sábado, 4 de septiembre de 2010

ASIA 2010 (14ª PARTE)

DÍA 14. 4 DE SEPTIEMBRE. SINGAPUR

Hoy no hemos madrugado mucho, a las 9.30, con intención de hacer alguna de las mucha actividades que aquí se ofrecen, desde safaris, a zoo, mini crucero o subir a la Flyer, la famosa noria que es visible desde muchos sitios de la ciudad. Tras desayunar en un Seven Eleven (qué bien vienen de vez en cuando), nos hemos ido pateando hacia el centro de la ciudad. Hemos bordeado una de las lagunas que hay y, al final, hemos llegado a la zona de la Marina, donde está la noria. Tras dudar un poco, hemos decidido subirnos, y la verdad es que merece la pena (dura media hora la visita y cuesta unos 18 euros por persona).


Las vistas son espectaculares y dentro de las 28 cabinas que hay (son como una habitación cerrada con todo cristaleras) se puede cenar, incluso. Para que os hagáis una idea, no es una noria convencional, sino que tarda los 30 minutos en dar una vuelta, todo muy despacio y te permite divisar gran parte de Singapur mientras con un aparato portátil te van contando la historia, eso sí, como mucho en inglés.


A la vez que hemos comprado los tickets de la noria en el mismo recinto donde te montas, hemos comprado otros por 12 euros que te permiten coger los famoso turibuses (aquí no sé cómo se llaman) que te permiten ver casi todas las cosas más turísticas desde el autocar pudiendo bajarte en las diferentes paradas establecidas e ir cogiendo esos mismos autobuses cada media hora hasta las 9 de la noche. Así, hemos visto, además de muchas cosas que visitamos ayer, Chinatown, Little India, los Jardines Botánicos, el hotel más alto de la ciudad, etc. Primero hemos dado la vuelta corta, de 45 minutos, y luego, después de comer, la larga, de una hora, aunque hay muchas opciones, incluso para ir para el agua.

Más tarde, por curiosidad, hemos querido ver desde el abajo el súper hotel del barco y hemos entrado en el centro comercial gigante que hay justo enfrente, con únicamente tiendas de primerísimas marcas e incluso con un pequeño lago artificial dentro en el que puedes moverte con barca y un gran casino. Además, estaban promocionando el Gran Premio de Fórmula 1, regalaban postales y había un simulador montado dentro del coche de Williams. Al que consiguiera el mejor tiempo, le regalaban dos entradas para ver la carrera, todo gratis.


Después hemos tomado un refresco, ya que aunque no hay sol por aquí, el calor y la humedad te hacen romper de sudor enseguida y acabas extasiado, es una pasada. Para las 20.00 horas, después de regresar a ver la bahía y comprobar que aquí todos los edificios se hacen a lo grande, ya estábamos en el hotel. Ha merecido la pena la escapada a Singapur, donde siguen construyendo moles de cemento con divertidos y curiosos diseños, como un campo de fútbol construido sobre la laguna, justo enfrente del hotel del barco en la azotea, algo increíble y que denota que aquí se maneja muchísima pasta. También hay que tener en cuenta que hasta hace una semana se han celebrado aquí, durante agosto, los Juegos Olímpicos de la Juventud, y eso habrá ayudado a invertir en infraestructuras.

Como curiosidades, hemos descubierto cómo les llaman por aquí a los churros, donuts españoles, y también que nuestro hotel está en un barrio que, como diría el amigo Pérez, está lleno de mujeres que fuman puros y te tratan de usted. Como no se puede fumar el todo el recinto, me he bajado solo a la calle a fumar un cigarro y nada más andar 20 ó 30 metros, un tió ya me ha dicho, en inglés, a ver si quería "disfrutar de sexo" con dos chinas minifalderas que andaban por ahí. Por cierto, la población china de aquí es la más maleducada con diferencia de toda la ciudad. En casi todos los sitios la gente es muy atenta, aquí son para echarles de comer a parte. Algún defecto tenía que tener la ciudad.

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