viernes, 8 de abril de 2011

VENECIA 2011 (1ª PARTE)

DÍA 1. 1 DE ABRIL. VENECIA (ITALIA)

A las 6 de la mañana suena el despertador. ¡Qué distinto es madrugar para irse de viaje que para trabajar! A los dos minutos ya estamos desayunando y enseguida nos vestimos, que vienen a recogernos mi hermano y mis padres para ir a la estación de autobuses de Logroño. Nos vamos los 4 a Venecia para tres días, y mi hermano se vuelve a casa con el coche.

A los diez minutos ya estamos en el bus, que por 22 euros nos lleva hasta el mismísimo aeropuerto de Barajas, a la T4. El autobús es una buena opción para ir al aeropuerto, es cómodo, tiene wi-fi y en 3 horas y media estás en Barajas. Lo único que esta vez volamos con Easyjet y tenemos que desplazarnos hasta la T1.

Con bastante puntualidad nos montamos en el avión y a las 2 horas y diez aterrizamos en el aeropuerto Marco Polo de Venecia. No tenemos suerte porque hay huelga de transporte, pero podemos pillar un autobús hasta la estación de tren de Mestre, población que linda con Venecia, aunque en la península, y donde nos alojamos. Cogemos un taxi por 13 euros hasta el hotel, Villa Crispi, un hospedaje tipo villa con apenas seis habitaciones y muy tranquilo.


Como son casi las seis de la tarde, decidimos darnos prisa para aprovechar lo que queda del día viendo Venecia. Aunque es nuestra tercera estancia allí, es la primera para mis padres, a los que les regalamos el viaje como obsequio navideño. Como vamos a estar dos días más en la ciudad, compramos la tarjeta de abono de 48 horas por 28 euros, que incluye todos los transportes: bus a Venecia, al aeropuerto, los vaporetos (barcos que se mueven por la ciudad y las islas...).

Aunque pronto se hará de noche, nos da tiempo de comernos un sabroso helado italiano, callejear un poco y ver el puente de Rialto, la plaza de San Marcos, el puente de Los Suspiros o el Gran Canal. Cenamos a cinco minutos de San Marcos, en el barrio del Arsenal, típica comida italiana: pizza y calzone... De regreso, sobre las once de la noche, volvemos andando hasta la piazzale Roma, donde paran los autobuses que llegan  a Venecia. En media hora llegamos al hotel, eso sí, reventados por un largo y emocionante día de viaje.

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