DÍA 18. 28 DE SEPTIEMBRE. NUEVA
YORK
Por primera vez en estos días, y
a pesar de que había amenazado varias veces, nos levantamos y llueve en Nueva
York, aunque no mucho. Por si acaso, cogeremos el chubasquero, la prenda que ya
nos ha salvado de más de una en este viaje inolvidable por Estados Unidos.
Cogemos el bus, y en la misma
estación de destino pasamos al metro para acercarnos en un voleo hacia al
norte, hasta las cercanías del Museo de Historia Natural, sí, el que recrean en
las películas de Noche del Museo, aunque no tiene mucho que ver por dentro.
Esta mañana yo me he levantado con un resfriado importante, aunque de momento
el cuerpo aguanta, eso sí, me noto bastante débil. Aún así, nos pasamos casi
tres horas en este espacio enorme situado al oeste de Central Park, y donde de
exponen cosas de lo más curiosas.
Sobre todo me quedaría con la
exposición de restos de dinosaurios, creo que es la mayor del mundo, y la
verdad es que no me extrañaría, es increíble los esqueletos que hay, y el 80%
son reales. En cuatro pisos, se recrean los pueblos de todo el mundo, la
evolución del hombre, los animales del planeta…, y también una sala con gemas y
otros materiales, incluido un espacio reservado a los meteoritos. Impresiona
tocar uno, es metal puro. La pena es que estaba cerrada la sala dedicada al
mundo marino, ya que dicen que es bastante original y vistosa de ver.
Después de echar la mañana en el
museo que, entre otros, ayudó a erigir Roosvelt, nos vamos ya a comer, porque
son más de las dos de la tarde y hay hambre. En esos momentos siguen lloviendo,
pero tampoco demasiado.
A poco más de un kilómetro de
allí, y atravesando Central Park, se encuentra otro museo imperdible de esta
ciudad, como es el Guggenheim, así que vamos a visitarlo para ver con qué nos
sorprenden. Pero la primera sorpresa viene cuando estamos llegando, ya que a 50
metros nos encontramos paseando por allí a Jorge Valdano, el ex jugador y
entrenador de Real Madrid.
A lo que íbamos. Desde luego, el
Guggenheim es espectacular por fuera, nos ha encantado el edificio, su forma
redondeada y todo blanco. Eso sí, dentro nos hemos llevado una pequeña
decepción, la mitad estaba cerrado porque el próximo viernes inaugurar una
exposición sobre Picasso, pero aún así, hemos visto obras mundialmente famosas
de la colección permanente, de Kandinsky, Pissarro, Cezanne, Van Gogh, Manet,
el propio Picasso…, unas joyas para los que amen el arte.
Eso sí, luego había por allí
otras exposiciones que nos han dejado flipados, como una pantalla gigante con
un tío venga bailar música techno y no sé cuánta gente sentada viéndolo.
¿También será arte? No me atrevo a decir que no después de lo que hemos visto
por aquí estos días…
Dejamos atrás el Guggenheim y
cogemos el metro hacia el downtown para intentar acceder al Madison Square
Garden, estadio de los Knicks, pero hay que pasar por caja, y mi resfriado
empieza a pasarme factura de verdad, estoy desfondado. Así que nos comemos unos
helados, hacemos unas compras y nos despedimos hasta la próxima de Times
Square, que hoy, quizá por ser viernes, es todavía mucho más caótico que en las
jornadas anteriores, que estrés.
De allí, seguimos hasta la
estación de bus para regresar al hotel, cenar y a dormir, que falta nos hace.
De momento, no sabemos si mañana haremos una última escapada a la city, ya que
para el mediodía tenemos que estar en el aeropuerto. De momento, no hay muchas
ganas, ya hemos visto más de lo que pensábamos. Pero veremos cómo nos
levantamos en nuestro último día de vacaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario