miércoles, 8 de septiembre de 2010

ASIA 2010 (18ª PARTE)

DÍA 18. 8 DE SEPTIEMBRE. PHUKET (TAILANDIA)

Hoy, nuestro último día en la isla de Phuket, por fin el sol se ha dignado a salir, noticia que sería portada de periódico aquí. Después de tres días aguantando tormentas y chaparrones, estamos disfrutando de un día playero en toda regla, y eso que cuando nos hemos levantado, antes de las 9.00 de la mañana, todo apuntaba a que se mantendría la tónica general de lluvia de estos días. De hecho, los suelos estaban mojados, por lo que ha caído una buena esta noche.

Como no presagiábamos nada bueno, nos hemos tomado el desayuno con má tranquilidad de lo habitual, probando un poco de esto y un poco de aquello. Después, hemos subido a la habitación a enredar un poco en Internet y a decidir qué planes podíamos hacer hoy: si pasear un rato hasta la playa para, al menos, verla, y al gimnasio, o darnos por fin un masajito tailandés (los estábamos reservando para cuando vayamos al norte). Mientras decidíamos, ha empezado a salir el sol a lo lejos, así que enseguida nos hemos puesto los atuendos veraniegos, y nos hemos ido hacia la playa, que está a sólo 250 metros del hotel pero que no habíamos visto porque siempre nos tocaba el callejón de acceso por la noche y con muy poca luz.

Como nosotros, yo creo que todos los turistas han hecho lo mismo. El agua también es bastante transparten aquí, aunque arrastra hojas y hasta algún tronco hasta la orilla. Como la marea estaba alta, no había mucho sitio para plantar la toalla, y casi todo estaba ocupado por hamacas de pago. Hemos sido sin dinero ni nada, así que hemos plantado la toalla en un huequillo que había por ahí. Sin ser un día espléndido de sol, sí calienta Lorenzo y hemos disfrutado, porque había unas olas gigantes también aquí. Mucha gente ha optado por alquilar motos de agua (1.500 baths una hora), nosotros nos hemos pegado dos horitas a la bartola: toalla, agua, toalla, agua...
De ahí nos hemos ido a la piscina del hotel, que somos más de agula dulce, y así hemos pasado la mañana, sin acordanos ni siquiera de comer, queremos aprovechar todos los rayos de sol posibles, ya que no habrá más días de playa y piscina estas vacaciones. En Chiang Mai,, último destino y al que llegamos mañana al mediodía, haremos varias actividades, pero nada de tumbarnos a la bartola a ponernos morenitos.

Al final, nos hemos pegado hasta las 4 de la tarde en la piscina (fotografiándonos mientras hacíamos el chorra), con un breve descanso para comer algo en el bar que hay frente al hotel, donde por cierto nos han dado muy bien unos sandwiches y unos fritos de gambas, qué vidorra. Claro que tantas horas de sol, y a pesar de la crema, nos han dejado un poco colorados, por eso nos hemos aguantado hasta el final. Una cosa es ponerse moreno y otra es quedarse rojo y con todo el cuerpo escocido. Después hemos aprovechado para organizar las maletas por penúltima ocasión en este gran viaje por Asia y salir a la calle a tomar algo para refrescarnos y a buscar un transporte que nos lleve mañana, sobre las 7.30 de la mañana, al aeropuerto.  A ver si hay suerte. Lo que sí hemos descartado es el masaje, ya habrá tiempo en los próximos días.

Al final, encontramos una furgoneta que nos lleva a los dos al aeropuerto, una  hora de camino, por 500 baths (250 por persona) junto a otros turistas. El taxi nos pedía 750, pero esta opción es igual de cómoda, porque viene a recogernos a la puerta del hotel. Además, hemos aprovechado para hacer alguna compra de última hora, tomarnos varios refrescos, que estábamos deshidratados, cenar en un restaurante italiano y hacernos unas fotos con un bebé elefante, de nombre Nadia, al que podías alimentar con plátanos por 20 baths. Y cómo comía el jodido, no paraba... Ha sido una buena despedida de Phuket, ya que después del dia tan bueno que nos ha hecho, nos vamos con muy buena sensación, como de todos los lados.


No hay comentarios: