martes, 25 de septiembre de 2012

EEUU 2012 (14ª PARTE)


DÍA 14. 24 DE SEPTIEMBRE. NUEVA YORK

Hoy dejamos Orlando, así que hay que madrugar bastante, a las 6, para coger el vuelo hasta Nueva York. En veinte minutos desayunamos algo en la habitación y cogemos el coche rumbo al aeropuerto internacional de la ciudad para dejarlo allí con pena. Nos ha dado mucha libertad. Vamos hasta la zona de coches de alquiler, pero resulta que la compañía Sixt no aparece por ningún lado.
Al final, descubrimos que su sede está a un par de kilómetros del aeropuerto, pero no ahí mismo, la encontramos a la primera y nos quejamos, porque nadie nos avisó de ese, entre comillas, pequeño detalle. Nos dicen que no somos los primeros a los que les pasa, y en un par de minutos, tras comprobar que todo está bien, nos llevan en una furgoneta hasta la misma puerta donde hay que facturar las maletas.
La segunda sorpresa llega ahí, cuando nos cobran 50 dólares en la compañía United Airlines por facturar las dos maletas, se ve que no estaban incluidas, pero no lo sabíamos. ¡Qué se le va a hacer! Desayunamos un café de medio litro más negro que el tizón al que atiborramos de leche en mini tarros y azúcar, y nos vamos para la puerta de embarque después de pasar por un escáner corporal muy sofisticado, te hacen levantar las manos y estar ahí tres segundos quieto, además de descalzarte. Al menos hay wi-fi gratuito en la terminal.
Salimos puntualmente de Orlando a las 9.26 y para las 11.40, antes de lo previsto, ya hemos aterrizado. Después de estudiar las distintas maneras de llegar al hotel en Carlstatd (new jersey), decidimos, aunque nos saldrá más caro, coger un taxi por comodidad. Cuesta 51 dólares, pero con peajes y propinas, 60 (unos 48 euros). En tren y bus hubiera salido por unos 35 ó 40, pero vamos muy cargados, y encima hubiéramos tardado más de una hora.
Llegamos al hotel, Econo Lodge Meadowlands, cerca de donde se juega el US Open, y el hotel, aunque por fuera no dice nada, tiene habitaciones muy cómodas y grandes, incluida nevera, microondas, wi-fi, parking gratis y desayuno. No llega a 80 euros la noche, y en Manhattan por menos de 180 euros no encuentras nada decente. Además, te plantas en Times Square en 15 minutos cogiendo el bus al lado del hotel, por 4,25 dólares el viaje. Una opción económica, sin duda.
Llegamos a Manhattan, comemos en un italiano, y nos vamos a la calle 47 a recoger el NY Pass, una tarjeta que durante 7 días, por 140 euros, nos permitirá ver los sitios más emblemáticos de la ciudad, además de descuentos y otras cosas (todos los museos, edificios, cruceros por el río Hudson, tours…). Hoy ya hemos amortizado casi 70 dólares, ya que hemos subido al Empire State Building, que vale 25. Se sube al piso 80 y las vistas de toda la isla son espectaculares. Mucho peor es el sky ride, otra atracción que se coge en el mismo Empire y que simula, incluso mueven los asientos, un paseo aéreo por la ciudad. Vale 42 dólares, y sinceramente no merece la pena pagar ni diez. En ambos pasar por un escáner, aquí con el tema de la seguridad no se andan con bobadas.
En Nueva York vivimos lo que transmiten las películas, la gente va corriendo por la calle, con prisa, todo está lleno de gente, vendedores, chiringuitos y taxis amarillos, claro…, se respira otro ambiente distintos a Florida, pero nos gusta también tras la primera impresión. Eso sí, hace bastante más frío. Así que para cerrar el día nos vamos a visitar Times Square, y Broadway, mientras anochece. Es una pasada ver todos los letreros iluminados que hay por ahí, merece mucho la pena, sin duda, y dicen que es uno de los lugares más visitados del mundo.
Como estamos cansados, para las 8 cogemos el bus de vuelta, en el que todos vamos sentados, tras comprar algo en un supermercado para cenar en el hotel. En 14 minutos ya estamos en el destino, cenamos y enseguida nos iremos para la cama, que el día ha sido agotador. Aún nos quedan 5 días por aquí que queremos exprimir a tope, y para eso por la noche es necesario descansar. 

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