sábado, 24 de septiembre de 2011

ARGENTINA 2011 (8ª PARTE)

DÍA 8. 24 DE SEPTIEMBRE. PUERTO IGUAZÚ

Para la jornada de hoy tenemos reservada la visita al lado argentino de las cataratas de Iguazú, donde se ven más de cerca, ya que el lado brasileño es para hacerte una idea panorámica de la extensión de esta maravilla. A las 8.00 ya estamos arriba y nos sorprende un día espléndido, con el sol apretando con fuerza de par de mañana. Tras desayunar copiosamente, salimos a las 9.30 desde el hotel rumbo a la estación de omnibus (autobús).

Allí compramos los billetes para ir al parque, 10 pesos la ida y otros diez la vuelta por persona cuesta en el bus llamado El Práctico. Aquí la inflación es enorme. Hace un año valía el billete 7, por lo que ha subido un 45%. La entrada al parque valía 75, y ahora 100 (un aumento del 33% en apenas un año).



En unos veinte minutos llegamos al parque, sabedores de que nos espera una larga caminata. En total recorremos cerca de 15 kilómetros hasta las 17.30 de la tarde. En primer lugar vamos hacia la Garganta dl Diablo, pero como hay mucha cola para coger en tren ecológico decidimos ir a pata 2,5 kilómetros. Después de un rato llegamos a la parada de la estación, de la que tenemos como 1.5 kilómetros de pasarelas para llegar al salto más increíble de Iguazú, con 70 metros de cascada. Cuesta llegar bastante, ya que la gente va despacio y son pasarelas angostas, pero cuando te plantas allí te das cuenta de que es algo único en el mundo, indescriptible.

El caudal de agua hace que apenas puedas hablar cn la persona que tienes al lado, y mires donde mires es espectacular. Pasamos como media hora haciendo fotos, pero el viento sopla tanto que hace que la bruma del agua merme las vistas.Aún así, es un lugar mágico que hay que ver al menos una vez en la vida.
A lo tonto nos dan las dos de la tarde, así que paramos a picar algo en un restaurante de fast-food del parque. Nos cuesta barato (unos 25 euros los cuatro), pero comemos bocatas y poco más. De pronto nos damos cuenta de que esta tarde. y de que hay que acelerar el ritmo porque apenas hemos visto algo. Así que decidimos ver primero el circuito superior, increíble, y después el inferior, donde en algunos puntos llegar a mojarte con el agua de laas cataratas. A la innata belleza del lugar hay que sumarle que asoma un arcoiris enorme, por lo que la panorámica quita el hipo y seguro que nunca se nos va de nuestras retinas.

Acabamos de recorrer las pasarelas, y después de ver un buen grupo de coatíes, cogemos el bus de vuelta al hotel. Toamamos algo y salimos a cenar por el pueblo. Nos ha recomendado mucha gente ir a la Parrilla Pizzería Color, ya que tienn de todo y de calidad. Para variar pedimos un bifé de chorizo, una pizza y una parrillada de pescado fresco de los cercanos ríos Paraná e Iguazú. Entre otras delicías nos sacan pacú y surubí, dos peces tipicos de aquí y que tienen un sabor exquitisito. Nos ponemos las botas, pagamos 79 euros con postres, y como el propietarios nos da un vale para tomar una caipirinha en un local cercano vsmos para allá.

Se agradece el detalle, aunque la caipirinha está un poco fuerte. También nos habían regalado la entrada a una discoteca de la ciudad (aquí se llaman boliches), pero, pensando con la cabeza, decidimos irnos para el hotel, ya que mañana a las 8 hay que salir para el aeropuerto para desplazarnos a Buenos Aires. Son las once, pero ya estamos muertos.

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