jueves, 6 de octubre de 2011

ARGENTINA 2011 (19ª PARTE)

DÍA 19. 5 DE OCTUBRE. EL CALAFATE

Para no perder la costumbre, el despertador suena muy pronto, aunque ninguno de los dos lo hemos oído y ha tenido que ser Lan quien nos despierte. Empezamos a acusar ya el cansancio de tanto madrugón y tanto viaje, sin apenas descanso, y las pocas horas de sueño. Nuestra intención era partir hacia El Chaltén a las 8.00 de la mañana después de haber desayunado, pero necesitamos coger los billetes de bus de Bariloche a Mendoza con urgencia y no hay forma de hacerlo por Internet. Al final lo logramos, pero perdemos 45 minutos preciosos para andar por la montaña.
Antes de las 9.00 nos montamos en nuestro coche de alquiler que conduce Lan y en dos horas nos plantamos en el pequeño pueblo de El Chaltén, de 600 habitantes. Son 220 kilómetros de camino por rectas increíblemente largas y aburridas, rodeando dos largos enormes, pero con un paisaje típicamente patagónico, desolador, sin un árbol, y sólo arena y arbustos de pequeño tamaño. Conducir por aquí es un auténtico coñazo, además de que no pasa ni un coche. Vamos un rato por la famosa Ruta 40, que atraviesa todo el país de norte a sur.
Al llegar a El Chaltén, una de las capitales mundiales del trekking, paramos para conocer el estado de las sendas en el puesto de los guardas, y allí nos explican que el último tramo del trekking que queremos hacer, La laguna de los tres, está cerrado por peligro ya que ha nevado mucho. Así pues, nos lanzamos a la aventura, son 10,4 kilómetros de ida y vuelta. El inicio, los primeros veinte minutos, son durillos, con mucha pendiente, aunque el trazado está muy trillado. Después es muy ameno el camino, atravesando arroyos, un par de campamentos con tiendas (uno con llamas atadas a un árbol), y la impresionante panorámica de los montes andinos de frente llenos de nieve. Cuando las nubes quieren hay una espectacular vista del más famoso, el Fitz Roy, y es que hemos tenido mucha suerte con el tiempo, ya que de vez en cuando brilla el sol.
El trekking está previsto hacerlo en los mapas en más de seis horas, pero en cinco acabamos (incluida la comida), y cogemos el coche de vuelta a El Calafate, otras dos horas de trayecto. Antes de devolver el vehículo nos pasamos por el Glaciarium, un museo del que hemos oído hablar, que está a ocho kilómetros del pueblo en dirección al Perito Moreno, y donde hay información muy curiosa sobre los glaciares. Como son más de las 7 y cierran a las ocho, la chica de recepción nos dice que no merece la pena porque son dos horas de visita. Pero, eso sí, nos comenta que hay un bar todo hecho de hielo que podemos visitar. Nos hemos mirado los cuatro, como diciendo, es que veníamos a eso.
Tras apoquinar 70 pesos por barba, y ponernos unas capas con gorro y unos guantes, hemos entrado al bar de hielo, que se mantiene a cinco grados bajo cero. Entrábamos en grupos de unas diez personas, y cuando entras alucinas. La música es la de un bar normal, pero la barra, el suelo, las paredes, las mesas, las sillas y hasta los vasos están hecho de hielo de glaciar. Impresionante. Además hay barra libre, así que nos tomamos unos cuantos fernet con coca cola mientras nos echamos unas risas. En teoría sólo te dejan estar veinte mnutos por el tema del frío, pero hemos estado como 50, y porque teníamos prisa para devolver el coche del alquiler.
Eso es justo lo que hemos hecho nada más salir del Glaciarum. Entregamos el vehículo, subimos al hotel a cambarnos, y nos vamos a cenar. Si el otro día estuvimos en La Lechuza Pizza, hoy hemos ido a uno de los mismos dueños, La Lechuza Restaurant. Pero nada que ver, ni en atención ni en servicio ni nada. La comida estaba muy buena (rissotto, salmón...), pero han tardado como 50 minutos en sacar los platos, una eternidad, y más con lo cansados que estábamos. De allí nos hemos ido al hotel, donde podremos descansar a gusto, ya que mañana no madrugamos. Hasta las nueve todos en la cama.

No hay comentarios: