbordo en el metro, y de nuevo estamos en el Leonardo Hotel, no muy lejos (cuatro paradas) del corazón de la ciudad, la Marienplatz. Esta vez tenemos reservada una habitación triple superior, y la verdad es que es el doble que la que nos dieron el primer día, doble con supletoria (y total vale 16 euros más). Lo bueno de este hotel es que cada habitación tiene una pequeña cocina vitrocerámica con microondas y frigorífico, por lo que te puedes hacer la comida ahí. Eso hacemos, la comida y la cena, y por 40 euros tenemos lista la compra, incluido el desayuno del día siguiente.

La pena es que para cuando comemos ya son las cinco, y hay pocas cosas que no cierran para esa hora en la ciudad. Decidimos ir a la otra punta de Munich a ver el campo de fútbol tanto del Bayer como del Munich 1860. La verdad es que por fuera impresiona bastante su diseño. Nos acercamos, nos adentramos en los pasillos pero no dejan acceder al campo porque es tarde. Aun así, vemos el césped a unos metros, las tiendas oficiales, fotos históricas de los jugadores…, no está nada mal. La pena es que nos quedaremos sin los detalles, pero tampoco creo que nos perdamos gran cosa. En lo que más se diferencia de otros estadios en el exterior, que se pone de color rojo, azul o blanco según quién sea el equipo que juega como local.



Tras llegar del estadio nos preparamos la cena, nuevamente acompañada de cerveza, y decidimos dar una vuelta por el centro ya de noche. Refresca y se agradece. Además, se ve que esto tiene bastante más vida nocturna que otros sitios que hemos visitado. Para las doce de la noche ya estamos de nuevo en el hotel. Tenemos los pies hechos polvo de tanta caminata y mañana queremos aprovechar bien el día para ver todo lo que nos queda de Munich y salir un poco por la noche. El sábado veremos cómo estamos, ya que el domingo temprano salimos para el aeropuerto.

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