martes, 4 de octubre de 2011

ARGENTINA 2011 (17ª PARTE)

DÍA 17. 3 DE OCTUBRE. EL CALAFATE

Hoy es un día que se podía llamar de transición, ya que no tenemos ninguna salida o excursión prevista, sólo el traslado en avión a El Calafate, un poco más al norte. Son 985 kilómetros desde Ushuaia, pero salimos temprano, así que para las 6.45 nos levantamos, desayunamos y nos vamos en taxi hasta el aeropuerto Malvinas Argentinas de la ciudad más austral del mundo para facturar las maletas en apenas cinco minutos.

Nos cobran 28 pesos de tasa de salida, embarcamos, y puntualmente llegamos a El Calafate a las 10.30 horas después de hora y cuarto de vuelo. La verdad es que nuestra experiencia con la compañía LAN no ha podido ser mejor, puntualidad total en los tres aviones que hemos cogido y en todos, a pesar de que eran trayectos más o menos cortos, nos han dado algo para picar y beber, que siempre se agradece para paliar la rutina.

El nuevo aeropuerto de el Calafate está a 23 kilómetros de la ciudad. Preguntamos precio y nos sale mejor coger un remís para los cuatro (100 pesos), que el ticket del bus (33 pesos por persona). La carretera está muy poco transitada, así que llegamos pronto, ya que el taxista, que nos va ofreciendo excursiones, va a 120-130 kilómetros por hora. Es curioso que para llegar al hotel se pasa por la pista el antiguo aeropuerto, convertida en calle en este pequeño pueblo de 25.000 personas que sólo vive del turismo.

Nos despedimos del taxista, que nos ofrece un descuento el 30% si vamos con él al aeropuerto el último día, y nos plantamos en la Hostería Posta Sur (38 euros noche habitación doble con desayuno). Al igual que las hosterías de Ushuaia, es como una casa rural, en este caso muy grande, ya que tiene un montón de habitaciones.
Nos vamos a conocer el pueblo, a cinco minutos andando del hotel, y preguntamos precios para alquilar coches y hacer excursiones, a ver qué nos sale mejor. Cambiamos dinero, comemos en La Lechuza Pizza unas hamburguesas gigantes y nos pesa tanto la tripa que echamos una siesta, de las pocas del viaje.

Para las cinco salimos de nuevo del hotel rumbo al pueblo, y tomamos la solución intermedia. Contratamos la excursión al Perito Moreno para mañana y para el miércoles un coche, un volkswagen Gol (como el Golf de allá pero adaptado). La excursión al glaciar sale por 540 pesos por barba (casi 100 euros), pero son diez horas. Vas en barco, ves el Perito Moreno desde las pasarelas y haces un trekking de un par de horas con crampones por encima del glaciar. Había otra opción, el llamado Big Ice. Vale 800 pesos y son cuatro horas de trekking. No había plazas, así que las dudas de cuál hacer se esfuman.En este caso las excursiones también han subido mucho desde el año pasado, igual que la entrada al parque, que no va incluida y son 100 pesos más. Vamos, que aquí no pierden ni en lejía.
Tras preguntar precios en  varias agencias de viajes, cogemos el más barato para ir el miércoles a El Chaltén, una de las capitales mundiales del trekking al abrigo del mítico monte Fritz Roy. Está a 220 kilómetros de aquí, y nos cuesta alquilar el auto, con 500 kilómetros, 450 pesos, mejor que el bus y con el añadido de que podemos ir y venir cuando nos plazca.

De allí vamos a un supermercado a comprar víveres para mañana, ya que durante el trekking no hay ningún sitio donde comer,vamos a llevar todo al hotel y los chicos nos vamos media hora a correr por la ciudad, a pesar de que hace un frío que pela, unos 4 grados. Nos duchamos y nos vamos a cenar al restaurante Vere Cruz, terminando con unos licores de dulce de leche y Calafate, un fruto parecido al arañón que da nombre a este pequeño y turístico pueblo en el que no hay demasiado que hacer. Sólo sirve de campamento base para hacer las excursiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cómo vivis cabrones!!un abrazo a todos!
Richard