DIA 6. 29 DE AGOSTO. UTRECHT
Hoy de nuevo nos movemos, esta vez hacia Utrecht. De Roterdam está bastante cerca en tren, menos de media hora y un precio de 10 euros por barba. Desayunamos muy bien en el hotel y enseguida llegamos a la espectacular estación de Roterdam, muy moderna, como todo, ya que en esta ciudad gran parte de su historia y sus edificios fueron destrozados con los bombardeos de la Segunda Guerra Mundia. La verdad que debió de ser asolada, y hoy todo es casi nuevo.
Muy pronto llegamos a Utrecht, más pequeños, y mucho más bonito. La verdad es que no hay muchas cosas que ver salvo la catedral y poco más, pero callejeando por sus calles parece que vuelves atrás en el tiempo. Todo es tipo medieval, tiene unos canales pintorescos y merece mucho la pena, la verdad.
En tres horas hemos recorrido la ciudad, así que vamos a la estación, sacamos el equiaje de la consigna, y vamos otra vez a Amsterdam, pero esta vez a otro hotel, el espectacular Gran Tulip. Está a medio camino de la estación central y el aeropuerto, lo que nos viene bien para coger el avión al día siguiente. El hotel es 4 estrellas, pero podía ser 5, con todo detalle, y el precio no llega a 70 euros. Eso sí, no incluye desayuno.
Tras instalarnos, y aunque en principio no lo teníamos previsto, cogemos el tranvía hacia Amsterdam. Damos un paseo, cenamos algo y volvemos pronto al hotel, que al día siguiente cogemos el vuelo de vuelta y para las 10 tenemos que estar en el aeopuerto.
Hoy de nuevo nos movemos, esta vez hacia Utrecht. De Roterdam está bastante cerca en tren, menos de media hora y un precio de 10 euros por barba. Desayunamos muy bien en el hotel y enseguida llegamos a la espectacular estación de Roterdam, muy moderna, como todo, ya que en esta ciudad gran parte de su historia y sus edificios fueron destrozados con los bombardeos de la Segunda Guerra Mundia. La verdad que debió de ser asolada, y hoy todo es casi nuevo.
Muy pronto llegamos a Utrecht, más pequeños, y mucho más bonito. La verdad es que no hay muchas cosas que ver salvo la catedral y poco más, pero callejeando por sus calles parece que vuelves atrás en el tiempo. Todo es tipo medieval, tiene unos canales pintorescos y merece mucho la pena, la verdad.
En tres horas hemos recorrido la ciudad, así que vamos a la estación, sacamos el equiaje de la consigna, y vamos otra vez a Amsterdam, pero esta vez a otro hotel, el espectacular Gran Tulip. Está a medio camino de la estación central y el aeropuerto, lo que nos viene bien para coger el avión al día siguiente. El hotel es 4 estrellas, pero podía ser 5, con todo detalle, y el precio no llega a 70 euros. Eso sí, no incluye desayuno.
Tras instalarnos, y aunque en principio no lo teníamos previsto, cogemos el tranvía hacia Amsterdam. Damos un paseo, cenamos algo y volvemos pronto al hotel, que al día siguiente cogemos el vuelo de vuelta y para las 10 tenemos que estar en el aeopuerto.
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