martes, 9 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (8ª)

DÍA 8. 9 DE SEPTIEMBRE. LLEGADA A NEPAL

Hoy madrugamos menos, a las 9.00, ya que hasta las 11:45 no viene nuestro chofer a recogernos para llevarnos al aeropuerto. Así que nos lo tomamos con filosofía. Lástima que el desayuno sea flojisimo, apenas unas tostadas para occidentales. Recogemos todo, pagamos la habitación y con puntualidad viene Pumka a por nosotros. Nos cuesta llegar un rato, unos 40 minutos. Nos despedimos, le damos su merecida propina y al ir a entrar al aeropuerto ya empiezan las medidas de seguridad. Un guardia nos mira pasaportes y billetes antes de dejarnos pasar.

Facturamos rápido con Spicejet (66€ por persona) y el siguiente quebradero de cabeza llega en el control de seguridad. Me quitan los dos mecheros, algo que no había visto en ningún aeropuerto del mundo, y llevo varios. Y eso después de pasar por otro control de pasaportes. Se hace tedioso...

Sin mecheros, me preguntó ahora como voy a fumar, pero andando unos metros veo que hay smoking rooms por allí. Voy por curiosidad y al pedir fuego a un hombre me señala a la pared. Hay una especie de artefactos que pulsas el botón y te lo encadenes. Curiosisimo. La parte buena es que el cartón de Marlboro se vende a 17,5€.

Tras picar algo en el aeropuerto (hay variedad) vamos a esperar a embarcar, y lo hacemos con media hora de retraso. Montamos en el avión y en apenas hora y media estamos aterrizando en Nepal. El paisaje es espectacular, todo verde, todo montañas... Y por suerte no cae ni gota.

Bajamos y vamos mirando dónde hay que hacer el visado. Había leído por ahí que es un trámite engorroso, en el que había que armarse de paciencia, pero nada más lejos de la realidad. Se ve que han instalado unas máquinas en las que escaneas el pasaporte e incluso te saca la foto, así que no hace falta llevar (teníamos por sí acaso). Con el resguardo vas a la ventanilla, pagas 25 dólares (para los que van a estar hasta 15 días) y unos metros más adelante hay otro control en el que te ponen ya el visado en el aeropuerto.

Recogemos enseguida las maletas y a la salida cogemos un taxi prepagado hasta el hotel, que cuesta 8 dólares (6,2€). Aunque no está lejos el aeropuerto de Katmandu, tardamos casi 40 minutos en llegar ya que hay un tráfico terrible. Además, el copiloto empieza a ofrecernos mil excursiones e historias, y promete pasarse mañana por el hotel con un guía español, veremos a ver.

Lo que sí nos llama la atención que esto no es tan caótico como la India. Pensábamos que sí, pero aquí se ve más orden, mejores coches y motos, gente más occidentalizada, móviles de última generación... Algo más parecido a nuestro mundo, aunque con sus enormes diferencias, claro.

Llegamos al hotel, el Gaju Suite Hotel, cerca del centro de la ciudad, y la verdad es que el parlamento está de lujo, con unos 50 metros cuadrados, salón, baño grande, cuarto grandes... Y todo por 45€ noche con desayuno. Decidimos salir a explorar un poco Katmandu, y aunque hay cierto caos, es menor que en la India. Se ve que aquí el montañismo es una gran fuente de ingresos, ya que todo el mundo vende ropa de monte, y a buenos precios, según parece sin mirar a fondo. Eso sí, el 98% son falsificaciones o imitaciones.

Tras pasear media hora, decidimos ir a comer a un italiano, La dolce vita, después de sacar dinero en un cajero. No es barato, pero la comida está de cine: pasta, ensalada caprese y un rissoto con cerveza enorme y agua unos 20€ al cambio. Me da que vamos a repetir más de un día. De momento, ya hemos agotado el día, y ya con ganas de descansar para coger con ganas estos cinco intensos días que nos quedan por este país pequeño pero que nos está apasionando. Además, la ciudad parece segura, hay mucho turismo, y el único pero es que en una hora se han acercado siete u ocho chavales jóvenes a venderme marihuana. Se ve que tienen compradores si no no lo harían.....

No hay comentarios: