viernes, 26 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (23ª)

DÍA 23. 24 y 25 DE SEPTIEMBRE. VUELTA A CASA

Bueno, hoy ya si toca emprender el camino de vuelta a casa. Pero como el vuelo de Malé no sale hasta las 7:20 de la tarde, aún aprovechamos un poco la mañana para darnos el último baño aquí y sacar las últimas fotos de Maldivas, además de intentar retener en las retinas semejantes paisajes.

Tras darnos un baño después de desayunar, vamos a la habitación a pegarnos una ducha y acabar de recoger todo. Nos vamos con pena, este es uno de esos sitios a los que nos gustaría volver alguna vez. Esta vez el traslado a la capital desde aquí lo haremos en el Ferry, que sale por 2 dólares por persona, cuando la lancha rápida cuesta 178 dólares entre los que vayan. El personal del hotel nos acompaña hasta la parada y nos dicen que andemos listos en la cola, que viene cargado y así podemos sentarnos. Nos llevan las maletas, la verdad que el trato es excelente.

El Ferry viene en efecto bastante lleno, ya que viene de otra isla y para aquí antes de llegar a Malé. Es un barco con capacidad para apenas 90 personas, de madera, antiguo y lleno de colorido. Hay asientos en los lados y en el centro se acumulan todos los equipajes. Es curioso cuando menos, aunque sí hablamos de seguridad, mejor no pensarlo mucho.
En dos horas llegamos a la terminal de Malé, con un poco de retraso, y el siguiente paso es coger un taxi hasta otra terminal, para ir al aeropuerto. Cuesta cuatro dólares ir y allí, otros dos por persona la lancha rápida que te lleva al aeropuerto en apenas cinco minutos.

Una vez en el aeropuerto, que es bastante pequeño, comemos algo en el Burger King de turno, por cierto, el más caro que han visto estos ojos. Pasamos los controles y vemos en el duty free precios interesantes de tabaco y alcohol. Allí toca esperar hasta coger el vuelo a Doha con Qatar Airways. Sale puntual y en menos de cuatro horas recorremos los 3.700 kilómetros que nos separan viendo un par de películas.

En Qatar, un aeropuerto muy completo, con todo tipo de servicios, hay que esperar otras tres horas, así que cenamos algo y nos conectamos al wifi que tienen gratuito para que pase el tiempo. Salimos también puntuales, y esta vez el vuelo, de noche, va lleno. Hay niños llorones, algún que otro pasajero para darle de comer aparte, pero bien. Y el desayuno espectacular, pancakes calientes, croissant, zumo, yogur... La única pega es que nos lo dan a las 4:30 de la madrugada. No entiendo por qué sí llegamos a las 7:15 a Barcelona... ¿Alguien desayuna a las 4:30 de normal? Y otra duda que tengo es por qué sí estás dormido las azafatas te despiertan para ofrecerte cosas, vamos, es que no lo acabo de entender, te desvelan siempre.

Puntuales llegamos a Barcelona, pero las maletas tardan en salir como 40 minutos, como siempre España es donde más lento funciona esto, y eso que venimos de países en teoría menos avanzados, como pueden ser India o Nepal. Cogemos un taxi, y después ya el tren en Sants para volver a casa. En total, algo así como 30 horas de viaje desde que salimos de Maafushi, casi 9.000 kilómetros, pero es el peaje que toca pagar si uno quiere descubrir esos otros mundos.

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