DÍA 11 . 21 DE SEPTIEMBRE.
ORLANDO
Siguiendo la rutina de los
últimos días, para las 7.30 de la mañana ya estamos en pie. Cansados porque
hemos dormido menos de siete horas y ya van muchas jornadas seguidas, pero hay
ganas de ver el último parque de Disney que nos queda por visitar, Hollywood
Studios. La verdad es que todos están muy bien, y quizá el más prescindible sea
el de Epcot.
En 15 minutos desde el hotel ya
estamos aparcando, pagamos la tasa correspondiente y en un trenecito llegamos
en otros 5 minutos a la entrada del parque, donde, como todos los días, nos
revisan las mochilas, para ver si llevas comida, básicamente. Son estrictos con
eso, igual que con el tabaco, solo dejan fumar en algunas áreas señaladas de
los parques.
Después de habernos estudiado un
poco las atracciones la noche anterior, tenemos claro en qué dos queremos
montarnos, y ninguna nos defrauda, al revés. La primera a la que vamos es
Hollywood Tower Hotel. Te montas en el ascensor de un viejo hotel que sufrió un
accidente en 1939 (está basado en una historia real), y te van subiendo y
bajando a gran velocidad. Merece mucho la pena.
Muy cerca está la montaña rusa de
Aerosmith, el grupo musical. Nos toca esperar más que nunca, 45 minutos, por
una pequeña avería, pero después de haberla probado no nos importa nada. Lo
mejor es el arranque, en 2,8 segundos pasas de 0 a 100 kilómetros por hora, y
te da la sensación de que vuelas. Luego además tiene unos giros espectaculares,
así que la metemos en el top-ten seguro de todo lo que hemos visto estos días.
Pero si algo de bueno tiene este
parque, además del sobresaliente en ambientación, son sus espectáculos de
Hollywood. Después de pasar por el simulador de Star Wars (no es para tanto),
vemos el espectáculo de Indiana Jones, buenísimo, igual que en las películas.
De hecho, recrean pasajes de algunas de la saga.
Y tras comer, vemos el musical de
La Bella y la Bestia, también logradísimo, merece la pena. Por curiosidad,
vamos también a la atracción donde se da a conocer la vida de Walt Disney y de
cómo acabó creando este imperio, interesante. Y para acabar con los
espectáculos, asistimos a uno que se llama Luces, coches y acción, o algo así,
donde durante más de media hora vemos cómo se ruedan las persecuciones en las
películas, un show imprescindible, lleno de acción.
Nuestra intención es ver el
espectáculo llamado Fantasmic, que es a las 8, pero a las 6.30 abren las
puertas, y solo caben los que caben. Está lloviendo, y como es al aire libre,
pasamos de esperar hora y media; al final acertamos, porque se ha suspendido,
como preveíamos. Además, en esa hora y media antes del cierre del parking nos
da tiempo de repetir en las mejores atracciones del día, la de Aerosmith y dos
veces más en la Tower Hotel, además seguidas, sin hacer cola. Y también
llegamos a ver la de Toy Story, muy divertida, ya que en parejas vas disparando
con pistolas a diversas dianas, como si fuera una feria, y al final te salen la
puntuación. Por cierto, he ganado jeje
La verdad es que, pese a la
molestia de la lluvia un día más, nos vamos con muy buen sabor de boca del
mundo Disney, totalmente recomendable para todos los públicos. Y, como aún es
pronto, decidimos ir a los outlets a por algo de calzado, que yo me he
terminado cargando las zapatillas y cada vez que llueve me pongo perdido.
Encontramos calzado a muy buen precio, así que vuelvo a picar. Y tras cenar en
un italiano que hay allí, toca irse a la cama.
Mañana no madrugaremos tanto, ya que vamos a un parque acuático, el
Blizzard Beach, también de Disney. A ver si el tiempo acompaña. Y la verdad es
que se agradece levantarse después de las 8, ya que nuestros pies llevan muchos
kilómetros encima y aun nos queda traca aquí y seis
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