DÍA 17. 27 DE SEPTIEMBRE. NUEVA
YORK
El cuarto día en Nueva York
también ha dado para mucho, y para las 10.00, siguiendo el ritual de la semana,
ya estábamos en la ciudad. Lo primero que hemos visitado es el llamado Museo de
Cera, que en realidad se llama museo Madame Tussauds. Ha sido una experiencia
muy divertida, la de ir fotografiándonos con las decenas de personajes famosos
que hay por ahí, desde estrellas del cine, del deporte, de la música, de la
política…Hay algunos que están logradísimos, una pasada, y a otros se les nota
más, pero merece la pena pasar por allí.
Justo a pocos metros hay otra
especie de museo que se llama Ripley’s, relieve it or not!, que viene a decir,
creerlo o no. Es una muestra de objetos curiosos, muchos frikis, pero te pasas
un rato divertido callejeando por sus salas. Se puede ver una recreación del
hombre más grande del mundo, montarte en un agujero negro…, una colección rara
de un hombre excéntrico pero en la que te ríes un rato.
También cerca de allá estaba la
exposición de los Guerreros de Terracota, que teníamos muchas ganas de ver. Y
digo estaba, porque justo esta semana y la siguiente está cerrada, una gran
decepción pero, en fin, quedaban muchas cosas por hacer, como visitar el
espectacular Rockefeller Center y subir a sus plataformas, desde las que hay
una vistas de la ciudad impresionantes. Tras comer y visitar la catedral de
Saint Patrick, nos hemos acercado hasta el Museum of Modern Art, el famoso
Moma.
Hay cosas de gran valor, pero
ninguno de los dos somos aficionados al arte moderno, así que hay cosas que nos
sorprende que se expongan, pero bueno, será que no entendemos. Sí nos han
fascinado obras pictóricas de Picasso, como Las Señoritas de Avignon, de Van
Gogh, como Noche estrellada, y otros muchos artistas y cuadros conocidos que
todos hemos estudiado.
De regreso a Times Square, hemos
pasado por la tienda oficial de la NBA a curiosear un poco, y de allí nos hemos
dado un paseo de una media hora hasta la zona portuaria de la 38 con la 12
avenida, ya que de ahí salen los cruceros. Teníamos pensado hacer uno, y hemos
llegado por los pelos, pero ha estado genial. Durante hora y media hemos
rodeado Manhattan, Brooklyn y la Estatua de la Libertad, regresando cuando se
hacía de noche y con unas vistas de fotografía. Todas estas actividades, las
cinco, las teníamos incluidas en el NY Pass, que ya está más que amortizado, y
todavía nos queda mañana y la mañana del sábado. Y todavía se le puede sacar
más partido.
Tras cenar algo en la misma
estación de Port Authority, hemos cogido a las 20.10 el bus para el hotel. El
cansancio cada día es mayor, y nuestros pies están a punto de decir basta, pero
esperamos que aguante solo unas horas más. ¡Nadie dijo que patear por Nueva
York fuera fácil!
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