viernes, 19 de septiembre de 2014

INDIA, NEPAL, DUBAI Y MALDIVAS (18ª)

DÍA 18. 19 DE SEPTIEMBRE. LLEGADA A MALDIVAS

Hoy, a primera hora, hemos llegado por fin a las Islas Maldivas, un paraíso como el que se ve en las fotos. Para eso nos hemos pegado toda la noche volando. Tras salir de Dubai, hicimos escala en Omán, un aeropuerto algo caótico a esas horas de la noche, aunque que van a construir uno nuevo espectacular. Por la publicidad que se ve por allí es un país que invita a descubrír. Pero eso será en otra ocasión.

El vuelo de Omán, donde aprovechamos para tomar algo, sale con puntualidad y con una sorpresa mayúscula: sólo vamos ocho pasajeros, así que todos nos quedamos mirándonos como diciendo si es los habitual. Pero es que encima vamos en un avión de los enormes, de los de ocho asientos por fila, con espacio más o menos para unos 280 pasajeros y más azafatas que viajeros.

Ni que decir tiene que el vuelo es el más cómodo que hemos hecho en nuestras vidas, ya que podías ocupar dos o cuatro asientos, ponerte en primer fila para estirar la piernas..., vamos una gozada. Hemos volado con Omán Air, una compañía que no conocíamos pero que nos ha dado un servicio increíble: comida, bebidas y un kit con antifaz, tapones, cepillo y pasta de dientes, y hasta calcetines para hacer más cómodo el viaje.

Salimos a las 2:35 de la noche los ocho y en tres horas y media, a las 7:20, de Maldivas, aterrizamos con gran puntualidad en su capital, Malé. El aeropuerto es pequeño y como encima apenas hay gente pasamos el control de pasaportes en un minuto tras rellenar la correspondiente documentación. La maleta, entre ocho, tampoco es difícil de encontrar.


Cruzamos el control de seguridad y allí esta esperándonos ya el chico de Hotel Kaani Beach, donde nos alojamos, para llevarnos en una lancha rápida hasta el hotel. Es curioso, es un aeropuerto pequeñísimo, sales, cruzas la calle y estás en el embarcadero. El traslado hasta la isla lo hacemos en unos 40 minutos los dos solos, eso si, es carillo, 178 dólares, pero hoy no había otra forma de llegar porque el Ferry no funciona los viernes.

Llegamos al hotel y allí nos recibe el manager, muy simpático, para llevarnos hasta allí. Nos dan un zumo muy bueno de bienvenida y nos invitan a desayunar, a pesar de que no lo tenemos incluido hoy. El personal es todo muy joven, pero enormemente simpático. Y el hotel, que está a apenas 30 metros de la orilla, es muy chulo, nuevo, moderno y muy cómodo. Tiene restaurante, hay varias opciones para hacer actividades, y las habitaciones están genial. Con impuestos incluidos, que son muchos, sale por unos 80€ noche, nada que ver con los resorts, que son espectaculares, pero valen el triple por lo menos.

Nos instalamos y no es echamos un rato a dormir, ya que la noche ha sido larga. Tras un par de horas, decidimos recorrer la isla. Es lo que nos esperábamos, muy pequeña, apenas uno por un kilómetros. Hay pocas cosas, alguna tienda, varios hoteles y poco más. Aquí hasta hace no mucho se vivía sólo de la pesca, hoy día también del turismo. Eso si, lo malo que es la comunidad musulmana no permite en playas privadas llevar bikini y sobre todo, beber alcohol. Ya lo sabíamos, pero no deja de ser chocante.

Tras comer un buen filete, por fin, en un restaurante cercano, vamos a unas tumbonas de la playa a contemplar el paisaje. Lástima que está nublado, pero se está muy a gusto, el paisaje es más que idílico y hay gente que incluso se baña. Otros hacen kitesurf, otros andan con motos acuáticas... Hay una gran oferta de actividades.

En seguida, para las seis, se hace de noche, un momento mágico con ese juego de luces. Así que nos vamos a cambiar, damos una vuelta y cenamos en la terraza del hotel, sobre la arena, entre otras cosas un pescado cogido hoy mismo al horno. Está muy bueno. A estas horas ya no hay mucho que hacer aquí, así que vamos a la zona recreativa a jugar unas partidas de billar amenizadas por unos chavales que están en el karaoke con bastante poco acierto...

Antes de las once ya estamos en la cama ya que aquí se empieza el día temprano. Para las 5:50 de la mañana ya empieza a amanecer y enseguida oscurece. A ver sí mañana podemos madrugar. De momento, el único plan es ir por la tarde a ver una zona donde podemos ver los delfines. 

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