viernes, 30 de septiembre de 2011

ARGENTINA 2011 (13ª PARTE)

DÍA 13. 29 DE SEPTIEMBRE. USHUAIA

Si os ha tocado alguna vez levantaros a las 2.30 de la madrugada, después de haber dormido apenas tres horas, sabréis que uno se levanta con el cuerpo y la cabeza tocados. Pues eso nos ha pasado esta mañana, ya que para las 3 estábamos haciendo el check-out en el hotel de Buenos Aires y agarrando un taxi hacia el aropuerto de vuelos domésticos, el Jorge Newberry. Justo nada más montarnos, como sardinas en lata, ha empezado a caer una tormenta impresionante que ha parado a los 20 minutos, justamente cuando llegábamos al aeropuerto (85 pesos la carrera).
Allá hemos facturado enseguida (nos han hecho abrir las mochilas, porque había regalos que por el escáner se veían extraños), hemos tomado un cafetillo, y rápidamente para el avión a intentar dormir. Nuestro vuelo era Buenos Aires-El Calafate, aunque haciendo escala en Ushuaia, el culo del mundo como le llaman, y donde nos hemos bajado. El vuelo ha sido un poco pesado, por el horario, y por la duración, casi cuatro horas. Después de mal dormir ya que las dimensiones de los aviones de LAN no son grandes, a las 9.00 nos hemos plantado en Ushuaia,la ciudad habitada más austral del mundo.
Íbamos bastante bien forrados con ropa de invierno, pero nada más salir del pequeño pero coqueto aeropuerto de Ushuaia, de madera y con tejado a dos aguas, hemos sentido el frío. Ya lo había anunciado el comandante del avión, aunque para él las condiciones metereologícas erán "óptimas", con 2 grados y el cielo cubierto. No quiero ni pensar qué temperatura se considera aquí mala.

Hemos cogido otro taxi al hotel, la Hostería Mirabeagle (44 euros la noche para dos), y nos ha cobrado 25 pesos (4,5 euros). La verdad que está muy bien, es un alojamiento de madera, con calefacción a tope y muy chulo, aunque algo alejado del pueblo. Hemos llegado, hemos dejado el equipaje y nos hemos ido andando hacia la pequeña ciudad, de apenas 60.000 habitantes. Las vistas son espectaculares, con el canal Beagle asomándose y los Andes nevados que rodean todo el pueblo.

Hemos empezado a andar con la idea de desayunar en Ushuaia, pero mientras andábamos por los caminos de tierra (sólo está aslfaltado el centro), se nos han ido uniendo perros que no llevaban correa. Al final íbamos con cinco que no hacían más que ladrar y jugar entre ellos, pero no nos daban mucha seguridad. Ha habido un momento que parecíamos los flautistas de Hamelín, asi que hemos parado un taxi y nos ha llevado a la céntrica Avenida San Martín, el corazón de Ushuaia, donde están las tiendas, restaurantes...

Tras tomar un desayuno americano (café, pan y huevos revuelto por 27 pesos, los precios no son más baratos que en España), hemos reservado para mañana una salida en barco al Canal Beagle con la empresa Las Tres Marias, con mucha tradición en esta excursión. La ofrecen muchas empresas, pero iremos en el barco sólo diez personas (en vez de 30 ó 40), e iremos a una isla a la que sólo pueden viajar ellos ya que el propietario es un famoso buzo que ha escrito varios libros con mucho prestigio. Nos ha costado 180, precio similar a otras empresas, con barra libre de café, mate, alfajores, licor... Veremos a ver.

De allí nos hemos vuelto en taxi al hotel a dejar todo en las habitaciones y abrigarnos más, y hemos salido a comer al pueblo. Hemos probado vieiras y centollas con desigual resultado en un restaurante que se llama Geo. De allá, casi a las 5, hemos marchado al Museo Marítimo y del Presidio de Ushuaia, fundado en 1902. La entrada para extranjeros vale 50 pesos, y entras a la antigua cárcel nacional, llena de anécdotas. Ves las celdas, alguna se mantienen como estaban, recortes de periódicos, piezas... También un museo naval. Está bien, pero quizá es un poco caro para lo que ofrecen. También había una rèplica del Faro del Fin del Mundo que detalló Julio Verne en una de sus novelas y que existió en una isla cercana a Ushuaia.

Unas dos horas hemos estado en los museos antes de volver al centro a cenar, ya que en esta ciudad, fuera de excursiones o esquiar, no hay mucho que hacer. Pero encontraremos cómo entretenernos. Para despedir la jornada hemos ido a cenar a un restaurante muy recomendado que se llama La Rueda. Es tenedor libre de ensaladas de todo tipo, pasta y carne, en especial el cordero patagónico, asado de forma especial, como se hace por el norte de Navarra, y que estaba buenísimo. Todo por 85 pesos, incluido postre, más la bebida. Nada más terminar, sobre las 22.30, hemos cogido otro taxi de vuelta al hotel. El taxista nos ha comentado que en los últimos años ya no nieva tanto en la ciudad por el cambio climático, y que pueden llegar a estar a 15 o 20 bajo cero en invierno. Pero aunque es verdad que hace mucho frío, es seco, sin humedad, y se aguanta bastante bien con varias capas de abrigo, ya que venimos todos bastante bien equipados avisados de las condiciones del clima que nos esperan en estos últimos doce días del viaje.

Por cierto que hoy por la tarde nos han comunicado que se suspende el último vuelo que teníamos previsto, entre El Calafate y San Carlos de Bariloche, para el día 6 de octubre debido a las cenizas del volcán chilsno. Así pues, volaremos de El Calafate a Esquel, una ciudad que está más al sur, a una tres horas en autobús. Una incomodidas más, pero se supone que Aerolíneas Argentinas luego nos llevará en bus hasta Bariloche, así que, dentro de lo que cabe, al menos podremos visitar esta zona tan valorada por sus paisajes pero que ha quedado tocada por la catástrofe del volcán a principios de julio.

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