viernes, 8 de abril de 2011

VENECIA 2011 (2ª PARTE)

DÍA 2. 2 DE ABRIL. VENECIA (ITALIA)

A las 8 de la mañana, aunque es sábado, ya estamos despiertos después de haber dormido de maravilla, a pierna suelta. Desayunamos en el propio hotel un café, bollería, zumo, algo de pan... Enseguida volvemos a poner rumbo a Venecia, unos 15 minutos en autobús desde Mestre. Por suerte, tenemos la parada a 150 metros del hotel.

De vuelta a Venecia cogemos un vaporetto debajo del puente de Calatrava que nos da toda la vuelta alrededor de la isla, por el puerto, y nos deja muy cerca de la plaza de San Marcos. Vemos la iglesia por dentro, increíbles los techos dorados que iluminan a las 11.30 todos los días salvo los domingos, y luego subimos al campanile, la torre naranja que está al lado y que tiene un altura de 95 metros. Vale 8 euros la entrada, pero merece la pena por las increíbles vistas que hay de Venecia y de las islas cercanas. Hay que hacer unos 20 minutos de cola y luego subir 10 pisos en ascensor.

Ya abajo vemos un rato el trajín de góndolas y el Palacio Ducal, y cogemos un vaporetto rumbo a Murano, la isla de la que es típica el famoso cristal. La isla es como una prolongación de Venecia y en todas las tiendas hay obras de arte hechas con cristal, claro que como toda obra de arte tienen un precio desorbitado... pero merece la pena ver lo que son capaces de hacer, increíble. Ahí va un ejemplo.



Decidimos comer también en Murano al lado de la parada de vaporetto, muy bien la verdad, y de ahí cogemos otro barco hacia la isla de Burano. Lo más llamativo son las casas de colorines que hay en todas las direcciones y su reflejo en el agua. Parece un lugar de cuento, muy tranquilo y con canales que también atraviesan la isla. En una hora, o poco más, la recorrer prácticamente entera, así que volvemos para Venecia que se está echando la tarde y hay que coger un par de barcos, unos 45 minutos de viaje hasta la ciudad de los canales.

El atardecer es muy bonito en Venecia, aunque lo mejor sin duda es perderse por calles que no tienen salida y ver cómo juega la luz en el agua, con sus reflejos. Hacemos alguna compra (lo de las máscaras es un mundo, las hay desde 10 euros las malas a 200 o 300 euros las hechas con papel maché), nos comemos otro helado (qué buenos son) y cenamos cerca de Rialto en un restaurante con varios menús: carne, pescado, menú turístico...


Tras hacer alguna foto cogemos otro vaporetto para ir para casa a través del Gran Canal. Ha sido otro día de no parar, aunque lo hemos disfrutado mucho, sobre todo mis padres.

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