domingo, 12 de septiembre de 2010

ASIA 2010 (22º PARTE)

DÍA 22. 12 DE SEPTIEMBRE. CHIANG MAI (TAILANDIA)

Aunque sabíamos que este momento llegaría, y no queríamos pensar en él, ha llegado la hora de hacer las maletas de forma definitiva para volver a casa. Hoy, a las 20.00 horas, cogemos el avión desde Chiang Mai hasta Bangkok, una horita de vuelo, y pasadas las doce de la noche cogeremos el que nos llevará a Madrid, adonde llegamos mañana a las 12 del mediodía después de una corta escala de dos horas en Copenhague, como en la ida.


Aunque ha sido el último día (bueno, en realidad es mañana), lo hemos disfrutado a lo grande, como merece toda despedida. Hoy hemos alargado un poco más el sueño, aunque la intranquilidad de tener quee hacer el equipaje (llevamos como 15 kilos más que en la ida) nos ha hecho levantarnos antes de lo previsto, para las 8 de la mañana. Para las 9.00 ya estábamos duchados, cambiados y con todo preparado, y antes de las diez ya nos dirigíamos a nuestra penúltima excursión del viaje, el Tiger Kingdom (reino de los tigres). Después de negociar cion tuk-tuk y taxis, hemos terminado contratando una furgoneta para cuatro horas por 300 baths. El plan era ir al Tiger Kingdom y después el templo más famoso de la zona, el Doi Suthep.

En media hora estábamos en el espectáculo de tigres, donde hemos compartido diez minutos con varios cachorros y  unos veinte con tigres adultos de unos 150 kilos. Lo bueno de aquí es que puedes fotografiarte con ellos, tocarles, tumbarte encima... es una pasada,  nunca nos hubiéramos imaginado poder abrazar a un tigre. De todas formas, hay que reconocer que da muchísima impresión entrar en su espacio con cuatro tigres, que aunque parecen mansos, no dejan de ser animales feroces con unos dientes enormes y unas patas gigantes. Al principio daba cosa, pero enseguida te hacías a ellos y ha sido una gozada. Para MJ; puede que lo mejor de todo el viaje, está alucinada.


De allí, tras otra media hora de camino, hemos llegado al templo de Doi Suthep, donde dicen que descansa una reliquia de Buda. Es diferente al resto, ya que hay campanas y gongs por todos los sitios. Para subir hay un funicular, pero hemos preferido ascender los casi 300 escalones que hay para admirar toda la decoración, que es una pasada. Desde lo alto, la subida al templo es larga y llena de curvas, había unas muy buenas vistas de Chiang Mai, y arriba había un montón de monjes rezando oraciones.


A la bajada, nos hemos ido a comer, como despedida, al restaurante Casa Antonio, que nunca falla con sus menús, y antes de ir al hotel a recoger todo el equipaje (se han portado de maravilla guardándonoslo gratis casi ocho horas) hemos tenido tiempo de ver el Sunday Walking Street, un mercado interminable con todo tipo de productos y que tiene mucha fama en el norte. En más de una hora hemos sido incapaces de recorrerlo, es tremendo y, por cierto, no se puede fumar, aunque es al aire libre. Los precios, hay de todo: cosas regaladas y otras más caras que en el Night Bazar. 
Para las 6.30 ya estábamos en el aeropuerto esperando a volver a casa después de diez minutos de carrera de taxi. Como nos esperábamos, hemos tenido que pagar exceso de equipaje, nos pasábamos en tres kilos y han sido seis euros. Como siempre, lo peor de estos viajes son los vuelos de vuelta, pero es una peaje que estamos dispuestos a asumir las veces que haga falta. En hora y diez estábamos en Bangkok, en cuyo aeropuerto hemos cenado. Y a las 00.25 de la noche cogíamos el avión hacia Copenhague, con once horas por delante.

No hay comentarios: